Soy nutricionista y debo confesar que nunca antes había escuchado del -ahora- famoso ayuno intermitente. De hecho no fue hasta el año pasado, después de asistir al Congreso de Nutricionistas de Estado Unidos, que realmente decidí salir de mi zona de confort e informarme sobre el tema. Me habían preguntado, pero la verdad es que nunca me llamó la atención. Para mí era una dieta más de moda y no tenía fundamento alguno. Además, la palabra “ayuno” de por sí da miedo y se relaciona con algo negativo. A mí me enseñaron que el desayuno es la comida más importante del día y, como nutricionista, decirte que te lo “saltes” es casi prohibido. Bueno, resulta que no podía estar más equivocada.
Antes de entrar en detalle es importante entender que la palabra desayuno es justamente eso, des-ayuno: romper el ayuno. Pero no tiene por qué ser a una hora específica (de 7 a 10 a.m. por ejemplo), o con el clásico pan con mantequilla, jugo de naranja y café. Partiendo de esto entonces se hace más fácil entender que el ayuno intermitente no es una dieta per se. Más bien es un patrón de alimentación que, contrario a todas las dietas de moda, no busca una restricción calórica excesiva. No hay una plantilla específica a seguir. No hay una “dieta” como comúnmente se le conoce. Aquí no jugamos directamente con calorías, sino con tus hormonas, en especial la insulina. Lo que el ayuno intermitente busca es modificar las horas en las que comes y en las que no con el fin de hacer que tu cuerpo se vuelva más eficiente en usar tu reservas de energía para tus actividades. Y eso es sólo el comienzo.
La teoría dice así: al estar en ayuno por una cierta cantidad de horas (más de 14 horas), tu cuerpo se va quedando sin glucosa. Esta glucosa es el combustible por excelencia de las células pero, al ir acabándose, tu cuerpo está obligado a buscar y usar otras fuentes de energía. Quizás estás pensando, “claro y entonces ahora usará mis músculos”, pero resulta que esto no es así. Nosotros tenemos la habilidad de almacenar fuentes de energía justamente para épocas en donde no hay tanta glucosa. Esta fuente es la grasa que tenemos, que brinda bastante energía (para eso la almacenamos). Por el contrario, la proteína (el músculo) no tiene como función principal dar energía: lo que hace es formar y reconstruir tejido. La grasita, ese rollito, ahí está nuestra fuente de energía en reserva.
Existen diferentes tipos de ayunos –cortos, largos y extendidos– pero todos se rigen por una ventana de ayuno y una ventana de comida. Es decir, cuándo puedes y no puedes comer. Yo empecé con el 16:8 y es el que vengo practicando hace más de 1 año. En este patrón consumes tu requerimiento diario de nutrientes durante 8 horas, seguidas por 16 horas de ayuno donde puedes tomar agua a libre demanda, café negro o pasado,
e infusiones sin azúcar ni edulcorantes. Eso sí: es importante cumplir con tus requerimientos porque como dije, no se trata de restringir calorías.
Cuando estás en ayuno por 16 horas tus niveles de glucosa e insulina en sangre disminuyen y empiezas a utilizar tu propia grasa para dar energía. Esta es la razón por la cual la reducción del porcentaje de grasa es uno de los beneficios más evidentes. Además, te vuelves más sensible a la insulina (que es lo opuesto a la resistencia), promueves la autofagia (que es el mecanismo natural del cuerpo para hacer un detox a nivel celular) y le das una oportunidad a tu cuerpo para que descanse y disminuya la inflamación crónica que pueda tener.
Ahora, antes de emocionarse es importante saber que esto no es para todos, y por más hermoso que suene, tampoco es la solución mágica. Para mí es una herramienta más dentro del mundo de la nutrición. ¿Cómo saber si es para ti? Lo mejor es pasar por una evaluación nutricional para tener un diagnóstico completo y decidir en función a eso. Lo que sí te puedo decir es que el ayuno es algo que se tiene que adaptar a ti, y no tú a él. Recuerda que para que un plan de alimentación te funcione, cualquiera que sea, este debe ser específico para ti. Debes tomar en cuenta lo que tu cuerpo y estilo de vida necesitan.
Maca Bustamante: @macawellness