(Foto: Renzo Salazar / GEC)
(Foto: Renzo Salazar / GEC)
/ Renzo Salazar
Jaime Bedoya

En una de las mayores injusticias semánticas del idioma recurrimos a la palabra perro para connotar lo despreciable. Nos hacen una perrada. Tenemos un día de perros. Un impresentable es un hijo de perra. Y así sucesivamente, apuñalando referencialmente al mamífero cuadrúpedo que más paciencia, cariño e interés nos ha demostrado a lo largo de la historia. Salvo si lo comparamos con los políticos en campaña.

Contenido Sugerido

Contenido GEC