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Mirave
Zenaida Condori

El sonido de los helicópteros, las casas derribadas, los autos destruidos y hombres llenos de barro parecen describir una zona en conflicto bélico. Las carpas instaladas en la parte más alta, donde se alojan temporalmente niños, mujeres, adultos mayores y militares, son una suerte de campo de refugiados.

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Sin embargo, esta descripción no corresponde a una aldea en guerra, sino a un lugar que fue devastado por un huaico ocurrido el pasado viernes por la tarde.

Se trata de Mirave, un pueblo destruido donde 360 familias quedaron damnificadas.

En esta localidad ahora fantasmal, ubicada a cien kilómetros de la ciudad de Tacna, hace 198 años se libró el Combate de Mirave, durante la Guerra de la Independencia; y en 1883 la Batalla de Mirave, en la resistencia contra los chilenos.

—Milagros—

Los esposos Belisario Mamani, de 87 años, y Emilia Coronado, de 85, se encuentran en el refugio, mientras sus nietos recuperan lo poco que quedó de su vivienda y buscan comida para sus 13 vacas, que por suerte se salvaron del huaico.

Pero en Mirave no hay alimentos para las personas y mucho menos para el ganado. Tampoco hay agua ni luz. El huaico se lo llevó todo.

Quien también lo perdió todo es Francisco Ticona. Él compró hace cuatro años una casa por S/40.000, frente a la plaza principal, para poner un negocio. Tenía una tienda, un restaurante y un pequeño bar donde trabajaba con su familia. Nada le quedó. El jueves último se fue a Tacna de compras. Cuando regresó, al día siguiente del desastre, solo encontró llanto y dolor en sus hijos. Francisco está endeudado y no sabe qué hacer.

El único quiosco que funciona en Mirave es el de la señora Janet Quispe, quien antes trabajaba en la chacra, pero desde hace 10 años prefiere dedicarse al negocio.

“Cuando llegó el huaico, yo me estaba bañando. Por los gritos de la gente, subí a mi techo y vi cómo venía el barro desde el estadio. Estaba frente de mí y luego la casa se movía por los golpes de las piedras. Me tapé los ojos y comencé a orar. Ahí me quedé llorando casi una hora hasta que pasó el huaico y luego subí al cerro”, contó.

Rufina Gutiérrez en una mujer de 65 años que también se salvó de milagro. Mientras saca el barro de su casa junto a su hijo mayor, cuenta que el día del huaico su hijo le grita de la otra calle para escapar y por su lentitud no pudo correr.

“Tenía tanto miedo, la gente corría de un lado para otro y mis pies no se movían. Me quedé paradita detrás de mi cuarto de material noble, temblando. Mi sala que era de abobe lo tumbó. Mi hijo me decía mamá, mamá desde el cerro. No sé cuánto tiempo pasó. No sé”, contó mientras se secaba sus lágrimas con sus manos sucias de barro.
Héroe.

Si hay un héroe en Mirave, ese quizás es Joseph Gómez de 25 años. Cuando se percató que huaico inundaba el Estadio del pueblo no solo dio aviso a sus vecinos, empezó a cargar a los ancianos y a los niños a su casa para refugiarlos, porque creía que el huaico solo pasaría por las calles. Al menos 15 personas pudieron juntar.

“Subí al cerrito para ver, los carros volaban, los postes se tumbaban y las casas se caian como si fueran de cartón. Regresé a mi casa y los ayudé a subir al cerro empinado. Las señoras trepaban como gatos. El barro ingresó a la casa. La cama donde estaban los cinco niños, entre ellos mis dos hijos, ya estaba flotando sobre el lodo. Los agarre como sea. A la más pequeña la saqué del lodo. Fueron momentos de mucha desesperación”, cuenta Joseph, mientras recupera sus muebles.

—Familia—

El parquecito de juegos para los niños también quedó inservible. Josep (8) y Nataly de (7), veían con tristeza uno de sus lugares favoritos del pueblo. La destrucción de esta infraestructura fue la salvación para la familia de Juana Mamani de Sosa, que su casa se ubica detrás del parque.

“A nosotros nos agarró el huaico en la puerta de nuestra casa. Estaba, con mis dos hijos, nieto de siete meses. Nos abrazamos los cuatro, mi hija lloraba por su bebe. El parque retuvo las piedras y las cosas que se traía el huaico de otras casas, por nuestros pies solo pasaban agua y lodo. Gracias a Dios nos salvamos”, contó a El Comercio.

Quien también se salvó de milagro es Yumer Catacora Ninaraqui (19), quién permaneció desparecido por tres días. Fue hallado a 15 minutos de Mirave, en el Fundo de la familia Bahamondez, en la zona de Aconchay. Los propietarios del fundo trasladaron al sobreviviente hasta la zona de refugio, recibió primeros auxilios y luego fue evacuado en helicóptero hasta la ciudad de Tacna.

El director regional de Salud de Tacna, Juan Cánepa Yzaga, informó que el joven sufría deshidratación moderada y lesiones por escoriaciones en el rostro. Fue sometido a los exámenes radiológicos y ecográficos y no encontraron fracturas. Su evolución es estable.

Una hora después, cerca de la zona, se halló el cuerpo de un adulto. Se trataría del padre de Yumer, Mariano Catacora, de 60 años. Con él, son dos los fallecidos.

DATOS

En Mirave, no hay alimentos para las personas ni para el ganado. Tampoco hay agua ni luz. El huaico se lo llevó todo.

El alcalde provincial de Castilla, Raúl Cáceres, anunció que se construirá un sistema de amortiguamiento en la zona de los cerros de Aplao para evitar el avance de un eventual huaico, como el registrado el jueves último.

El consejo ejecutivo del Poder Judicial declaró en emergencia la sede central de la Corte Superior de Justicia de Moquegua, ubicada en la provincia de Mariscal Nieto, tras caída del huaico.

El BAP Pisco, buque de la Marina de Guerra del Perú, zarpó la tarde de este lunes desde el Callao. Lleva 500 toneladas de ayuda para Moquegua, Tacna y Arequipa.en el sur.

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