Vicente Romero
Jaime de Althaus

En esta entrevista, el titular del sector Interior, , habla de los programas para combatir la inseguridad ciudadana que viene implementando su despacho, así como de la necesidad de una renovación de cuadros policiales.

— Viendo las estadísticas del INEI, hay más vigilancia en los barrios, lo que es un logro, pero eso no se refleja en una mejora apreciable en los indicadores de victimización...
Hemos mejorado, efectivamente, la vigilancia de patrulleros y serenazgos en 9,7% en un año. Y el porcentaje de quienes han sido víctimas de algún hecho delictivo ha bajado 2 puntos, de 29,8% a 27,8%.

— Eso dice el promedio, pero mirando el desagregado no hay casi ninguna reducción, de modo que yo creo que el INEI se ha equivocado en ese promedio. La reducción general debe ser mucho menor a 2 puntos.
Fíjese usted, lo que es robo de dinero, cartera y celular, el delito menor en la vía pública, de julio a diciembre del 2016 estaba en 13,9%, y de julio a diciembre del 2017 bajó a 12,8%. Es decir, bajó 1,1% nada más… Vamos a asumir entonces lo que usted dice, pero yo chequeo todos los días las cifras, y veo que hay una ligera mejora todos los días…

— ¿Pero por qué es que los indicadores de victimización mejoran muy poco si hay mucho más patrullaje, si está en marcha Barrio Seguro? ¿Qué es lo que está fallando?
De pronto nosotros hemos atacado más lo que era crimen organizado, y con una estrategia que funcionó. Pero no les dimos la misma importancia a las bandas criminales, que no son grandes organizaciones criminales con división del trabajo interno, etc., sino pequeñas bandas de dos o tres personas que se reúnen ocasionalmente para robar un vehículo en la vía pública, un celular, seguir a alguna persona que saben que lleva dinero y se lo quitan...

— ¿Cómo van a eliminar las bandas?
Le pongo el ejemplo de San Miguel. El 2015 nosotros hicimos un plan piloto buscando un policía que sea más cercano a la población, más comunitario, que tenga mejor interrelación con la sociedad. Entonces, establecimos una estrategia que se llamó Vecindario Seguro. ¿En qué consistía? En una comisaría de Chorrillos, otra de San Miguel y una de El Agustino se comenzó a sectorizar hasta llegar a un cuadrante (todavía no hemos llegado a cuadrante, hemos llegado solamente a subsector). Entonces, a cada suboficial antiguo se le asignaba un subsector y le dábamos uno o dos patrulleros y unas cuatro o cinco motos para patrullar e identificar todos los riesgos que pudieran haber en ese espacio. Era como un comisario pequeño. Esos señores todos los días jueves se juntan con su comisario y también con juntas vecinales, con el serenazgo, ven toda la problemática de lo que pasó en la semana, los delitos, las faltas. Analizan y planifican para los siguientes 7 días, y mueven los recursos a los lugares donde hay mayor incidencia delictiva, y eso nos ha dado magníficos resultados.

— ¿En qué se diferencia de Barrio Seguro?
Barrio Seguro es prevención social, es multisectorial, más integral, para reinsertar a nuestros niños y jóvenes en la vida social normal. Supone también recuperación de espacios públicos. Vecindario Seguro es una vigilancia policial por objetivos. Cada policía en cada subsector va y toca la puerta del ciudadano y entrega su tarjeta y le da su número de teléfono. Le decía: “Señor, vengo de parte del director general, preocupado por la seguridad ciudadana, este es mi número de teléfono y las 24 horas yo estoy a su disposición”. Yo era director general.

— ¿Eso funcionó en los tres distritos?
En San Miguel funcionó mejor porque el alcalde Eduardo Bless comenzó a apoyar la iniciativa, le inyectó recursos: más vehículos, más motos, módulos de vigilancia. El alcalde, que tenía 32% de aprobación, a la vuelta de un año había subido a 83%. Incluso recuperó un espacio público, un parque muy bonito que había sido tomado por gente drogadicta, por alcohólicos. Lo puso de primera, con su comunidad, con su policía, que recibió un gran aplauso cuando se inauguró.

— ¿Cuántos distritos del país están cubiertos con Vecindario Seguro?
Toda Lima ya está caminando con esta nueva estrategia. En dos o tres semanas vamos a colgar en una página web la jurisdicción, sector y subsector, así como los teléfonos de las comisarías, de los comisarios y de los policías que son responsables de cada espacio asignado, para que los ciudadanos sepan quién es el responsable de la seguridad vecinal, así como también el número de patrulleros asignados a cada lugar y pueda compenetrarse con su policía. Y en pocos meses vamos a convertir a San Juan de Lurigancho en un modelo: llegar a cada cuadrante con un patrullero, entonces ya la población va a identificar al patrullero y al policía de su zona.

