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El mensaje del Papa
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La coyuntura política llamó la atención de León XIV, quien manifestó su preocupación sobre la inestabilidad en nuestro país, que conoce muy bien, y nos distrajo de su exhortación apostólica, dada a conocer por El Comercio el 10 de octubre.
La exhortación se llama “Dilexi te”, que quiere decir ‘te he amado’ y que estaba siendo preparada por el papa Francisco. El documento critica “la economía que mata y margina a los pobres”, y precisa que “las estructuras injustas que perpetúan la pobreza deben ser destruidas, a través de un cambio de mentalidad, pero también con políticas eficaces que transformen la sociedad”. En el texto, León XIV –que no me cabe duda es un admirador de León XIII, autor de “Rerum Novarum”– nos habla de que hay una tiranía invisible cuando afirma que hay un mundo “donde los pobres son más numerosos mientras vemos crecer a unas élites de ricos que viven en una burbuja muy confortable y lujosa”. Esa tiranía invisible es la de los mercados financieros; en consecuencia, el Papa invoca a los católicos a que denuncien esta situación.
Que el mundo y el Perú estén gobernados por una plutocracia no es un misterio. Pero la igualdad no es solo un tema económico, sino social y ético porque el bienestar humano debe ser integral y moral. Un gran problema que genera conflictos en el Perú es la desigualdad integral a la que el Papa se refiere. Por eso destaca: “El compromiso en favor de los pobres, con el fin de remover las causas sociales y estructurales de la pobreza, aun siendo importantes en los últimos decenios, sigue siendo insuficiente”.
La desigualdad es un lastre que daña profundamente a la humanidad, por ello los católicos y cristianos debemos comprometernos a actuar para que desaparezca, ya que la igualdad traerá justicia social. Probablemente haya sido Pablo de Tarso (San Pablo) el primero en la historia de la humanidad en haber escrito sobre la igualdad, cuando dijo que ante los ojos de Dios “no hay ni judío ni griego, ni esclavo ni hombre libre, ni hombre ni mujer”. La reciente oración del Papa y del rey de Inglaterra es un hecho fantástico de entendimiento e igualdad.
León XIV, estadounidense-peruano, es el primer Papa agustino, una congregación que se inspira en el filósofo más importante de la cristiandad, al menos para mí: San Agustín. En su famosa “Civitas Dei”, dice que los seres humanos no somos perfectos, pero sí perfectibles; en consecuencia, como ha quedado demostrado en la historia, sí es posible acercarnos cada vez más al reino de los cielos si logramos constituir sociedades más libres, justas e igualitarias. Constituirnos en sociedades donde desaparezca la dominación impuesta por grupos de poder y la estructural, que es ideológica.

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