(Foto: Wuombo)
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Inés Temple

Hace poco me preguntaron por qué de vez en cuando escribo sobre un tema en tono negativo o irónico. Creo que lo hago para resaltar los errores que podemos cometer y tomar conciencia sobre ellos, evitarlos o mejor aún, tratar de enmendarlos. Comparto algunos ejemplos de varias maneras de destruir nuestra reputación, nuestra y, por supuesto, nuestra marca personal.

1. Trata de salirte siempre con la tuya. Haz lo que sea que necesites hacer para lograr siempre tus fines o propósitos. Pasa por encima de los demás, cambia los hechos, inventa data, altera la verdad.

2. Trata a los demás como a tontos. Asume que los puedes engañar todo el tiempo. Asume también que porque fuiste exitoso haciéndolo en el pasado nadie nunca aprenderá a entender tus mañas.

3. Sé siempre el dueño de la verdad. No escuches, no le des la razón a nadie más que a ti mismo. Invalida a rajatabla los argumentos de los otros y busca desacreditarlos cambiando los hechos o la verdad para sostener tu punto de vista.

4. Haz sentir a todos la superioridad de tu intelecto o de aquello en lo que tienes ventaja sobre los demás. Muéstrales la profundidad de tu desprecio o mejor aún, ignóralos si te quedas sin argumentos para defenderte.

5. Culpa a otros de tus fallas, de tus errores y, sobre todo, de tus fracasos. Nunca aceptes responsabilidad por nada que no te convenga. Y si te equivocas, jamás lo reconozcas ni menos ofrezcas disculpas o perdón a nadie. Más bien, siempre reparte las culpas entre los demás para distraer la atención de tus errores.

6. Inventa razones o excusas, por increíbles que estas puedan ser, para justificar tus faltas, tus actos reprochables o tus conflictos de interés. Di una cosa hoy, una diferente mañana, cambia las versiones, niega tus palabras. Mejor aún, miente, miente, miente, que algo quedará. Y si te descubren, ya sabes qué hacer.

7. No des la cara ni enfrentes jamás tus responsabilidades. Evítalas, evádelas, y repite el punto 5.

8. Busca tus contactos solo cuando los necesites. Manipúlalos para que te blinden de todo mal. Ignóralos el resto del tiempo. Total, hay mucha gente en el mundo y todo lo malo que digan de ti quedará rápidamente olvidado. Ni pienses en la lealtad: puede ser un obstáculo para tu avance.

9. Cree en la impunidad. Eso que todo se sabe o todo queda grabado es para ineptos. Recuerda que tienes corona y que eres más vivo que los demás. Asume que el mundo sigue siendo el de antes y que la gente sigue siendo muy tonta.

10. No respetes tu palabra, ignora los acuerdos tomados. Di una cosa hoy y haz otra mañana. Eso de ser coherente está pasado de moda y la integridad es para inútiles. Plagia, soborna, da igual.

11. No seas nunca agradecido. Eso demuestra debilidad y te pone en desventaja. Además, ¿quién quiere deberle favores o gracias a los demás? No le des crédito a nadie por nada. El éxito debe ser siempre tuyo y solo tuyo.

Ya sabes cómo es: construir nuestra credibilidad toma años, destruirla, algunas malas conductas.

¡Evítalas a toda costa!

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