La ceremonia para marcarlas sucedió en el 2017 dentro de un hogar en Albany, Nueva York, donde las integrantes del grupo Nxivm tuvieron su rito de iniciación para una nueva participante de la secta ultrasecreta dentro de la organización.
Esa nueva integrante, Lauren Salzman, testificó que la hicieron arrodillarse y decir: “Amo, por favor, márcame, sería un honor, un honor que quiero portar por el resto de mi vida”. Luego la sostuvieron en una mesa para dar masajes mientras alguien usaba una herramienta de cauterización para quemarla con las iniciales de Keith Raniere, el líder de Nxivm, en una zona cercana a la cadera.
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“Fue lo más doloroso por lo que he pasado”, dijo Salzman durante el segundo día de su testimonio en el juicio contra Raniere, quien está acusado de tráfico sexual y asociación delictuosa.
Salzman también declaró que un grupo de mujeres perteneciente a la secta sexual dentro del grupo llamada Nxivm fueron sujetas a castigos sádicos que incluían azotes con una correa de cuero.
La testigo señaló que las mujeres hacían compromisos secretos para convertirse en “esclavas” vitalicias de Raniere y lo llamaban “amo” o “amo supremo”.
Se comunicaban mediante aplicaciones encriptadas de teléfono, llevaban a cabo tareas y ejercicios diseñados por él y aceptaban los severos castigos si se pensaba que habían fallado en sus obligaciones.
Dichos castigos podían incluir mantener posiciones forzadas o dolorosas, quedarse de pie descalzas sobre la nieve, tomar duchas de agua fría y azotarse mutuamente el “trasero desnudo” con la correa, afirmó Salzman. Recuerda que una vez Raniere llegó mientras se estaban azotando para decirles que se aseguraran de mover las muñecas de determinada forma para infligir el máximo dolor.
“Estas cosas comenzaron a volverse escalofriantes”, comentó. “Me preocupaba fallar”.
Salzman, cuya madre fue cofundadora de Nxivm, dio una descripción detallada de los mecanismos que Raniere y sus seguidoras más fieles utilizaban para humillar y subyugar a mujeres, muchas de las cuales, según los fiscales, eran forzadas a tener relaciones sexuales con él.
Raniere, de 58 años, cofundó Nxivm [néxium] con Nancy Salzman como una organización de autoayuda en la década de 1990. Cerca de 16.000 personas tomaron cursos de Nxivm y algunas pagaron decenas de miles de dólares.
Raniere ahora está imputado por cargos que incluyen asociación delictuosa, extorsión, trabajos forzados y tráfico sexual. Durante las últimas semanas, cinco mujeres que también fueron acusadas, incluyendo a Nancy y Lauren Salzman, se han declarado culpables.
En su testimonio, Lauren Salzman, de 42 años, describió las operaciones internas de una secta clandestina dentro de Nxivm llamada The Vow (el voto) o DOS, en la que las participantes eran o “amas” o “esclavas”, y eran marcadas con las iniciales de Raniere.
Salzman era una “ama de primera línea”, es decir, una integrante de alto rango de DOS. El nombre del grupo, según se dice, eran las siglas de una frase en latín que puede traducirse como “Dominio de las Acompañantes Femeninas Obedientes”. Debido a su papel dentro de la secta, Salzman pudo dar un panorama amplio y detallado de la forma en que estaba estructurada la comunidad para crear un grupo de mujeres que obedecieran ciegamente las órdenes de Raniere y se sometieran a su control.
Según ella, el principal interés del grupo era venerar a Raniere y fomentar un ambiente de “obediencia y confidencialidad totales”.
Salzman testificó que Raniere reclutó a las primeras ocho amas de primera línea del grupo y que las consideraba sus esclavas. Cada una de las ocho reclutó a sus propias esclavas, en grupos separados llamados estirpes, y esas esclavas, a su vez, reclutaron a otras.
De acuerdo con ella, en total había cuatro niveles de esclavas en la pirámide, cada una de las cuales rendía cuentas a su ama del nivel superior. Todas le rendían cuentas en última instancia a Raniere, el “amo supremo”.
Las reclutas pasaban por cinco etapas, empezando como “aspirantes” que entregaban material personal comprometedor o propiedades como garantía o colateral para demostrar su compromiso. Después de unirse al grupo, proporcionaban todavía más información o material para quedar “totalmente garantizadas”, lo que significaba que podían ser objeto de chantaje.
Una integrante del grupo, Rosa Laura Junco, compró una “casa de sororidad” para las integrantes de primera línea en el pueblo de Waterford, cerca de Albany. Ahí celebraban reuniones frecuentes, y se quitaban la ropa para tomarse fotografías desnudas y enviarlas a Raniere, señaló Salzman.
Mencionó que había planes de construir un “calabozo” en el sótano de la casa que iba a incluir una jaula en la cual alguien dispuesta a “entregarse”, en presunto favor de su crecimiento personal, podría ser encerrada durante horas o días, o incluso más tiempo.
De acuerdo con Salzman, las integrantes de DOS se comunicaban a través de programas encriptados como Telegram y Signal. La agrupación era tan secreta que sus integrantes no siempre conocían las identidades de las demás.
También declaró que Raniere sometía a las integrantes a “ejercicios de disposición” en los que enviaba, en momentos inesperados, mensajes de texto que todas las integrantes del grupo debían responder en un lapso corto.
El objetivo de estos ejercicios, según la testigo, era reafirmar la idea de que responder al amo era la parte más importante de la vida de una esclava.
Una de las tareas específicas de Salzman era editar las enseñanzas y las ideas de Raniere acerca de DOS para crear un libro que iba a servir como una especie de texto de referencia y manifiesto. Salzman declaró que iban a poner el libro en un lugar seguro, tal vez atornillado a una pared, pero iba a estar disponible para referencia en ciertas circunstancias.
Los fiscales del juicio proyectaron en una pantalla algunos extractos del manuscrito, el cual exhortaba a las lectoras a pensar: “Por qué tu amo es mejor que el resto de la gente”. Incluía la orden “Siempre haz que tu amo se vea bien” y decía que todas las esclavas debían enlistar a todas las personas que conocían —“incluyendo a sus madres”— y considerar quién debía unirse a la comunidad.
“El placer más grande para la mejor esclava es ser la herramienta primordial de su amo”, decía uno de los pasajes. “Entregas tu vida, mente y cuerpo para un uso incondicional”.
Salzman mencionó que entre las principales prioridades de Raniere estaba el reclutamiento de más integrantes para DOS, en especial personas que pudieran ser poderosas o influyentes. Tan solo ella, declaró, tenía veintidós esclavas en su estirpe. También dijo que Raniere esperaba tener sedes en todo Estados Unidos.
“Creo que se imaginó que habría miles o millones de personas en la comunidad”, dijo Salzman. “Que tal vez podríamos tener un candidato de DOS para un cargo político”.
© "The New York Times"