Huaraz: templo y monolitos de la cultura Recuay

En 1929, una expedición de la universidad de San Marcos, guiada por Julio C. Tello, halló una gran cantidad de piezas líticas en el antiguo cementerio de Huaraz. Se especula que esas valiosas reliquias históricas fueron parte de una vasta ciudad que posiblemente esté bajo tierra en este entorno geográfico caracterizado por continuos aluviones. Las futuras investigaciones no la tendrán fácil, porque allí se asienta ahora el barrio Belén.

Lo rescatable es que en 1935 –con esos monolitos y otros vestigios– se funda el Museo Arqueológico de Áncash, que el sacerdote Augusto Soriano cuidó con esmero. Sin embargo, el local se desplomó con el terremoto de 1970 y se perdieron varios objetos, entre ellos una diadema de oro. Actualmente, el museo se ubica frente a la plaza de armas de Huaraz y es de visita obligatoria, pues a pesar de estar ausente de la oferta turística es el parque lítico más grande de Sudamérica, con 121 esculturas de notable factura elaboradas por la cultura Recuay. Empero, en el depósito hay 140 piezas más, que no pueden exponerse por falta de espacio.

A solo 7 km de Huaraz, rodeado de bosques de eucaliptos y nevados de la Cordillera Blanca, se levanta Wilcahuaín, inicialmente ocupado por los Recuay, pero fue básicamente hechura Wari. Se le denomina templo y tiene cierto parecido, en menor escala, al de Chavín (incluso posee una cabeza clava con las manos cruzadas), pero en realidad se trata de un mausoleo de tres pisos que alberga 19 cámaras funerarias.

Todo el conjunto es de piedra, incluso el techo, y al interior hay laberínticos pasadizos subterráneos. 

QUÉ VER
El Museo Arqueológico de Áncash tiene cuatro salas que exhiben muestras de las culturas Recuay, Chavín, Moche, Chimú, Wari e Inca.