— Esto supone un tipo de policía distinto, un cambio cultural, parecido al antiguo policía de barrio…
Claro, lo que pasa es que este no es un tema de una orden a los policías, ni solo capacitarlos, sino que para que funcione hay que controlar a los policías permanentemente, porque nuestro policía común y corriente ha estado acostumbrado a ser autónomo en su patrullero. Ahora no, ahora se le dan tareas. Se les dice, usted tiene que hacer 25 contactos diarios, usted tiene que traerme la información de todos los puntos donde hay riesgos o incidencia delictiva, o aparece de pronto por ahí una nueva persona que está vendiendo droga tal vez…

— Ahora, esto debería ir de la mano con el mapa digital del delito, ¿no? Se supone que en cada comisaría debería haber uno. ¿Eso existe?
Si usted voltea, ahí tenemos el mapa del delito, virtual, y si gusta, vamos a la pantalla para enseñarle. Lo manejamos desde el ministerio. Es un mapa del calor que dice que en este lugar se está produciendo mayor cantidad de asaltos, entonces ahí el comisario mueve sus recursos en función de esta información. Y hay un control de los patrulleros y de las motos que tienen una radio Tetra.

— Muchas veces las comisarías no les dan importancia y no procesan las denuncias vinculadas a violencia familiar, ataques a la mujer, violaciones…
Estamos en estos momentos preparando un taller importante, a escala nacional, para todos nuestros policías. A veces es un tema ya personal de cada policía, su comportamiento.

— Usted pasó al retiro por renovación de cuadros a 75 coroneles, 145 comandantes y 221 mayores, como más de 400 oficiales. ¿Cuáles fueron las razones para pasarlos al retiro?
Es un grupo de nueve generales el que selecciona quiénes pasan al retiro. La evaluación es liderada por el propio director general, que consiste en ver todo el trabajo positivo que pueda haber hecho el oficial durante su carrera y también vemos la parte negativa, sus sanciones, sus juicios. Todo policía está expuesto a cualquier denuncia, pero se evalúa, se valora, y vemos también si ese policía tiene proyección en la institución. Entonces se le da un valor, un coeficiente a cada espacio. Todo está informatizado, bajo actas, firmado por cada general...

— Había un exceso de oficiales en los grados altos, ¿no es cierto?
Exactamente. Hubo 86 generales en su momento, ahora ya están en 53 más o menos, pero hay reingresos ordenados por el Poder Judicial, y en todos los grados, lo que nos ocasiona un problema tremendo porque en la policía todos nos conocemos y todos sabemos quiénes deben salir y quiénes no. Y los que reingresan suelen ser los que no debieran.

— Eso debe ser desmoralizador...
Totalmente, y eso es lo que genera una sensación que dice “cómo es posible que a este señor lo invitaron al retiro y ahora nuevamente reingresa”, dónde estamos. Entonces, hemos hecho un acercamiento al Poder Judicial, hemos explicado este problema, y bueno, siempre nos han contestado que es la autonomía de cada juez.

— ¿No debería buscarse una ley junto con el Congreso para que estas cosas no ocurran? En Colombia se dio una ley que facilitaba el pase al retiro de todo el personal que no era considerado idóneo, sin que pudiera ser repuesto por el Poder Judicial...
Sí, estamos trabajando una norma para empoderar al director general para que pueda con una resolución pasar inmediatamente al retiro con carácter irrevocable a aquellos policías que han sido intervenidos in fraganti. Eso es lo que hizo Colombia y es lo que vamos a plantear al Congreso.

— En Colombia ni siquiera es necesario probar. Se le dio discrecionalidad al director general o a la policía para depurar la institución policial. ¿Ustedes lo plantearían así también?
Sí, pero mire, le vuelvo a remarcar, en la policía todo el mundo se conoce y sabe quién es quién. De qué me sirve tener 131 mil policías sabiendo que de estos tal vez 120 mil son virtuosos, son gente buena que pone el pecho, que tiene compromiso con su país; y, de pronto, una cantidad... Hay mucha gente en la policía que ya no debe estar. Nosotros hicimos los esfuerzos necesarios por sacar a gente que no debería estar. Yo he tenido muchísimos juicios y sigo acudiendo todavía a las fiscalías, a los juzgados, pero ese es el pago que uno tiene cuando asume este tipo de trabajo.

— ¿Hay una política activa de lucha contra la corrupción en la institución policial?
La Oficina de Integridad que tenemos en el sector Interior junto con la Inspectoría General, la Dirección contra la Corrupción y también Contrainteligencia de la Dirin nos están dando resultados importantes. Porque ya no están esperando solamente denuncias, sino también están haciendo seguimientos. Dentro de poco vamos a lanzar la campaña La Integridad No Se Negocia, invitando al pueblo mismo a que identifique a todos estos malos policías que deshonran el uniforme. Hay una central de denuncias, el 1818, que está funcionando ya.

— Se suponía que las principales unidades iban a ser poligrafiadas…
Hoy en la Dirandro más del 98% está poligrafiado. La meta es que todas las unidades especializadas deben ser poligrafiadas, todas. La Dirección de Inteligencia de la Policía (Dirin) está poligrafiada en más del 70%. En la Dirin hemos aumentado 800 agentes más de inteligencia, todos poligrafiados, y para julio tenemos 800 agentes más. También en la División de Inteligencia de Alta Complejidad (Diviac), especializada en la lucha contra el crimen organizado, y los resultados son 108 megaoperaciones hasta el momento, y se vienen muchas más, esperemos llegar a 100 más este año.

— En la policía no hay evaluación de desempeño porque falta el reglamento; por lo tanto, no hay meritocracia. ¿Cuándo sale ese reglamento?
El año pasado hicimos ya un piloto para trabajar con indicadores en la policía. La reglamentación debe estar lista en tres meses. Tenemos que medir el trabajo de la policía; y policía que no trabaja, bueno, pues, lamentablemente, no va a ser ratificado.

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