Dormir en la misma cama que tu bebé o en una cuna separada es una elección cargada de emociones, opiniones y contextos. Lo más importante es que sea segura, funcional y se adapte a cada familia.
Dormir en la misma cama que tu bebé o en una cuna separada es una elección cargada de emociones, opiniones y contextos. Lo más importante es que sea segura, funcional y se adapte a cada familia.

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¿Tu bebé debe dormir contigo o en su cuna? Esto dicen los expertos y las familias
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¿Tu bebé debe dormir contigo o en su cuna? Esto dicen los expertos y las familias

¿Tu bebé debe dormir contigo o en su cuna? Esto dicen los expertos y las familias

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¿Tu bebé debe dormir contigo en la cama o en su propia cuna? Sin duda, esta es una de las que comienzan a rondar por la mente de los ante la llegada de un . Sin embargo, es de las pocas que generan tantas dudas, opiniones encontradas y hasta debates familiares en los primeros meses de la . Lo que para algunos es una forma natural de crear , para otros puede representar un riesgo o un obstáculo para el descanso.

Por ejemplo, como la actriz Jessica Alba ha contado que practicó colecho con sus hijos, priorizando la nocturna y el . Algo similar ocurre con Mayim Bialik —actriz de The Big Bang Theory y neurocientífica—, quien es una reconocida defensora de la crianza con apego y ha explicado que dormir con sus hijos le permitió atenderlos con más conexión y menos . En contraste, famosos como Hilary Duff han optado por establecer desde temprano en cuna, apostando por la independencia progresiva del bebé.

Entonces, ¿cuál es la mejor opción? ¿Qué dice la ciencia? ¿Qué recomiendan los pediatras? ¿Y cómo se sienten realmente los padres con una u otra alternativa?

Como ocurre con la mayoría de decisiones en la crianza, no existe una única respuesta universal. Tanto el como el dormir en cuna tienen beneficios, riesgos y matices que dependen de diversos factores. Por ello, en hemos conversado con expertos para ofrecerte la información más completa. Porque más allá de modas, opiniones o presiones sociales, lo verdaderamente importante es que el bebé duerma seguro, contenido y tranquilo y que sus padres también puedan descansar sabiendo que han tomado una decisión informada y amorosa.

¿Qué significa dormir en colecho y cómo se diferencia de dormir en cuna?

El colecho, también llamado co-sleeping, es una práctica en la que el bebé duerme cerca de sus padres o cuidadores durante la noche, explicó el médico pediatra Alonso Santos. En cambio, dormir en cuna implica que el recién nacido descansa en un espacio propio, ya sea en su habitación o en la de los padres, por lo que su área de se mantiene separada de la de los adultos.

“La diferencia entre lo que es el colecho y dormir en cuna radica en la proximidad física que va a haber entre el bebé y los padres o el cuidador durante el momento que el bebé duerme”. Además, mencionó que ambas opciones se relacionan con el desarrollo emocional, la seguridad del bebé y las rutinas familiares.

El colecho puede mejorar el sueño del bebé, facilitar la lactancia y fortalecer el vínculo. Pero siempre debe hacerse con medidas adecuadas para evitar riesgos como caídas o asfixia.
El colecho puede mejorar el sueño del bebé, facilitar la lactancia y fortalecer el vínculo. Pero siempre debe hacerse con medidas adecuadas para evitar riesgos como caídas o asfixia.

Asimismo, la doctora María Saravia, directora de la carrera de medicina humana de la Universidad San Ignacio de Loyola destacó que existen distintas modalidades de colecho:

  • Colecho en la misma cama: Padres y bebé comparten el mismo colchón. Es la forma más tradicional, pero también la que presenta más riesgos si no se siguen medidas de seguridad.
  • Cama adosada o sidecar: Una cuna sin una baranda se une a la cama de los padres. Ofrece cercanía sin compartir el mismo espacio.
  • Cuna en la misma habitación: Aunque no es colecho en sentido estricto, se considera parte del “colecho proximal” y es recomendado por muchas organizaciones pediátricas por combinar seguridad con cercanía. Básicamente, el bebé duerme en su cuna o moisés, pero dentro del cuarto de los padres.

¿Qué factores debes considerar al elegir entre colecho o cuna?

Seguridad

Según Heidi Szugye, pediatra de Cleveland Clinic, la seguridad del bebé debe ser la prioridad al momento de decidir dónde dormirá. Por ello, la recomienda que el bebé duerma en la misma habitación que los padres, pero no en la misma cama, al menos durante los primeros seis meses, y de ser posible, hasta el primer año. Esta práctica puede reducir hasta en un 50 % el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SIDS).

