Cuando el odio sale del clóset
Cuando el odio sale del clóset
Jorge Paredes Laos

Pasó en Orlando. Pasó también en el Perú. Aucayacu, 6 de agosto de 1986. Una columna terrorista de Sendero Luminoso llegó a esta ciudad, ubicada en la zona nororiental del país, en búsqueda de quienes ellos llamaban “indeseables del pueblo”. Diez personas, entre homosexuales y prostitutas, fueron asesinadas esa tarde. Dos años después, el 12 de setiembre de 1988, otros senderistas irrumpieron en La Hoyada, a pocos kilómetros de Pucallpa, y luego de una rápida selección, acribillaron a ocho pobladores. Sin inmutarse, dijeron que los mataban por “cabros, prostis y fumones”. El MRTA no se quedó atrás. El 31 de mayo de 1989, este grupo obligó a salir de una discoteca de Tarapoto a ocho jóvenes y los ejecutó en plena calle. 
    El informe de la CVR  explica que estos crímenes fueron comunes en la época de la violencia política. Y son actos que no han cesado en el Perú, pues hoy los repiten las rondas urbanas o las pandillas. Hace dos semanas, una adolescente transgénero fue asesinada en Trujillo. Era una niña de 14 que dos años antes había decidido dejar de ser José Luis para convertirse en Zuleimy y lucir como “una reina”, como dijeron sus familiares. Eso en una sociedad como la nuestra puede ser imperdonable.  
* * *
“Soy un soldado islámico”, gritó Omar Matten la madrugada del 12 de junio pasado antes de empezar la carnicería. El asesino de 49 personas en un bar gay de Orlando era —según sospecha el FBI— un lobo solitario seguidor del ISIS, el grupo yihadista que ha instaurado el terror en Siria e Iraq, y que les ha declarado la guerra a los que ellos califican de infieles. 
    Por eso la palabra homofobia explica solo en parte este tipo de acciones que están entreveradas con justificaciones políticas, morales o religiosas. “En este caso hay una intersección entre los postulados del ISIS y la homofobia”, opina el psicoanalista Jorge Kantor cuando le consultamos sobre cuánto de político pueden tener estos asesinatos. ¿Por qué grupos extremistas de diverso pelaje como Sendero, el MRTA, los nazis o los yihadistas terminan persiguiendo y matando homosexuales? “Lo que pasa —responde— es que todo régimen totalitario tiene un concepto, un programa sobre cómo debe ser el hombre al que ellos quieren gobernar y eso no admite matices. Por ejemplo, la ideología del ‘hombre nuevo’ que pregonaba Fidel Castro, en Cuba, llevó tras la revolución al encarcelamiento y persecución de los homosexuales”. 

* * *
Adriana Gallegos, psicóloga clínica y activista del colectivo #NoTengoMiedo, lleva dos años impulsando los derechos de la comunidad LGTBI. Ella explica que existe un trasfondo social, cultural y económico en el odio a la homosexualidad. “Para el capitalismo  resulta más valioso alguien que puede producir más, y sobre la base de eso está la figura del hombre heterosexual que, además, es capaz de reproducirse. Entonces todo lo que se aleja de este ideal es visto como débil o abyecto porque no favorece al sistema”, dice. 
    “También hay un condicionamiento histórico”, interviene Rudi Cocchella, antropólogo e integrante del mismo colectivo.  “Hasta hace unas décadas la homosexualidad era vista como una enfermedad, algo sucio que se trataba de curar con terapias correctivas. En una sociedad machista no se entiende por qué algunos de esos ‘privilegiados’ que nacen hombres deciden dejar de serlo”, expresa. La poeta, activista y lesbiana estadounidense Adrienne Rich (1929-2012) acuñó el término “heterosexualidad obligatoria” para definir a este régimen político y normativo que privilegia lo masculino y lo heterosexual sobre lo femenino y otros comportamientos que desafían este supuesto orden. “Por eso la homofobia no se produce contra una persona —dice Gallegos—, sino contra una idea, contra algo que se considera despreciable”. 
    Jorge Kantor explica que, a diferencia de otros odios —como la xenofobia o el antisemitismo—, la homofobia tiene orígenes más profundos. “La construcción de la identidad de género es compleja: todo hombre pasa en etapas tempranas por una condición homosexual hasta llegar a la heterosexualidad —explica—. Por eso, cuando algunos ven a un homosexual, están mirando inconscientemente el espejo de algo que pudo haber ocurrido con ellos. Eso produce temor. La fobia no está en el otro sino en ellos mismos”. 
    En la jerga psicoanalítica existe una conducta llamada pánico homosexual, un cuadro que tiene que ver con este miedo a volverse gay. “En mi paranoia yo tengo que destruir eso que me hace daño”, señala Kantor. ¿Puede haber sentido eso el asesino de Orlando? No lo sabemos, solo escuchamos su justificación: “Soy un soldado islámico”. 
    “Las religiones se han apoderado de un temor que ya existe, le han dado institucionalidad”, asegura el psicoanalista. Y podríamos agregar que lo han vuelto también colectivo. En una interpretación extremista de la sharia, el Estado Islámico arroja a los homosexuales desde lo alto de los edificios y si no mueren los mata a pedradas para “proteger” a sus seguidores del “camino de podredumbre seguido por Occidente”. De acuerdo con Amnistía Internacional, bajo la acusación de homosexualidad, estos grupos están eliminando también a sus opositores políticos. 
    La resistencia seguirá siendo pacífica: el próximo sábado será la marcha del orgullo LGTBI en nuestra capital.

Contenido sugerido

Contenido GEC