Cristiano Sampaio

Estamos a mitad de año, una época en la que el sector empresarial evalúa cómo se ha comportado el primer semestre de 2024 y cómo deben afrontarse los meses que quedan para cerrar en línea con los planes y aspiraciones. Es un tiempo crucial de reflexión y planificación, donde se ratifican los compromisos sobre presupuestos y volúmenes de venta o si se hacen cambios necesarios para cumplir con los objetivos planteados.

De acuerdo con cifras públicas, la inversión privada ascendió a S/ 24.844 millones durante el primer trimestre del año. Así, la cartera de los principales proyectos de minería e infraestructura de gran envergadura registró un repunte de casi 28% durante el primer trimestre 2024 respecto al año pasado.

El crecimiento y las cifras que estamos observando llevan a las empresas a realizar un alto y evaluar cómo viene su desempeño y cómo éstas han contribuido con el avance del país en este mismo periodo y qué harán en los meses que nos quedan por delante.

Julio, el mes patrio, se convierte así en el marco perfecto para renovar este compromiso con el país y el apoyo al desarrollo de las comunidades. La responsabilidad asumida no debe ser pasajera. Más bien, debe ser un trabajo sostenido de largo plazo, medible y con impacto social.

Las celebraciones por la independencia del Perú deben servirnos para volver a poner foco en lo importante: lograr estabilidad y crecimiento económico para el país y los peruanos, lo cual es trabajo de todos y en el cual deben verse beneficiadas todas las regiones.

En medio de un contexto económico y social desafiante, el sector privado juega un papel fundamental para retomar el rumbo de prosperidad y dar impulso a un desarrollo inclusivo.

En esa línea, la apuesta descentralizada es fundamental. En regiones hay mucho por hacer. Como señala el Instituto Peruano de Economía, la pobreza se mantiene por encima del nivel prepandemia en 21 de las 25 regiones del Perú. Construir desarrollo equilibrado a lo largo y ancho del país debe ser parte de la ecuación en esta renovación del compromiso. Lograr un impacto social más allá de las ciudades capitales debe ser una guía que nos impulse.

En nuestro caso, tenemos importantes operaciones en regiones en los diferentes eslabones de nuestra cadena de valor. Lo logrado en Arequipa, tierra que vio nacer a Gloria y a otras tantas compañías que han ayudado a promover el desarrollo, es un ejemplo de ello. Allí hemos podido constatar cómo la inversión, combinada con el trabajo social descentralizado, es una fórmula poderosa de transformación.

Julio debe verse como un mes de renovación en muchos sentidos. Redoblemos nuestros esfuerzos en pro del bienestar del país, mejorando la vida de todos los peruanos. Si en este periodo de reflexión vemos que el avance no ha sido el esperado, hay buenas noticias; tenemos seis meses por delante y nunca es tarde para acelerar. Felices fiestas patrias para todos.

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