Lactancia y cuidado nocturno

Tener al bebé cerca facilita la lactancia nocturna y permite responder rápidamente a su llanto o molestias. “Algunos padres descansan mejor sabiendo que el bebé está cerca; otros, en cambio, duermen mal por el temor de despertarlo o lastimarlo. Por eso, es importante que los padres evalúen cómo influye esta cercanía en la y bienestar de ambos”, sostuvo el doctor Erick Olivera, pediatra de la Clínica Ricardo Palma.

Salud del bebé y los padres

, de o tiene condiciones médicas especiales, es preferible que duerma en cuna aparte. También debe evitarse el colecho si los padres están extremadamente cansados, con problemas de o bajo efecto de alguna medicación que altere el estado de alerta.

Espacio disponible

En hogares con espacio limitado, el colecho puede ser una solución práctica. En cambio, disponer de una habitación aparte para el bebé puede facilitar la decisión de usar una cuna. Sin embargo, al optar por el colecho, también es importante considerar el tamaño de la cama y otros factores como los ruidos en la habitación.

Estilo de crianza y factores culturales

En muchas culturas, como indicó la doctora María Saravia, el colecho es una práctica habitual. No obstante, la elección puede depender del o de creencias familiares heredadas. Algunos padres se sienten más seguros al repetir prácticas que vivieron en su infancia.

Los expertos recomiendan que el bebé duerma en la misma habitación, pero no en la misma cama. Usar una cuna tipo sidecar o colocarla junto a la cama puede ser la fórmula ideal.
Los expertos recomiendan que el bebé duerma en la misma habitación, pero no en la misma cama. Usar una cuna tipo sidecar o colocarla junto a la cama puede ser la fórmula ideal.

¿Es seguro dormir con tu bebé?

Aunque el colecho puede brindar múltiples beneficios, la advierte que existen factores de riesgo importantes. Entre los principales, especialmente en recién nacidos (0 a 6 meses) se encuentran:

  • Asfixia accidental: El bebé puede quedar atrapado entre el colchón, bajo almohadas, mantas o incluso debajo del cuerpo de uno de los padres.
  • Sofocos por sobrecalor: El exceso de abrigo, el contacto corporal y el calor de la cama pueden elevar la temperatura del bebé.
  • Atrapamiento o caídas: El bebé puede caer de la cama o quedar atrapado entre el colchón o barandas.
  • Aplastamiento involuntario: El riesgo es alto si alguno de los padres ha consumido alcohol, drogas o está excesivamente fatigado.

“Existen situaciones específicas en las que el colecho en la misma cama está completamente contraindicado”, recalcó la experta en medicina humana. Por ejemplo, cuando alguno de los —incluso si no fuma en la cama—, ya que el riesgo de muerte súbita aumenta considerablemente.

También debe evitarse si se ha consumido alcohol, drogas o medicamentos sedantes, pues estos favorecen un sueño más profundo y disminuyen la capacidad de respuesta.

Otras condiciones de riesgo incluyen bebés prematuros o con bajo peso al nacer (menos de 2.5 kg), debido a su mayor vulnerabilidad, y situaciones en las que duermen varias personas en la misma cama, lo que eleva las posibilidades de accidentes.

¿Qué debe tener un entorno de sueño seguro para tu bebé?

Según la doctora Melissa Montesinos, sub gerente de Salud y Bienestar de Pacífico Salud, existen varios elementos clave que deben considerarse:

  • Superficie firme y plana: El colchón debe ser firme, completamente horizontal y sin ningún tipo de inclinación. No se recomienda el uso de sofás, sillones ni camas de agua para dormir al bebé, ya que aumentan el riesgo de accidentes.
  • Posición supina: La posición más segura para dormir es boca arriba, nunca de lado ni boca abajo. Esta postura permite que las vías respiratorias del bebé permanezcan despejadas.
  • : No deben colocarse almohadas, peluches, mantas, protectores acolchados ni juguetes dentro de la cuna, ya que estos pueden cubrir accidentalmente la cara del bebé y provocar asfixia.
  • Temperatura adecuada: Mantener una temperatura ambiente fresca, entre 20 y 22 °C y evitar sobreabrigar al bebé. Por ejemplo, se le puede colocar un enterizo ligero de algodón.

¿Cuáles son los beneficios del colecho?

Cuando se practica de manera segura, el colecho puede traer múltiples beneficios tanto para el bebé como para los padres, especialmente en los primeros meses de vida, que son clave para el desarrollo físico, emocional y neurológico.

Según la doctora María Saravia, el colecho favorece una mayor estabilidad fisiológica en el recién nacido, ya que el contacto cercano con los padres ayuda a regular la temperatura corporal, la respiración y el ritmo cardíaco. Esto se traduce en un sueño de mayor calidad, con menos despertares bruscos. Además, facilita la lactancia materna al hacer que las tomas nocturnas sean más frecuentes y naturales, lo que estimula la producción de leche y promueve un crecimiento saludable.

