(Foto: Archivo El Comercio)
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Jaime de Althaus

Ayer paperos y otros bloquearon carreteras y atacaron a comerciantes en seis departamentos andinos del Perú. Esos son delitos, pero los fiscales no denuncian. Fue una acción política concertada. Según fuentes bien informadas, Alipio Villar, quien está representando a los paperos de Huánuco, es un agitador conocido que fue mando político de Sendero y purgó condena de 15 años. En Huancavelica es el grupo Proseguir, el de la última huelga del magisterio. En el resto de las regiones son los antiguos dirigentes de los frentes de defensa. De paso, se ponen en vitrina para las elecciones de octubre.

Por supuesto, la causa material del de 72 horas de hace tres semanas era real: el precio de la papa en chacra se había desplomado, pero no debido a la importación de papa prefrita, como reclaman los dirigentes, pues esta apenas representa 0,6% del consumo, sino de la sobreproducción. Y ese es un problema estructural. Según Miguel Ordinola, del CIP, entre los años 2005 y 2015 el área sembrada creció 23% y la producción, en un 43% (el rendimiento creció en 19%). Pero el consumo per cápita solo subió 20%.

Quiere decir que el mercado interno está saturado, de modo que si no damos el salto a la exportación, la sobreproducción ahogará a los campesinos cada vez más. Ahora exportamos apenas US$5 millones anuales de papa amarilla precocida a Estados Unidos, España y Japón. Pero solo a los mercados étnicos (de peruanos) de esos países. El Estado debería impulsar una estrategia de márketing para alcanzar a los consumidores locales. Tampoco podemos exportar papa amarilla fresca porque la FDA la prohíbe por la mosca de la fruta. Pero en la sierra no hay mosca de la fruta, de modo que es cuestión de montar una buena negociación para abrir ese mercado.

Y es increíble que teniendo la Interoceánica no exportemos papa al Brasil. La canchán tendría demanda, pero el Mincetur debe resolver el problema del falso flete (que los camiones regresen con exportaciones brasileñas –soya, carne– al Asia). Miguel Vega Alvear cuenta que el ministro de Agricultura de Brasil estuvo en Lima en noviembre pasado acompañado de 40 empresas y cadenas de supermercados, pero el ministro de Agricultura del Perú ¡se excusó!

Por supuesto, hay que mejorar la productividad en la sierra, que es seis veces menor que la de la costa. Se necesitan nuevas variedades, resistentes a los virus y las heladas. Y riego por aspersión. Los inhumanos sacos de 120 kg en los que se empaca la papa ocasionan una merma de alrededor del 30%, lo que reduce también el precio en chacra. Y es increíble que el ministerio haya dejado de lado el sistema de información de intenciones de siembra para prevenir la sobreproducción.

Se necesita un plan serio para afrontar el problema estructural de la papa, que afecta a la mayor parte de campesinos del Perú. Lo que no es serio es demandar más compras estatales, porque esa es una solución artificial que solo servirá –si funciona– para agravar la sobreproducción a costa de las necesidades urgentes que debe atender el Estado.

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