María es una niña nacida en Cajamarca, ¿qué oportunidades tendrá en su vida? Desde su primer respiro tendrá que jugar con la estadística en contra. Ha nacido en la región con las mayores brechas de género del país y una alta tasa de pobreza en el ámbito nacional (44,5% en el 2023). A diferencia de Luis, su hermano un año mayor, su camino tendrá obstáculos adicionales: menor acceso a educación, menos oportunidades laborales, escasa autonomía económica y representación política casi inexistente. Lamentablemente, la situación de María es la historia de millones de mujeres peruanas que enfrentan barreras estructurales por su género.

El Índice Regional de Brechas de Género 2024 elaborado por el IPE expone con crudeza esta realidad. En el pilar laboral, Cajamarca ocupa el último lugar con un puntaje de 53,7 sobre 100, donde un valor de cero indica paridad. Y no solo hablamos de brecha salarial, sino de una baja participación femenina en sectores claves como la minería, donde solo el 5% de los empleos son ocupados por mujeres. A esto se suma una tasa de informalidad altísima, donde prácticamente nueve de cada diez trabajadores cajamarquinos son informales, lo que precariza el empleo femenino y limita sus oportunidades de progreso.

En educación también existen brechas significativas. En el 2023, la tasa de analfabetismo en el país fue casi tres veces mayor en mujeres que en hombres. Además, solo el 62% de las mujeres mayores de 17 años logró completar la secundaria, en comparación con el 70% de los hombres. En pleno siglo XXI, factores como el embarazo adolescente y la carga de tareas domésticas siguen poniendo en jaque la continuidad educativa de miles de niñas y, por ende, las oportunidades para aprovechar su potencial.

El acceso financiero y la autonomía económica son otros frentes en los que las mujeres enfrentan desigualdades. A pesar de que el acceso al crédito es similar a escala nacional, en regiones como Huancavelica o Pasco la diferencia sigue siendo marcada. En Huancavelica, solo el 15% de las mujeres accede al crédito, frente al 22% de los hombres. La falta de ingresos y la dependencia económica son realidades que limitan la toma de decisiones de muchas mujeres, perpetuando círculos de desigualdad y vulnerabilidad.

En el ámbito político, la representación femenina sigue siendo alarmantemente baja. Solo el 5,4% de alcaldías en el país y apenas dos gobiernos regionales son liderados por mujeres. Para María, la situación es aún más crítica: Cajamarca ocupa el último lugar en este pilar, con las mayores brechas en conducción de empresas y participación política. Para donde sea que mire, Luis puede encontrar referentes, pero María probablemente crecerá sin ejemplos cercanos que le demuestren que su voz puede ser escuchada. Sin representación, las posibilidades de cambio y de políticas públicas con enfoque de género se ven drásticamente reducidas.

Pero la realidad no tiene por qué ser así. Regiones como Moquegua o Ica, que ocupan mejores posiciones en el índice, demuestran que el cambio es posible. Muestran un mayor acceso a educación y empleo formal para las mujeres, lo que ha logrado avances significativos en la reducción de desigualdades.

Es indudable que el lugar en el que nacemos y las condiciones de nuestra infancia influyen en nuestras oportunidades; sin embargo, estas condiciones no deberían definir nuestro destino. No permitamos que el futuro de miles de niñas se trunque por desigualdades que se pueden corregir. La implementación efectiva de políticas, el fortalecimiento de programas de acceso a la educación y empleo, y la promoción del liderazgo femenino pueden cambiar la historia de millones de mujeres.

María tiene derecho a soñar con un futuro diferente. Pero esos sueños solo serán posibles si, como sociedad, nos comprometemos a eliminar las barreras que hoy la condenan a menos oportunidades. No se trata solo del futuro de una niña, sino del desarrollo del país.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

María Pía Benavides es gerenta de Comunicaciones del Instituto Peruano de Economía (IPE)

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