Si hay un consenso en Chile, es que más allá de lo que digan las urnas el país no volverá a ser el mismo. El histórico plebiscito en el que los chilenos decidirán hoy si cambian la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet se da a casi tres años del feroz estallido social que dio paso a la elección de una Convención Constituyente que elaboró esta propuesta de Carta Magna.
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Pero, aunque la convención empezó con mayoritario respaldo, las encuestas apuntan hoy a una victoria del Rechazo frente al Apruebo, lo que plantearía importantes desafíos para el vecino del sur, especialmente para el presidente izquierdista Gabriel Boric, cuya propuesta de país está inminentemente ligada a la nueva Constitución.
Tomás Mosciatti, abogado y analista político chileno y director de Radio Bío Bío, considera que el país ya tomó una decisión y que lo que viene pondrá a prueba la capacidad de Boric para formar alianzas y moverse hacia el centro. Una cosa es clara: Chile quiere una nueva Constitución, aunque no sea esta.
—Hace dos años, el 78% de los chilenos votó a favor de redactar una nueva Constitución, pero hoy todas las encuestas dan por ganador al Rechazo. ¿Qué pasó?
Varias cosas. En primer lugar, hablamos de una Convención Constitucional a la que llegaron muchísimos grupos identitarios que tenían un interés muy particular y no miraron el interés general. En segundo lugar, la Convención sufrió golpes a su credibilidad. Pero yo diría que el cambio se produjo en abril. El Rechazo empezó a subir en las encuestas por la aprobación de la plurinacionalidad, por un aborto con bastante libertad y por un doble sistema de justicia con el que la mayoría de los chilenos no estaba de acuerdo.
—El tema de la plurinacionalidad indígena es uno de los que más dividen, incluso entre los indígenas no hay consenso, pues los más radicales reclaman su propia nación. ¿Cómo ha impactado esto en el proceso?
Donde hay mayoría indígena en Chile, principalmente del pueblo mapuche, es en la región de la Araucanía, una región que vota por la derecha y donde se estima que el voto por el Rechazo va a ser enorme. Esto ocurre porque para la Convención Constitucional se estableció un padrón electoral especial para pueblos indígenas donde se inscribió poquísima gente y, por lo tanto, llegaron con muy poca representación.
—Si gana el Apruebo, sus impulsores han prometido que se reformarán los aspectos más conflictivos del texto. ¿Cuáles son? ¿Realmente se corregiría algo?
El aspecto más polémico del proyecto constitucional se refiere al sistema político, que es el corazón de una Constitución. Si bien se emitió una declaración por los dirigentes políticos que apoyan el Apruebo, en cuanto al sistema político solo se comprometieron a reflexionar sobre él. Pero, en general, esas promesas no calaron hondo.
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—¿Cuál es el mayor problema que ve en el sistema político propuesto?
Lo han dicho los expresidentes Eduardo Frei y Ricardo Lagos: el principal problema del sistema político que se propone es el desequilibrio entre las distintas instituciones. Con la nueva propuesta tenemos una Cámara de Diputados muy poderosa, que va a tener influencia política para nombrar jueces, y un presidente con bastante menos poder. Con todo eso se empiezan a producir unos desequilibrios importantes en todo el entramado que debe tener una democracia, que es el de órganos autónomos debidamente fiscalizados y equilibrados.
—Por otro lado, si gana el Rechazo habrá que empezar de cero. ¿Cuánto se perdería? ¿Qué opciones de éxito tendría una nueva convención?
El país quiere una nueva Constitución. La Constitución vigente carece de legitimidad y, por lo tanto, es indudable que va a surgir otra Constitución. No se sabe cómo va a ser el proceso exactamente, qué reglas cambiarán. Yo creo que vamos camino a una nueva Convención, se dice que debería tener un plazo de seis meses y que el texto base sería el rechazado, en cuanto a los derechos.