Otro beneficio importante es la reducción del estrés. El contacto piel a piel y la cercanía física durante el sueño promueven la liberación de oxitocina —conocida como la hormona del bienestar—, lo que calma al bebé y disminuye sus niveles de cortisol. Esto se complementa con una profunda sensación de seguridad y contención, ya que el bebé percibe la respiración, el latido del corazón y el olor de sus padres, lo cual fortalece el apego seguro.

Para los padres, el colecho también puede ser beneficioso. Les permite responder más rápido a las señales del bebé durante la noche, lo que reduce el llanto nocturno y el agotamiento físico. Además, fortalece el vínculo emocional con el bebé y puede disminuir la ansiedad parental, ya que muchos se sienten más tranquilos al poder observarlo y atenderlo sin necesidad de levantarse constantemente.

Muchos padres eligen colecho al inicio y luego transitan a la cuna según las necesidades. Alternar puede ofrecer cercanía sin dejar de fomentar la autonomía del bebé.
Muchos padres eligen colecho al inicio y luego transitan a la cuna según las necesidades. Alternar puede ofrecer cercanía sin dejar de fomentar la autonomía del bebé.

“Un ejemplo práctico de esto es en el caso de una madre primeriza que duerme con su bebé en una cuna tipo sidecar. Cada vez que el bebé se mueve o emite un sonido, ella lo detecta enseguida y puede consolarlo o darle el pecho sin levantarse. Así, ambos duermen más y mejor. Durante el día, nota que su hijo llora menos, se muestra más tranquilo y busca contacto visual con seguridad”, explicó la especialista de la Universidad San Ignacio de Loyola.

Es fundamental tener en cuenta que, aunque el colecho puede fortalecer el apego seguro, no es la única manera de lograrlo. Como señaló Liliana Tuñoque, psicoterapeuta de Clínica Internacional, lo más importante es la calidad del vínculo que se construye a lo largo del día: “Que el bebé sienta que estamos ahí, que lo miramos, lo abrazamos, lo escuchamos”. Incluso si el bebé duerme desde el inicio en su cuna, es posible fomentar un apego saludable a través de rutinas de sueño amorosas, caricias, canciones o palabras suaves. Lo esencial es que el bebé perciba la presencia cercana y afectuosa de sus cuidadores.

¿Dormir juntos afecta el sueño del bebé a largo plazo?

Dormir juntos no afecta negativamente el sueño del bebé a largo plazo, siempre que se promueva de forma gradual su . Según Montesinos, durante los primeros meses pueden observarse algunas diferencias: los bebés que duermen de forma independiente suelen consolidar antes el sueño nocturno y tener menos despertares entre los 4 y 9 meses. Sin embargo, estas variaciones suelen desaparecer hacia el primer año de vida. Aunque el colecho puede asociarse con una mayor fragmentación del sueño materno, no reduce la calidad del descanso del bebé con el tiempo.

Por su parte, la pediatra de Cleveland Clinic precisó que enseñar a un bebé a dormir de manera autónoma, incluso en una cuna desde los primeros meses, no perjudica su desarrollo emocional. Al contrario, puede ayudar a establecer rutinas de sueño saludables. Existen métodos suaves y progresivos, como la técnica de la graduación o el método de la silla, que permiten mejorar el descanso del bebé y de los padres, siempre que se mantenga un vínculo afectivo seguro.

Además, Szugye aclaró que el colecho también puede ser positivo en los primeros meses, ya que favorece una mayor sincronía emocional y corporal entre madre e hijo. Sin embargo, recalcó que esta práctica también debe incluir espacios para que el bebé aprenda a dormir por sí solo, promoviendo así su autonomía y evitando dependencias a futuro.

“Si el colecho se prolonga más allá de los 3 años, algunos niños pueden desarrollar una mayor dependencia o experimentar Por eso, se recomienda que esta práctica sea temporal, idealmente en los primeros meses, y que luego se acompañe una transición hacia un sueño más independiente”, refirió la psicoterapeuta.

¿Cómo saber si tu bebé no está durmiendo bien?

Identificar si el bebé no está descansando bien es clave para su bienestar diario. Según Alonso Santos, algunas señales comunes son:

  • Irritabilidad y llanto al despertar.
  • Despertares nocturnos frecuentes.
  • Somnolencia durante el día.
  • Dificultad para conciliar el sueño.
  • Rutinas desorganizadas.
  • Sudoración excesiva o posturas inusuales al dormir.

“Es importante evaluar factores como la temperatura del ambiente, la cantidad de luz, los ruidos y la cercanía emocional, y ajustar las rutinas de sueño para que sean más tranquilas y estructuradas”, resaltó la doctora Szugye.

¿Cuándo y cómo hacer la transición del colecho a la cuna?

