El primer capítulo de "Bonanza" se emitió el 12 de setiembre de 1959. (Foto: NBC)
El primer capítulo de "Bonanza" se emitió el 12 de setiembre de 1959. (Foto: NBC)
Czar Gutiérrez

"El mundo se divide en dos categorías: los que tienen el revolver cargado y los que cavan. Y tú cavas", le dice a Eli Wallach en la última escena de "El bueno, el malo y el feo" (1966), emblemático film de un género caracterizado por convocar a personajes carentes de moral, turbios y pícaros en medio de una construcción estética tan naturalista y estilizada, tan sucia como decadente. De cielos brumosos y nubes bajas. Donde todo huele a peligro. Los ojos inyectados de sangre, la relampagueante hoja de un cuchillo, los dedos que acarician la culata de un Colt 45.


► 

Como esos caballos en fantástico galope y sus jinetes que caen de bruces levantando nubes de polvo en "Asalto y robo de un tren" (Edwin S. Porter, 1903), película muda que tendrá solo diez minutos de duración pero exhibirá una docena de planos suficientemente poderosos para ser unánimemente considerada la gran precursora del wéstern. Tiene lo justo, dicen quienes han visto la versión restaurada por el British Film Institute. Un notable desarrollo narrativo y la tensión dramática perfectamente alimentada por el 'cross-cutting', esa forma de enfocar dos acciones simultáneas: he ahí la velocidad, esa marca registrada del género.

-Lazos de sangre-
De un género que casi inmediatamente se identificaría históricamente con hechos legendarios o ficticios relativos a las hazañas del pueblo norteamericano a la hora de conquistar los tan fotogénicos territorios del viejo oeste. Montañas afiladas, desiertos amarillos, cañones rojos. Allí aterrizarían los indios con sus flechas y el sheriff con su placa justiciera. Los sombreros tejanos, las pistolas, los chalecos, las ciudades-calle y los ranchos. La polvorienta diligencia estacionándose frente a un saloon con puertas móviles que se abren de un puntapié. Con todos los héroes y bandidos del mundo en las 140 películas que dirigiría John Ford y las 47 de Howard Hawks, los más prolíficos de todos los tiempos.

Será durante la época dorada del género —que alcanzaría picos inmemoriales con el protagonismo del enorme John Wayne e, incluso, de Elvis Presley, cuya canción "Love Me Tender" le cambiaría el nombre a la película "The Reno Brothers" de Robert D. Webb en 1956— cuando el 12 de septiembre de 1959 la cadena NBC lanzaría la serie de televisión "Bonanza", el western televisivo de mayor duración después de "Gunsmoke": se emitió durante 14 años. Grabada a colores en las inmediaciones del lago Tahoe, Nevada, durante los años sesenta fue el programa puntero de la televisión gracias al talento del novelista David Dortort (1916 - 2010), creador también de "The Restless Gun", "El gran Chaparral", "The Cowboys", "Lassie" y "Ponderosa", la precuela de Bonanza.

Que sería, básicamente, la historia del triple viudo y patriarca Ben Cartwright (Lorne Greene), propietario de un rancho de 2.600 km cuadrados y sus tres hijos, interpretados por Pernell Roberts, Dan Blocker y Michael Landon, el ubicuo 'Little Joe' que devendría en un mito televisivo encarnando a 'Charles Ingalls' en "La familia Ingalls" (1974-1983) y 'Jonathan Smith' en "Autopista hacia el cielo" (1984-1989). Junto al cocinero de la familia, el inmigrante chino 'Hop Sing' (Victor Sen Yung), "Bonanza" se constituyó en un western familiar y perfectamente atípico: funcionaba también como culebrón. Cada episodio representa un dilema moral cuyo final feliz se sostiene en la unión y solidaridad de los Cartwright, inexpugnables hasta en los esporádicos escarceos amorosos. Primero es la familia. Luego el vecindario de Virginia City, el ubérrimo condado que los acoge y ellos protegen, agradecidos.

-El jinete pálido-
Después de exactamente 430 capítulos divididos en emisiones que alcanzaron 16 temporadas, "Bonanza" fue cancelado en 1973, un año después de la muerte del cálido y amable gigantón Blocker —Eric 'Hoss' Cartwright— por complicaciones tras una operación a la vejiga. La televisora movió el show a los jueves por la noche para competir con "Maude", el nuevo programa estrella de la CBS. Hasta se intentó reactivarlo con invitados estelares como Ron Howard, Leslie Nielsen y Charles Bronson, pero ambos eventos ya lo habían herido de muerte. Inclusive Dortort intentó revivir la franquicia con títulos como "Bonanza: The Next Generation" (1988), pero el tiempo determinó que las aventuras del sabio vaquero Ben Cartwright y sus párvulos habían concluido.

Pese a lo cual su audiencia, ya otoñal, no deja de extrañar el regalo de su moraleja final, ese toque de cognición primaria que buscadores de tesoros, viudas ricas, falsos predicadores e individuos de toda laya que durante tantos años fatigaron al interior de la serie. Hasta los villanos que ingresaban subrepticiamente a la rústica cabaña se traían algo entre los labios —"un hombre solo puede beber de un vaso y comer de un solo plato a la vez", le dice un ladrón a otro, que quería robar más dinero—. Para un final que precede la aparición del llamado 'western crepuscular' y la decadencia progresiva de un género que, según los agoreros, terminaría con Sam Peckinpah. Como si las obras maestras de Sergio Leone, Clint Eastwood, Tarantino o el 'steampunk' no existieran. Como si el soundtrack de "Bonanza" —compuesto por David Rose, Harry Sukman y Walter Scharf— no siguiera sonando.

EL DATO
Robert Altman, John Brahm, Tay Garnett y Jacques Tourneur se vieron honrados de dirigir uno que otro capítulo de "Bonanza". En 1993, Michael Landon y la NBC intentaron revivirla con el telefilme "El regreso de Bonanza".

Contenido sugerido

Contenido GEC