(Foto: El Comercio)
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Fernando Alayo Orbegozo

Cuatro expertos discuten sobre la importancia del proyecto minero Tía María, que aún no se desarrolla en Arequipa, cuya licencia de construcción está pendiente y cuyo estudio de impacto ambiental vence en agosto.
Las preguntas que responden son las siguientes:

1. ¿Qué o quiénes han fallado en el caso de Tía María?
2. ¿Cómo debe proceder el Ejecutivo cuando existen sectores de la población que se oponen a los proyectos mineros?
3. El Ejecutivo ha priorizado el diálogo. ¿Hasta qué punto se puede sostener este mecanismo?
4. ¿Conflictos como el de Tía María tienen un real impacto en nuestros bolsillos?

Pablo de la Flor
Director de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía

1. Más que ahondar en el pasado, lo importante ahora es asegurarnos que el Perú no deje pasar otro proyecto minero. Sobre todo de la envergadura de Tía María, con US$1.400 millones de inversión y la generación de más de 9.000 puestos de trabajo adicionales que el país y la región tanto requieren. La empresa ha cumplido todos los requisitos de ley y ha socializado el proyecto de manera muy prolija, implementando una estrategia de acercamiento a los distintos grupos de interés del Valle de Tambo y la región Arequipa

2. El Estado debe seguir apostando por el diálogo constructivo, abierto y fluido, pero dentro del marco de la ley. No puede someterse al chantaje de aquellos grupos que buscan arrinconarlo para promover sus propias agendas e intereses. Es vital que el Estado mejore sus capacidades para ampliar el acceso a la población a servicios públicos básicos, cuya ausencia gatilla estos hitos de conflictividad que estamos viendo.  

3. El diálogo es la mejor herramienta para la solución de controversias, y el Estado debe persistir en su promoción. Reitero, sin embargo, que debe estar supeditado al Estado de derecho y no puede darse en condiciones que lo vulneren, como ha venido sucediendo en varios de los conflictos que hemos visto, con el bloqueo de vías o la destrucción de infraestructura pública. No debemos permitir que se instale la cultura del chantaje. 

4. Por supuesto. No perdamos de vista que Tía María generará S/5.460 millones por canon y regalías para Arequipa. Además, impactará en el PBI nacional con un crecimiento adicional del 0,4%. Estos recursos son suficientes para construir 900 colegios o 1.500 kilómetros de carreteras nuevas. Proyectos como este nos brindan la gran oportunidad de transformar la riqueza de nuestro subsuelo en desarrollo y bienestar para todos. 

María Isabel Remy
Socióloga e investigadora principal del Instituto de Estudios Peruanos 

1. Algunas empresas extractivas ingresan a las zonas que quieren explotar como si fueran territorios vacíos. Y no lo son. En el caso específico de Tía María, donde el agua es un bien escaso, la primera versión del proyecto proponía la utilización para la explotación minera de las aguas del río Tambo. Ese diseño fue interrumpido por la protesta social y eso costó vidas humanas que no se olvidan. Una minera, que desde el comienzo se muestra prepotente, aunque después cambie su diseño técnico, tendrá mucha desconfianza de la población. 

2. La agenda es enorme. Y mucha de mediano plazo, es decir, no sirve ahora mismo hacer una consulta. Lo fundamental es poner en las manos de la población las decisiones, por lo que las empresas deben lograr que la población no se oponga. Si se genera una oposición –por conflicto de derechos, uso de recursos o diseños técnicos poco amigables con el ambiente–, es muy difícil que luego la población acepte el proyecto. 

3. No hay otra cosa que hacer para resolver los conflictos que involucrar a la población a través del diálogo. Imponer el proyecto a sangre y fuego no solo sería nefasto para la democracia y la legitimidad del Estado, sino que generaría ingobernabilidad. Una empresa minera espera permanecer 20 o 30 años en una zona, y es imposible tener una vecindad enemiga, controlada por tanques. No hay otra cosa que el diálogo.  

