El presidente de China, cuyo pensamiento está incluido en la Carta Magna del país, es considerado el líder político más influyente de la nación en la actualidad. Sus 6 años en el poder y la posibilidad de perpetuarse en el cargo lo han llevado a ser equiparado con Mao Zedong. (REUTERS/Thomas Peter).
El presidente de China, cuyo pensamiento está incluido en la Carta Magna del país, es considerado el líder político más influyente de la nación en la actualidad. Sus 6 años en el poder y la posibilidad de perpetuarse en el cargo lo han llevado a ser equiparado con Mao Zedong. (REUTERS/Thomas Peter).
/ THOMAS PETER
Redacción EC

Ninguna fuerza podrá detener a ”, dice presidente del gigante asiático, ante las miles de personas que se congregaron en la icónica plaza Tiananmen, en el corazón de Beijing, para presenciar el desfile con el que celebran el 70 aniversario de la fundación de la República Popular.

El actual líder, que puede presumir de tener su “pensamiento” registrado en la Constitución del país, ya es considerado el segundo líder más importante en la historia china detrás del histórico Mao Zedong.

Nacido en Beijing en 1953, Xi Jinping pareció designado desde el primer momento a ocupar un alto cargo. Hijo de Qi Xin y Xi Zhoongxun, uno de los fundadores del Partido Comunista Chino (PCCh), el actual mandatario disfruto de una cómoda infancia gracias al cargo de viceprimer ministro que ostentaba su padre.

Sin embargo, la vida familiar dio un vuelco luego de que el patriarca de los Xi cayera en desgracia durante la Revolución Cultural, la campaña emprendida por Mao entre 1966 y 1976 contra los partidarios del capitalismo.

Vivió siete años, desde los 15 hasta los 22 años, en un campo de reeducación ubicado en la provincia norteña de Shaanx trabajando en una comunidad agrícola. No obstante, ese periodo fue aprovechado por Xi para “sobrevivir siendo el más rojo de los rojos”, según cables de Wikileaks.

Al ser “rehabilitado”, su padre se convirtió en gobernador de la provincia de Guangdong, ganando contactos que le permitieron al actual mandatario iniciar una vida política. Pasó por el Ejército, en 1974 se volvió miembro del PCCh, un año después inició sus estudios en ingeniería química en la Universidad de Tsinghua. Se graduó y se convirtió en secretario del viceprimer ministro Geng Biao, en 1982 pasó a ser subsecretario del partido en Hebei.

Tres años más tarde se convirtió en vicealcalde de Xiamen, donde conoció a Peng Liyuan, una renombrada cantante folclórica que cinco años más tarde se convirtió en su segunda esposa y luego en la madre de su única hija, Xi Mingze, quien actualmente tiene 27 años y está graduada de Harvard.

Para 1995, Xi ya era congresista de la provincia de Fujian. Cuatro años más tarde se convirtió en gobernador de esa región. Para el 2002, ya viviendo en la región de Zhejiang, se convirtió en gobernador y un año después alcanzaría la secretaria del partido en esa región. Un escándalo que envolvió al secretario del partido en Shangai en el 2007 terminó poniendo a Xi Jinping como su reemplazo, cargo en el que procuró recuperar la imagen financiera de la ciudad.

En octubre de ese mismo año, Xi era elegido como uno de los nueve miembros permanentes del Comité Político del PCCh. En el 2008 se convirtió en vicepresidente de China y estuvo encargado de organizar los Juegos Olímpicos de Beijing, fue subsecretario de la Comisión Central Militar en el 2010 y en el 2012 lo nombraron secretario general del PCCh. El cargo prácticamente le aseguraba la presidencia para el año siguiente, algo que fue ratificado en el Congreso Nacional Popular celebrado en marzo del 2013.

Su llegada a la presidencia estuvo marcada por una campaña anticorrupción “contra tigres y moscas”, en referencia a funcionarios públicos de todo nivel envueltos en delitos de este tipo. En sus primeros años como presidente buscó fortalecer la imagen de China en el extranjero, además consolidó el crecimiento económico del gigante asiático. También creó el delito de nihilismo, que sancionaba a cualquiera que insultara el legado de los “mártires de la Revolución”.

