
Hoy, Jueves Santo, hemos escogido un texto piadoso: “En la calle de La Amargura se encuentra María con su hijo quien la saluda con estas palabras: ‘Dios te salve, madre mía; gracias os doy porque habéis venido a verme. Vos sois mi consuelo en el tránsito de mis suplicios, madre mía, madre mía’. Y levantando Jesús los ojos al cielo, dijo: ‘Dios mío, Dios mío. Yo soy hijo de vuestra sierva, ayudadme por amor a ella’”. La soledad y desamparo de la Virgen María comienzan la tarde del jueves en que Jesús se despidió de su madre para celebrar la Pascua con sus discípulos.
H.L.M.