(Ilustración: Mónica Gonzáles).
(Ilustración: Mónica Gonzáles).
Mario Ghibellini

En el Perú, como en tantos otros lugares, los políticos son perezosos. No imaginan un mundo mejor y luego tratan de persuadir a la ciudadanía de ir tras ese sueño, sino que procuran adivinar qué es lo que esta ya tiene en alta estima y, acto seguido, se atropellan por convertirse en los campeones de esa causa. No importa lo contradictorios que la nueva cruzada los haga lucir con su conducta de antes de ayer, no importa si la razón de tales aspavientos poco o nada tiene que ver con la tarea de gobierno… Importa solo extraerle un poquito de popularidad a la circunstancia que tiene encandiladas a las confundidas gentes de nuestro país y sobrevivir gracias a ello un día más en el poder o en sus suburbios. Por eso resultan todos hinchas de la selección cuando gana, y por eso también se han puesto en estos días más papistas que el .

¡El Papa es Avenger!

En honor a la verdad, en esta pequeña columna encontramos cargante la forzada atmósfera de beatitud que se apoderó de la escena pública desde unas semanas antes de la llegada del ‘santo padre’ a estas tierras de la mototaxi y el indulto, y que en estos días conoce manifestaciones de paroxismo. Nadie ignora los asuntos mundanos que han enturbiado desde tiempos remotos, y continúan enturbiando aún hoy, las prédicas espirituales del Vaticano. Y, sin embargo, ahí están nuestros gobernantes y los aspirantes a sucederlos, como cogidos de las manos y envueltos en albos ropajes, balanceándose ligeramente de un lado para el otro y modulando alguna versión del “Ya viene Francisco” que se acomode a sus necesidades de la hora presente.

Si alguna vez el Papa fue charapa, no les extrañe que en esta ocasión termine siendo ‘avenger’.

¿De dónde creen que brotó la inspiración luminosa de llamar ‘de la reconciliación’ al gabinete de remiendo que nos presentaron hace poco? ¿Qué se les ocurre que puede haber motivado recientemente a a decirle ‘de corazón’ a su hermana que “ya es hora de bajar el ruido político, la confrontación […] para que el Perú pueda salir adelante”?. Y aunque estas líneas se escriben cuando el Papa ha dado apenas unos pasos sobre la alfombra roja desplegada especialmente para él en el Grupo Aéreo N°8, estamos seguros de que en los próximos días desde Nadine hasta Keiko, pasando por alguna repentina ‘donna angelicata’ de la izquierda local, descubrirán en su alma una voz que les dice que el mensaje del ‘sumo pontífice’ coincide exactamente con lo que ellas siempre han sostenido sobre la inclusión, la vacancia, o la necesidad de una nueva constitución.

Contorsiones, en fin, por hacer calzar sus particulares monsergas en el sermón general de quien provoca exaltación, cánticos y tumulto entre quienes tarde o temprano tendrán que acudir a las urnas o por lo menos responder alguna encuesta. Y si alguien se atreve a distinguir más bien alguna contradicción entre un discurso y el otro, o entre la prédica virtuosa y el proceder avieso de los involucrados en el esfuerzo de parecer sintonizados con el rumor de las esferas celestiales, es probable que ellos respondan, tan panchos, que los caminos del señor son misteriosos.

Esta columna fue publicada el 20 de enero del 2018 en la edición impresa de la revista Somos.