4. Lo que tiene más impacto es el gasto público; y la parálisis de la economía es producto de la parálisis del gasto público. Por ahora, ni siquiera los ingresos que generan al Estado las actividades productivas o extractivas en curso se pueden gastar: cada año mucho dinero del presupuesto de inversiones se queda sin ejecutar. No he visto aún cuál sería el destino de los impuestos que pagarían las mineras que no operan por conflictos. 

Diego Macera
Gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE) 

1. Creo que aún es temprano para decir que decididamente se ha fallado en Tía María. Queda tiempo para que se otorgue el permiso de construcción y se inicie el proyecto. Inicialmente falló el diálogo, y la relación se tensó demasiado. El gran ausente ha sido un Estado que no ha mediado adecuadamente entre una empresa con un proyecto positivo para la región y el país, y una población que sigue en parte escéptica. El Estado sería el responsable directo de que el proyecto se suspenda por un tema básicamente administrativo. 

2. Lo primero debe ser siempre el diálogo. A veces será importante escuchar y explicar para despejar dudas. En otros casos, será necesario modificar parte del proyecto para atender las inquietudes de los afectados. Es vital distinguir entre los interlocutores con una preocupación legítima y aquellos que solo buscan protagonismo político o beneficios económicos indebidos. Para los segundos, se debe hacer prevalecer el Estado de derecho. 

3. Debe haber todo el diálogo posible siempre que sea realizado de buena fe por las partes involucradas. La búsqueda de consensos no se acaba con el estudio de impacto ambiental (EIA), con la licencia de construcción o con la puesta en operación. Pero cuando se pasa a la ilegalidad –sea la mina o la comunidad–, el Estado tiene la obligación de intervenir para prevenir que los derechos de otros no sean vulnerados. 

4. Sí. Tía María está anclada a otros proyectos del mismo grupo económico con una inversión total de US$8.000 mlls. El movimiento económico que generan esos recursos –en términos de empleo, ingresos, impuestos, canon para la región– es fundamental para el país. Quizá lo peor de este problema sea el mensaje que deja el Estado a los posibles inversionistas: “Cumplir los requisitos que te pido –que son varios– no garantiza que tu proyecto salga adelante”. 

Javier Torres Seoane
Antropólogo y director de Noticias SER 

1. En primer lugar, la empresa, ya que no ha logrado generar confianza en la población. No le creen a pesar de que han hecho cambios en sus relaciones comunitarias. Southern no convence de que el proyecto minero puede convivir con la agricultura y el bienestar local. En segundo lugar, el Estado ha fallado. Es el tercer gobierno involucrado [Humala, Kuczynski y Vizcarra] que no ha logrado sacar adelante Tía María debido al mismo error: no convence al gobernador, ni a los alcaldes ni a la ciudadanía. 

2. Es primordial que el Ejecutivo tenga un diagnóstico claro del problema en Tía María. ¿A qué se debe el rechazo de los agricultores? En las últimas dos semanas, los ministros de Economía, Energía y Minas y otros funcionarios han tenido diferentes versiones al respecto. En vísperas de que expire el EIA de Southern, vemos a un Ejecutivo no alineado, sin diagnóstico claro. Solo buscan alianzas con las autoridades regionales cuando está a punto de estallar el conflicto. 

3. El diálogo es fundamental, pero no es lo único. Debe tener un objetivo concreto: ¿qué se quiere lograr? No se puede pensar que sentarse a conversar va a resolver los problemas. Tienen que tomarse decisiones políticas concretas. Se busca dialogar antes de que haya protestas, pero que en Arequipa no acepten que vaya el primer ministro es una expresión de desconfianza entre las partes. 

4. El Perú es más que un país minero, aunque es cierto que la minería produce un importante porcentaje de la riqueza del país. El punto es que la gente no siente que, si Tía María se paraliza, eso va a afectar la vida cotidiana de los moradores locales, de la región Arequipa, o del país. Porque la gente no cree, y esto es un tema que el sector no ha logrado convencer, que la minería es una fuente de riqueza para todos los peruanos, sino para la gran empresa.

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