mao tse tung
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Patricia Castro Obando

¿Está muerto en ? En el marco de un evento tecnológico en la isla de Hainan, apareció Mao como expositor, personificado por un actor chino con un gran parecido y que vestía el clásico atuendo de cuello alto. “Son dignos de ser llamados los grandes hijos e hijas de la nación china”, exclamó con un fuerte acento de Hunan que Mao hizo popular en China.

Palmas y vítores continuaban retumbando en la sala cuando en las redes sociales chinas los internautas locales criticaban el video compartido en tiempo real porque era “una falta de respeto” a Mao. También en tiempo real, los organizadores se disculparon públicamente mientras los patrocinadores deslindaban responsabilidades.

Tres días antes en Hong Kong, casi un centenar de fanáticos maoístas cruzaron las fronteras desde la parte continental de China, vestidos como guardias rojos para “conmemorar” el aniversario número 52 del inicio de la Revolución Cultural, marchando y cantando por las calles hongkonesas. Un episodio similar pero de bajo perfil sucedió en Dalian, un puerto del norte de China, donde manifestaciones de este tipo están prohibidas.

En el 2013, cuando Xi Jinping no había cumplido un año en el poder presidencial, pronunció un elocuente discurso durante un simposio para conmemorar el aniversario 120 del natalicio de Mao. En aquella ocasión prometió que el Partido Comunista de China “mantendrá en alto la bandera del pensamiento Mao para siempre”.

Subrayó que “los líderes revolucionarios no son dioses sino seres humanos”, por lo cual “no hay que adorarlos pero tampoco repudiarlos”. Mencionando a Mao, dijo que “los errores de sus últimos años son factores subjetivos y de responsabilidad personal” y que “complicadas razones históricas y sociales tanto en China como en el extranjero también tuvieron que ver”.

Estos “errores de los últimos años” costaron a China al menos 70 millones de muertes, según los críticos de Mao. Para el partido, apenas representa un “30%” frente a un “70% de aciertos” del líder chino. Xi no se estaba refiriendo ni al Mao del Gran Salto Adelante ni al de la Revolución Cultural, por citar las dos mayores catástrofes de la época maoísta.

De acuerdo con el experto español Enrique Fanjul, “la figura de Mao no es única. Hubo a lo largo del tiempo varios Mao diferentes e incluso contradictorios entre sí en su actuación política y en su pensamiento. Depende de cuál sea el Mao que consideremos, su herencia ha desaparecido o, en contra de lo que podría deducirse de la observación superficial de China, sigue estando presente de forma importante”.

¿Cuál es el Mao de Xi Jinping? En el 2013 frente a sus correligionarios lo describió como el “gran revolucionario, estratega y teórico proletario”. Si Mao sigue siendo venerado en China es porque representa la unidad y el nacionalismo, y el que estableció los cimientos para la construcción de una nueva nación. El partido vive de estos réditos y no socavará la base que le permite legitimidad, permanencia y continuidad.

Tampoco lo hará Xi, que parece emular a Mao en forma pero no en fondo. Logró que el partido le concediera el título de “núcleo”, incluyó el “Pensamiento Xi” en los estatutos, eliminó los límites de dos mandatos consecutivos para el cargo presidencial y la edad de jubilación de los dirigentes chinos, y ahora ostenta las tres riendas del poder en China: secretario del PCCh, presidente de la Comisión Militar y jefe de Estado.

Sus estrategias son consideradas maoístas debido a la retórica de su discurso, un estilo personalista de gobierno y el aumento de la censura e intolerancia con la disidencia. Rompió con el modelo político anterior de la dirigencia colectiva porque se agotó en sí mismo. Tanto Jiang Zemin como Hu Jintao fueron elegidos por Deng Xiaoping, el autor de la fórmula; no es el caso de Xi, que no busca equipararse con Mao sino superarlo.

Solamente consolidando su poder, Xi puede “combatir tigres, golpear moscas y cazar zorros” en una campaña anticorrupción que ha depuesto a más de un millón de funcionarios y algunos opositores o potenciales rivales del presidente chino. La corrupción ha creado fisuras en el partido y profundas divisiones por intereses particulares.

La asertiva política exterior de Xi que va de la mano con la modernización de su ejército, la implantación de bases militares fuera del territorio chino, y contempla megaproyectos que engloban a varios continentes, pintan el rumbo del llamado nuevo “timonel”, un título reservado para Mao, “el grande” y Deng “el pequeño”. Lo dijo Xi frente al congreso chino: “Mao hizo que China fuera independiente, Deng la volvió próspera y yo la haré fuerte”.