Game of Thrones: Max von Sydow encarnará al cuervo de tres ojos
Game of Thrones: Max von Sydow encarnará al cuervo de tres ojos

- ¿Quién eres?

- Soy la muerte.

- ¿Has venido por mí?

- Hace mucho que anduve a tu lado.

- Así lo he notado.

- ¿Estás listo?

- Mi cuerpo está listo, pero yo no.

Tan sorprendido como Antonius Block. Tan irremediable como la presencia que se le aparecía. Es muy probable que la escena final para Max Von Sydow haya sido similar a la vivida en la película que lo llevó a la fama, hace más de 60 años, aunque quizás sin ajedrez de por medio, aunque la vida sea una partida que se juega todos los días. Block era un caballero que volvía de las Cruzadas, que era testigo de un mundo frágil y confundido, vulnerable ante la peste negra que azotaba Europa a su regreso.

¡Quiero conocimiento! No fe, no suposiciones, sino conocimiento. Quiero que Dios extienda su mano, destape su rostro y me hable”, le decía Antonius/Max a la muerte. “Pero permanece en silencio”, le dice ella. “Lo llamo en la oscuridad –agrega Block- Pero es como si no hubiera nadie allí”. La muerte lo mira. “Quizás no haya nadie”, sentencia. Poco después, decide aceptar la propuesta del caballero: jugarán una partida de ajedrez. Él podría ganar tiempo. La muerte, conocer mejor a su presa. La película era “El sétimo sello”, una de las obras maestras del director Ingmar Bergman.

Dentro del filme, se vivía alrededor del siglo XIV. Fuera de él, en 1957. Era apenas el quinto título en la carrera cinematográfica de Max Von Sydow, que se había iniciado en 1949, con un pequeño personaje en el drama “Solo una madre”, realizado en su país. Nacido en Lund, Suecia, el 1 de abril de 1929, en los días de aquel filme era aún estudiante en el Teatro de Arte Dramático de Estocolmo. Tímido hijo de una familia aristocrática –su madre, baronesa; su padre, un reconocido catedrático universitario-, encontró sobre las tablas la expresividad que no tenía aún en su vida cotidiana. “Es mi mayor placer, porque ahí los actores trabajan juntos, con todo el personal y con el director, en una experiencia más intensa”, confesó más tarde sobre su pasión por el teatro.

El sétimo sello” sería el primero de los 11 títulos en los que colaboraría con el maestro Bergman. Podría decirse que fue su alter ego en la pantalla grande. Fresas Salvajes (1957), El mago (1958), El manantial de la doncella (1960) o La hora del lobo (1968) se cuentan entre esos filmes. Pero su metro 94 de talla, su rostro anguloso y de profunda expresividad, su voz telúrica, amén de una apariencia capaz de desafiar tiempo y edades, hicieron que Hollywood lo vea, lo admire y lo convoque. La atemporalidad de su rostro era una de sus cualidades las más llamativas. Durante la filmación de “El sétimo sello” tenía solo 28 años y aparentaba más de 45. Solo tenía 44 cuando hizo El exorcista, en 1973, pero su Padre Merrin parecía superar los 60.

ÉRASE UNA VEZ EN HOLLYWOOD

El caballero con la fe perdida que interpretó en la exitosa película de Bergman pareció haber encontrado respuestas en su llegada a la Meca del cine, pues en “La más grande historia jamás contada” (1965, firmada por George Stevens, pero con escenas también dirigidas por Jean Negulesco y David Lean) interpretó a Jesucristo. Fue esta una superproducción en la que compartió créditos con Charlton Heston, Martin Landau, John Wayne, Sal Mineo, Donald Pleasance, Telly Savalas, Angela Lansbury o Carroll Baker –las dos últimas, aún vivas-, haciendo un ingreso estelar a las carteleras del mundo en un filme nominado a 5 Oscar que, aún hoy, se ve en muchos canales para Navidad o Semana Santa, a pesar de sus más de 4 horas de duración. Lo que siguió solo podía ser bueno. En 1966 grabó Hawaii, otra producción nominada a 7 premios de la Academia, en la que compartió roles con Julie Andrews, Richard Harris o Gene Hackman y por la que fue él mismo nominado al Globo de Oro a Mejor Actor de Drama. Compartió categoría nada menos que con actores como Richard Burton, Michael Caine, Steve McQueen o Paul Scofield, quien finalmente se llevó el premio. Pero ya cotizaba entre los grandes nombres de la industria. Ese mismo año destaca en The Quiller Memorandum, junto a Alec Guiness. En 1973, interpreta uno de sus papeles más recordados: el ya mencionado Padre Merrin de “El Exorcista”, en el que tiene un inolvidable enfrentamiento con el demonio Pazuzu. Por este papel obtuvo su segunda nominación al Globo de Oro. En 1974 fue Harry Haller en la adaptación cinematográfica de El lobo estepario de Herman Hesse; en 1975 fue Joubert, un gélido asesino a sueldo que iba tras la pista de Robert Redford en “3 días del cóndor” y, en 1976, en “El viaje de los malditos”, comparte con Faye Dunaway, Orson Welles o James Mason. En 1980 aceptó ser el Emperador Ming en Flash Gordon y, poco después, el mayor Karl Von Steiner en Escape a la victoria (John Huston), criticada en su momento pero convertida con los años en un clásico del cine: en plena Segunda Guerra Mundial, Pelé, Michael Caine y Sylvester Stallone son presos que intentan huir de un campo de concentración que comparten con otros talentos futbolísticos, como Oswaldo Ardiles o Bobby Moore. En 1982 haría “Conan, El Bárbaro” junto a Arnold Schwarzenegger; en 1983 sería el villano Blofeld en “Nunca digas nunca jamás”, la última vez que Sean Connery sería James Bond; en 1984 sería parte del clásico Duna, de David Lynch, en 1986 trabajó con Woody Allen en “Hannah y sus hermanas” y en 1989, casi a los 60 años, llegaría su primera nominación al Oscar, por “Pelle, el conquistador”.

