Por su edad y el riesgo de contagio, Óscar Saavedra evita salir de casa. De no ser por esa restricción, él continuaría trabajando como vendedor itinerante de sánguches en el colegio Inmaculada y en la playa El Silencio, una en la que estuvo presente todos los veranos, desde 1995 hasta el 2020, bajo el lema: “Dejando una huella en el universo y en la arena de la playa El Silencio”.
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Saavedra es uno de los muchos vendedores que, por su edad, han visto afectada la labor que hacían todos los veranos. También es compositor y cantante, y por ello le hizo una canción a El Silencio; un “reggae ecológico”, según menciona. “Un día dorado y encendido / quise encontrarme con tu mar / dejé la ciudad y la rutina /risueña playa te encontré”, se lee la letra de la composición.
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En otra orilla se encuentra Pedro Rujel Atoche, un vendedor de helados que realiza esa actividad desde 1988 en las playas de Máncora. Con 55 años de edad, Rujel cuenta que todos los días realiza el trayecto desde Órganos, donde él reside, hasta Máncora. Debido a la cantidad de tiempo que ha pasado en la zona, cuenta que muchos negocios y familias lo recuerdan y fue por ello que trataron de apoyarlo cuando la pandemia inició.
“Durante los primeros meses de la pandemia apenas me compraban quienes me conocían y mi ganancia tope era S/30 diarios. Tenía las compras y ventas a quienes me conocían, que también me apoyaban con víveres, entre otras cosas”, recuerda Rujel.
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La pandemia llevó a Rujel a recurrir al delivery, y gracias a su hija, ha logrado posicionarse en redes como Instagram y Twitter con mucho carisma y entusiasmo, a pesar de los tiempos difíciles que vivió por las restricciones durante la cuarentena. Cuenta que octubre del 2020 fue uno de sus mejores meses, pero desde que empezó a publicar en Instagram sus recorridos ha empezado a recibir mayor demanda.
La realidad de estos emprendedores es diversa, pero los une la necesidad de apostar por sus ideas. Este ha sido también el caso de Paola Macciotta y Julio Jiménez, quienes ante la pérdida de un trabajo lograron impulsar un nuevo negocio: Don Manuel, con el cual llevan pescado en diversas presentaciones desde la playa Pulpos hasta Puerto Fiel.
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“El negocio va a continuar en Lima y en el sur es probable que siga funcionando. El punto clave es que el consumidor está adoptando esta forma distinta de consumir pescado”, precisa Jiménez, quien además es ingeniero pesquero.
Ambos comentan que si bien la demanda ha sido fluctuante, aunque se dio una reducción de sus pedidos durante el invierno y particularmente desde octubre que inició la fase 4 de reactivación económica, en esta temporada de verano ya perciben un incremento.
También resalta la historia de Gonzalo Arnillas y Macarena Alonso, quienes impulsan hace cuatro años en Punta Hermosa una tienda de helados y pizzas llamada Baciare, que, gracias al delivery, ha sido clave para que vivan tranquilos.
Alonso precisa que ante la situación que se vivió durante la pandemia y con la reapertura, el delivery se volvió una necesidad y por ello decidieron que era momento de implementarlo. Así, también buscaron posicionarse en redes sociales y mediante personas conocidas que ya conocían su marca.
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“Siempre hemos vivido [en Punta Hermosa] y es tranquilo. Sí es un impacto ver a tantas personas por más tiempo, pero para los negocios ha sido lo mejor que les ha podido pasar”, detalla Alonso.
LOS CLÁSICOS PANCITOS
No ha faltado este negocio conocido por veraneantes que se dirigen al sur de Lima. Reynaldo Baldini, gerente de Tambo Rural, precisa que ha sido clave el inicio temprano de la temporada de verano, debido a que se vio mayor movimiento en la zona desde agosto.
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Luis Enrique Raygada, dueño de la marca Pancitos del Sur, que nació durante la pandemia, destaca, con mucho optimismo, el desempeño de su marca en los diversos puntos de venta que se ubican al sur de la capital.
“El último fin de semana los puntos de comercialización al sur lograron ventas récord. Sin duda se está aprovechando que muchos se estén mudando al sur por la temporada”, precisa.
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Ahora ha sido un hito para él que esos pancitos lleguen empaquetados al supermercado Vivanda, con el cual ya cerró un acuerdo.
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