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En el 2016 fue nombrado “núcleo” del partido, un importante reconocimiento que reafirmaba su papel en la historia del comunismo chino y una de las razones por las que actualmente Xi Jinping es considerado el dirgiente político más poderoso de su país.

El 25 de octubre del 2017 fue confirmado para un segundo mandato y cinco meses después se eliminó la norma que limitaba a los presidentes a tener dos mandatos consecutivos. Es decir, Xi Jinping está facultado para ser presidente el tiempo que desee.

Durante el Congreso de ese año, además, se incluyó el “pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas en una nueva era” en la Carta Magna”, un privilegio antes otorgado únicamente a Mao Zedong.

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Sin embargo, no todos son halagos para Xi. Las críticas más severas sobre el mandatario recaen en tres grandes temas: la adoración a su imagen, la represión hacia la libertad de prensa y defensa de los derechos humanos, y la contaminación que sume regularmente a China bajo una intensa nube de polución.

Desde los enormes carteles que inundan las calles de Beijing con la cara del presidente, la repetición de sus frases más famosas, hasta dibujos animados como “Papá Xi”; el mandatario ha sido señalado en múltiples ocasiones de establecer un culto a la personalidad.

A esto se suman las denuncias por actos de represión a los derechos. Según el diario South China Morning, unos 10 mil reporteros y directores de 14 medios tendrán que realizar un examen piloto sobre la vida y filosofía de Xi Jinping para poder renovar sus carnets de prensa.

Desde los enormes carteles que inundan las calles de Beijing con la cara del presidente, la repetición de sus frases más famosas, hasta dibujos animados como “Papá Xi”; el mandatario ha sido señalado en múltiples ocasiones de establecer un culto a la personalidad. (AFP)
Desde los enormes carteles que inundan las calles de Beijing con la cara del presidente, la repetición de sus frases más famosas, hasta dibujos animados como “Papá Xi”; el mandatario ha sido señalado en múltiples ocasiones de establecer un culto a la personalidad. (AFP)
/ GREG BAKER

En cuanto a los derechos, organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado una intensa represión contra activistas, encarcelamientos en sitios no identificados, suspensión de las comunicaciones para detenidos, dictámenes que restringen la libre expresión y una severa censura en Internet.

Este último punto llega al nivel de que si uno busca la palabra “Winnie Pooh” en un servidor de Internet chino, la búsqueda es bloqueada. ¿La razón? Muchos se burlan comparando a Xi Jinping con el famoso dibujo animado.

El gobierno continuó redactando y promulgando leyes nuevas que entrañaban graves amenazas para los derechos humanos con el pretexto de la “seguridad nacional”. El premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo murió bajo custodia. Se detenía, procesaba y condenaba a personas que se dedicaban al activismo y a la defensa de los derechos humanos sobre la base de acusaciones vagas y demasiado amplias, como ‘subvertir el poder del Estado’ y ‘provocar peleas y crear problemas’”, reseña parte del informe emitido por Amnistía Internacional sobre la situación de los derechos en China en el 2018.

Finalmente, el acelerado crecimiento económico chino que los ha llevado a anunciar orgullosos que para el 2021 erradicarían la pobreza del país, ha traído consigo serios daños al medio ambiente que vienen enfrentando sin mayores éxitos.

China continúa siendo la nación más contaminadora del mundo. Pese a emprender una guerra contra la polución en el 2014, este año Beijing tuvo su febrero con mayores índices de contaminación de los últimos cinco años, dos tercios de los ríos están sucios y un 20% de suelos cultivables contienen elementos dañinos, según un informe del diario El País de España.

Esto ha generado, según la organización medioambientalista Green Peace, que aumenten las incidencias de cáncer de pulmón, se duplique la tasa de mortalidad a causa de ictus y las enfermedades respiratorias también vean un pico de crecimiento.

Fuente: EFE / La Vanguardia / El País / BBC / Green Peace / Amnistía Internacional / Enciclopedia Británica

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