El científico Samuel Arbesman, que trabajó en el Instituto de Ciencias Sociales Cuantitativas de la Universidad de Harvard, hizo un estudio sobre cuánto duraron 41 imperios entre los años 3.000 a.C. y 600 d.C. y descubrió que su duración promedio fue de aproximadamente 200 años. Asimismo, reveló que a partir del siglo XX ningún país imperialista, o que pretendió serlo, llegó al centenario.
Por ejemplo, el profesor emérito de la Universidad de Manitoba, en Winnipeg (Canadá), Václav Smil, señala en su obra “Los números no mienten” que no hubo ningún imperio capaz de sobrevivir en el siglo XX. Los imperios que venían de siglos anteriores, el de la dinastía china Qing, concluyó en 1911, tras un dominio de 267 años. Lo mismo sucedió con el imperio turco-otomano y el austrohúngaro, que se disolvieron luego de la Primera Guerra Mundial. El imperio británico, que se inició aproximadamente en 1497, duró hasta 1960, fecha en la que Nigeria logró su independencia.
Se puede hablar de un imperio soviético que abarcó gran parte del imperio ruso de los Romanov y se anexó otros territorios, pero duró hasta diciembre de 1991: solo 74 años. No llegó al siglo. Asimismo, hay casos de imperios de duración más corta que el anterior. El imperio japonés duró 14 años. Empezó en 1931 y firmó su capitulación el 2 de setiembre de 1945. El Tercer Reich, que debía durar mil años, según los nazis, desapareció luego de 12 años.
¿Y el llamado imperio estadounidense? Según Smil, este tiene muchas dificultades para estabilizarse, porque si bien militarmente intervino en varios países, desde Vietnam hasta Afganistán, nunca pudo controlarlos totalmente, porque esos y otros países se negaron y se niegan a someterse y seguir sus dictados. Otro caso es el de la China actual. No es imperialista en el sentido clásico; es decir, el de ocupar un territorio que no le pertenece y establecer un control sobre él. Podríamos decir que el dominio imperial chino y estadounidense es a control remoto: tecnológico, económico y cultural.
Si comparamos los imperios del siglo XX y los actuales casos de intentos de dominación china y estadounidense con los grandes imperios de la antigüedad, vemos un progreso y una tendencia hacia la desaparición de los imperios de grandes territorios ocupados. Los dos imperios del siglo XXI se basan en la presión, la persuasión y la negociación para conseguir aliados. Son una especie de “imperios diplomáticos”. Esa es su metodología que, de fallar, podría generar una serie de medidas de presión o, finalmente, la intervención militar. Podemos comparar estos imperios con los más remotos de la historia y la diferencia es aun mayor. El imperio elamita de Mesopotamia duró diez siglos. El imperio egipcio, distribuido entre el antiguo y el nuevo reino, duró cinco siglos.
En cuanto al imperio romano de occidente, si partimos desde su primera expansión, después de las guerras púnicas con los cartagineses en el 201 a.C., hasta el 476 d.C., duró aproximadamente 600 años. Otro ejemplo es el del imperio árabe-musulmán que duró poco, pero se expandió mucho. Solo tuvo una larga duración en España, sobre todo en Andalucía, donde sobrevivió durante 700 años, desde la entrada de Tarik y Musa en la península ibérica.
En el Perú actual, hubo muchos reinos y culturas precolombinas, pero solo dos imperios: el Wari (del año 600 al 900 de nuestra era) y el inca (de 1430 a 1532). Este último fue el famoso Tahuantinsuyo. El otro gran imperio que es parte de nuestra historia fue el español. Si decimos que este imperio se inició en 1492 y concluyó, de facto, en 1810, duró poco más de 300 años. La batalla de Ayacucho y, posteriormente, la pérdida de Cuba fueron el puntillazo final.
¿Estamos asistiendo al fin de los imperios? Al menos como eran antes, creo que sí. Pero, ¿aparecerán nuevas formas imperiales? ¿Desaparecerán los imperios en una sociedad global? Los imperios son el resultado del afán de poder y dominación de un individuo que se lanza a la conquista o de una élite con el deseo de imponerles a los demás su visión del mundo. Por eso, también caen: porque los dominados luchan por su liberación, que es el primer paso hacia la libertad. Esto será así hasta la gran unión e integración mundial de todos los pueblos que convivirán manteniendo sus diferencias. Será el triunfo definitivo del humanismo y de la democracia.
¿Utopía? Sí, pero no olvidemos que gran parte de la historia de la humanidad, quizás su mejor parte, está hecha de utopías, que dejaron de serlo para convertirse en realidades.