Según Melissa Montesinos, la transición del colecho a la cuna puede iniciarse entre los 4 y 6 meses de vida, cuando el bebé empieza a rodar o sentarse, ya que en esta etapa el riesgo de muerte súbita disminuye considerablemente y se dan avances clave en su desarrollo. Sin embargo, no existe una edad única para todos los casos. La decisión debe adaptarse al ritmo del bebé, a las necesidades de la familia y a la seguridad del entorno.

La doctora Heidi Szugye añadió que también es recomendable ajustar el tipo de cama o cuna a medida que el bebé crece, pasando eventualmente a una cama más grande entre los 18 meses y los 3 años.

Pediatras y especialistas coinciden en que no hay una única mejor opción. Lo fundamental es garantizar un entorno de sueño seguro, ya sea con colecho supervisado o con una cuna bien acondicionada.
Pediatras y especialistas coinciden en que no hay una única mejor opción. Lo fundamental es garantizar un entorno de sueño seguro, ya sea con colecho supervisado o con una cuna bien acondicionada.

Para hacer esta transición de forma gradual y respetuosa, Montesinos sugirió algunas estrategias como: comenzar con siestas diurnas en la cuna, colocar la cuna junto a la cama de los padres (sidecar), mantener rutinas tranquilizadoras (como el baño o la lectura antes de dormir) y acompañar al bebé hasta que logre dormirse por sí solo. También puede usarse un objeto de transición, como un peluche o manta, siempre que sea seguro.

“Lo más importante durante el proceso es mantener la sensibilidad y la capacidad de respuesta de los padres, para que el bebé se sienta seguro y acompañado en su nuevo espacio”.

¿Se pueden combinar ambas opciones?

Según el pediatra Erick Olivera, combinar el colecho con el uso de la cuna es una práctica frecuente y beneficiosa, ya que permite adaptarse a las necesidades del bebé en distintas etapas. Por ejemplo, durante los primeros seis meses, muchos padres optan por hacer colecho durante la noche —lo que facilita la lactancia y el contacto físico— y utilizar la cuna para las del día. Esta dinámica ofrece y seguridad al bebé.

Entre los seis meses y el primer año, Olivera recomendó empezar una transición gradual, alternando noches de colecho con noches en la cuna. Luego, entre el año y los dos años, se puede priorizar el uso de la cuna y reservar el colecho solo para ocasiones especiales en las que el bebé necesite mayor confort. Esta combinación progresiva favorece tanto el apego como la autonomía del niño.

“Por ejemplo, esta combinación puede adaptarse a las rutinas familiares o a situaciones específicas, como enfermedades, brotes de crecimiento o viajes”.

¿Qué hacer si estás indecisa o tu elección no funciona?

No existe una única forma correcta de hacerlo

Montesinos aseguró que no existe una opción universalmente “mejor”. Lo importante es elegir lo que resulte más seguro, funcional y emocionalmente saludable para cada familia. Y si con el tiempo esa decisión cambia, también está bien.

“Es fundamental validar las emociones de los padres, normalizar la variabilidad en los patrones de sueño infantil y enfatizar que la adaptación puede requerir tiempo y ajustes”.

Permítete cambiar de rumbo si lo necesitas

La psicoterapeuta Liliana Tuñoque recomendó ser flexibles con las decisiones: “Los padres deben darse el permiso de cambiar si lo necesitan, no hay una única forma de hacerlo bien. Cada día es un, y si algo no funciona, se puede intentar algo nuevo”.

Observa las señales y adapta tu estrategia

Es importante mantener rutinas consistentes, observar al bebé y responder a sus señales. Algunos padres optan por el colecho al inicio para facilitar la lactancia y, más adelante, hacen la transición a la cuna cuando el bebé se mueve más o cuando el descanso comienza a verse afectado. En otros casos, quienes eligieron la cuna desde el comienzo pueden recurrir temporalmente al colecho en etapas difíciles, como enfermedades o regresiones del sueño.

Evita la culpa y las comparaciones

La puede ser intensa, pero, como dijo Tuñoque: “Nadie conoce a tu bebé como tú. No se trata de hacerlo perfecto, sino de hacerlo con amor, conciencia y sin culpa”.

Cuida el bienestar de la pareja

El colecho puede afectar el sueño o el espacio íntimo de los padres. Si sucede, es válido repensar la elección:

Busca apoyo si lo necesitas

Si la situación genera angustia o dudas persistentes, puedes buscar ayuda profesional. Hablar con un pediatra o consultar con un psicólogo puede brindar claridad, alivio y acompañamiento.

“Lo cierto es que no existen respuestas definitivas ni perfectas. Lo más importante es contar con información, estar abiertos a adaptarse y priorizar el bienestar de todos en casa. Cada familia tiene su propio camino, y está bien que así sea”, concluyó Tuñoque.

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