Cuando todavía no se apagan los ecos gozosos de las fiestas por el centenario, llega cargado de esperanzas de progreso el año 1925. Desde las primeras horas de la tarde de hoy, nuevamente el Jirón de la Unión, nuestra sin par arteria capitalina, estaba colmada de público que disfrutaba en los diversos establecimientos que en ella se encuentran. Algo muy parecido ocurrió en otros jirones del centro y en el Paseo Colón que cada día se afianza como el lugar más elegante y distinguido de la capital. Estuvo profusamente iluminado y por él transitaban incesantemente innumerables automóviles. H.L.M.
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