Los últimos 30 años de su vida, Von Sydow continuó con un intenso ritmo de trabajo, colaborando con otros importantes directores –Win Wenders, Martin Scorsese, Lars von Trier, Francesco Rosi o Dario Argento entre ellos- y apareciendo como nombre principal en llamativos castings que incluyeron títulos como Mientras nieva sobre los cedros (1999), Las mejores intenciones o El toque silencioso (1992), Minority Report (2002), Shutter Island (2010) o Tan fuerte, tan cerca, la película que le valió su última nominación al Oscar, el 2012. Aún le quedaría combustible para unirse al elenco de Star Wars en The Force Awakens (2015) y ser nominado al Emmy 2016 por interpretar al Cuervo de los tres ojos en Game of Thrones, una de las grandes series de los últimos tiempos en una carrera que suma 163 créditos y que ha culminado con “Ecos del pasado”, la película cuya filmación acababa de concluir. “Lo importante para un actor mayor como yo es seguir trabajando. A menudo me llegan guiones de padres o abuelos enfermos que mueren (…) Así que si aparece Game of Thrones o Star Wars me emociono. De acuerdo, mi personaje en The Force Awakens muere –confesó riendo-, pero no por viejo, sino porque está en mitad de una revolución”.

A la vista en retrospectiva de su filmografía, la vida entera fue una revolución para Max Von Sydow, desde el momento en el que decidió jugar una partida de ajedrez con la muerte, para ganar tiempo y darle sentido a su vida antes de partir. Jaque mate con ella, enorme Max, eterno Antonius.

SUS GRANDES PELÍCULAS

El sétimo sello (Ingmar Bergman, 1957) La primera de las 11 películas que hace con Ingmar Bergman, de quien se considera es su alter ego fílmico. Ganó el Premio Especial del Jurado en Cannes el año de su estreno.

El manantial de la doncella (Ingmar Bergman, 1960) Una violación, un asesinato, un drama terrible y una magnífica actuación de Von Sydow en este filme, ganador del Oscar a Mejor Película Extranjera.

La historia más grande jamás contada (George Stevens ,1965) Von Sydow se convierte en Jesús en esta superproducción que cuenta con numerosas estrellas. Su naturaleza enigmática le otorga al personaje otra cualidad excepcional. Charlton Heston interpreta a Juan El bautista.

La hora del lobo (Ingmar Bergman, 1968) Un artista cree estar perdiendo la cordura y se muda con su esposa a una isla casi desierta, que se convertirá en un nuevo desafío a su razón.

El exorcista (William Friedkin, 1973) Una de esas pocas películas de terror que ha logrado darle miedo a varias generaciones. Su personaje, el Padre Merrin, emprende una terrible lucha contra el mal. Gracias a su sólida actuación, fue nominado al Globo de oro.

Tres días del cóndor (Sydney Pollack, 1975) Un magnífico thriller de espías en el que Von Sydow interpreta a Joubert, un asesino carente de emociones que va tras la pista de Robert Redford. Impertérrito y, por eso, justamente, terrorífico.

Flash Gordon (Mike Hodges, 1980) Sin cabello, con unas cejas pobladas y rebeldes y una barba que le otorgaba un innegable aspecto maligno. Así aparece Von Sydow como el Emperador Ming en esta fantasía que fue delirio infantil y juvenil a inicios de los 80.

Hannah y sus hermanas (Woody Allen, 1986) Aquí fue Frederick, un artista atormentado en medio de un drama de infidelidad y hastío, con una innegable dosis de humor negro, como le gusta aún a Allen.

Pelle el conquistador (Billie August, 1987) Su primera nominación al Oscar llega con este filme, ganador del Oscar a Mejor película Extranjera ese mismo año. Interpreta a Lassefar, padre del protagonista. Ambos son dos migrantes suecos en Dinamarca, experimentando las penurias de la pobreza.

Escape a la Victoria (John Huston, 1981) Un inédito casting reunido bajo la dirección de un maestro del cine. Von Sydow era el nazi en un campo de concentración donde estaban encerrados Stallone, Michael Caine… y Pelé.

Minority Report (Steven Spielberg, 2002) Una mezcla de acción y misterio. Una fantasía futurista en la que los crímenes pueden evitarse antes de ser cometidos y los criminales ser encerrados sin que haya víctimas. La sola presencia de Von Sydow basta para darle solidez al asunto.Extremely Loud & Incredibly Close (Stephen Daldry, 2011) La última de sus dos nominaciones al Oscar la recibió por este drama en el que interpreta a un personaje mudo y sin nombre, cuya gestualidad es suficiente para que su presencia se haga decisiva.

Star Wars: The Force Awakens (J.J. Abrams, 2015) Un papel pequeño pero significativo como Lor San Tekka lo sumó a la fantasía por excelencia de la historia de la ciencia ficción cinematográfica.

BONUS: Game of Thrones (2016) La participación en la serie de El cuervo de los otros es tan corta como decisiva, pero el personaje logra su cometido gracias a la interpretación del actor. El cuervo es un muerto tan antiguo, que las raíces de un árbol casi mítico han crecido debajo, encima y a través de él. Como las del cine sueco con Max Von Sydow.

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