Columnas de burbujas, fibras luminosas, colchonetas y puffs son algunas de las cosas que se encuentran en el espacio.
Columnas de burbujas, fibras luminosas, colchonetas y puffs son algunas de las cosas que se encuentran en el espacio.
/ Giancarlo Shibayama
Celeste Pérez

Una experiencia como ninguna otra. Las salas de terapia Snoezelen prometen brindar bienestar 360° en un espacio de estimulación multisensorial con luces, colores, sensaciones, música y aromas.

Con bondades que van desde el mejoramiento de la calidad de vida hasta la conexión con el entorno y con uno mismo, el Centro de Educación Caminito (ubicado en Miraflores) ha abierto las puertas de esta sala para facilitar la exploración sensorial en niños con autismo, priorizando también el entorno seguro y controlado.

Los colores, sonidos y aromas también son importantes en este espacio.
Los colores, sonidos y aromas también son importantes en este espacio.
/ Giancarlo Shibayama
De origen holandés

 El concepto Snoezelen surge en Holanda a finales de los años 70, con los terapeutas Ad Verheul y Jan Hulsegge. Su nombre, hace referencia a los términos ‘snoffelen’, que significa ‘impregnarse’; y ‘doezelen’, que significa ‘soñar’. En Lima, puede visitar el espacio del Centro Terapéutico Caminito, agendando una cita al WhatsApp 943 950 581 o visitando la web autismoabape.com.

“En este espacio, los niños no solo despiertan los sentidos y las conexiones cerebrales, sino que también reducen la ansiedad y se conectan con la calma. Además, se trata de un lugar donde la guía la dan ellos mismos. Ellos controlan todo, sin la presión de tareas específicas. Eligen, por ejemplo, las cosas que quieren explorar, la cantidad de luz u oscuridad y el tiempo dentro de la sala, volviéndolo un espacio seguro y cómodo al que querrán volver”, explica Lizbeth Pineda, psicóloga clínica y directora del Centro de Educación Caminito.

Los niños son quienes lideran la experiencia, eligiendo con qué objetos interactuar, cuánto tiempo quedarse y la cantidad de iluminación, por poner algunos ejemplos.
Los niños son quienes lideran la experiencia, eligiendo con qué objetos interactuar, cuánto tiempo quedarse y la cantidad de iluminación, por poner algunos ejemplos.
/ Giancarlo Shibayama

Aunque de momento el foco principal está en niños con autismo, la experta señala también que las cualidades de esta sala pueden ser aprovechadas por todos. “Cualquier persona puede obtener un momento de tranquilidad y conexión en una sala Snoezelen. En cuanto a diagnósticos, también se ha determinado que este espacio ayuda mucho a personas con Alzheimer, mejorando su calidad de vida con recursos visuales y auditivos, luces suaves y más”, concluye. //

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