—La popularidad del gobierno de Boric ha estado muy vinculada a la del Apruebo y su agenda está ligada a una nueva Constitución. ¿Cómo queda la figura del presidente si gana el Rechazo, más aún en medio de una crisis económica inédita para el país?
El presidente ha hecho campaña a favor del nuevo texto y, por lo tanto, ha sido parte de este proyecto. Una derrota del texto es también una derrota personal. Sin embargo, hay un acuerdo de muchas personas, incluidos los empresarios, de apoyar la figura presidencial porque estiman que esta es una institución y sobrepasa la figura personal de Boric. Chile no se puede dar el lujo de debilitar la presidencia. Si hay una derrota, Boric va a ser un presidente debilitado. Posiblemente, no va a poder realizar todo el programa que había propuesto al país, esa es la consecuencia de la derrota.
—Boric dijo a la revista “Time” que, si gana el Rechazo, “nos demoraremos un poco más pero vamos a llegar igual” a una nueva Constitución. ¿Cuál será el reto para no desgastarse si el proceso se alarga?
Si gana el Rechazo, el poder va a pasar al Parlamento porque es el Congreso el que va a determinar las reglas para elegir una nueva Convención. Boric va a tener la presión de sus partidarios para aplicar su programa de gobierno, aunque tenga la Constitución de Pinochet. Tendremos un presidente absolutamente tensionado por la economía, por las protestas y por la presión de aplicar un programa con una institucionalidad que siempre desconoció.
—El voto será obligatorio por primera vez desde el 2010. ¿Eso puede cambiar el panorama?
Creo que no impactará mucho, la diferencia puede estar en que tuvimos votación en medio de la pandemia y muchas personas de edad avanzada no votaron y esta vez sí lo harán y ese voto es bastante conservador, lo que esa es una mala noticia para el Apruebo. La diferencia entre Apruebo y Rechazo no se mueve desde hace varios meses. Yo creo que la gente tomó una decisión hace mucho tiempo.
—¿Quién se ve beneficiado en cada escenario, si gana el Apruebo o si gana el Rechazo?
Si gana el Rechazo, la izquierda habrá perdido la gran oportunidad histórica de diseñar el modelo de país. Si gana el Apruebo, es la victoria de la izquierda más radical, en la que se encuentra Gabriel Boric. Si gana el Rechazo, es la victoria del centro político porque mucha gente que está apoyando el Rechazo son personas que gobernaron con la otrora Concertación, después con Nueva Mayoría con Michelle Bachelet. Entonces también ganaría el centro, no solo la derecha.
—El estallido social dejó muchas lecciones, entre ellas la urgencia de una Constitución con mayor enfoque en los derechos sociales. ¿Cómo entender una eventual victoria del Rechazo en ese sentido?
Si se redacta una nueva Constitución, y así lo quiere la mayoría del país, es para eso. Si la gente rechaza esta Constitución, no va a ser por los derechos sociales, va a ser la plurinacionalidad, por el doble sistema de justicia, por el aborto. Pero los derechos sociales llegaron para quedarse. Sin derechos sociales no va a haber Constitución que se apruebe en Chile.
—¿Es el Partido Comunista el grupo político que más ha salido legitimado del proceso constituyente? ¿Cómo queda más allá del resultado?
El Partido Comunista ha sido absolutamente legitimado por el presidente, está en el gobierno en puestos muy importantes. Si el presidente después de una eventual derrota decide ampliar su base electoral y cambiar el rumbo hacia el centro, que es lo que se le está pidiendo, el Partido Comunista va a tener que determinar si sigue o si abandona el gobierno.
—Más allá del resultado, ¿cuál es el impacto en la democracia chilena del proceso constituyente?
Chile es un país con instituciones más deterioradas, con muchísima más desconfianza entre nosotros y hacia las instituciones, con más deterioro económico y más pobreza. Es un país más precario y, por lo tanto, uno que busca un camino que todavía no encuentra. Si gana el Rechazo, vamos a seguir buscando, porque eso quiere decir que este camino que nos están proponiendo no es el que hay que seguir.