

Fitch Ratings ha confirmado la calificación de emisor a largo plazo en moneda extranjera (IDR) de Perú en “BBB” con perspectiva estable.
Según la agencia crediticia, las calificaciones de Perú se ven respaldadas por una sólida liquidez externa, un historial de estabilidad macroeconómica y una deuda pública baja en comparación con otros países similares. No obstante, Fitch advierte sobre limitantes vigentes: una gobernanza más débil, un nivel de ingresos per cápita e indicadores sociales modestos en comparación con otros países que sostienen el grado de inversión «BBB». La agencia también remarcó que el ‘rating’ se ve limitado por una alta dependencia de las materias primas, así como una base de ingresos públicos baja.
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Fitch recordó que la incertidumbre política aumentó después de que el Congreso destituyera a la presidenta Dina Boluarte el 10 de octubre. Sin embargo, la estabilidad macroeconómica se ha mantenido prácticamente intacta, respaldada por una gestión monetaria prudente, fuertes reservas externas y un crecimiento sólido.
“La hipótesis de referencia de Fitch supone que el crecimiento económico seguirá siendo favorable y que se mantendrá la aplicación de políticas fiscales prudentes bajo el mandato del presidente interino José Jerí. Sin embargo, la incertidumbre sobre la orientación de las políticas podría aumentar a medida que se intensifique la campaña electoral de cara a las elecciones de abril de 2026″, detalla el reporte.
Inseguridad, las tensiones sociales y la volatilidad política
La inseguridad ha aumentado durante el último año, con un incremento de las tasas de homicidios y de las extorsiones. El presidente Jerí declaró el estado de emergencia en la capital para hacer frente al aumento de la violencia, que ha alimentado las protestas y contribuido a la reciente destitución presidencial. En opinión de Fitch, a unos seis meses de las elecciones, el Ejecutivo sigue siendo vulnerable a la censura y tiene dificultades para resistirse a las medidas populistas del Congreso. Fitch prevé que persistan la inestabilidad social y la incertidumbre política, lo que afectará a la gobernabilidad, como reflejan los débiles indicadores de gobernanza de Perú.

Avances en la consolidación impulsada por los ingresos: La consolidación fiscal ha cobrado impulso por los fuertes ingresos y el moderado crecimiento del gasto, que reflejan una actividad económica favorable, el aumento de los precios de las materias primas y medidas puntuales (regularización extraordinaria del impuesto sobre la renta).
Fitch estima que el déficit de las administraciones públicas se reducirá del 3,6 % del PBI en 2024 al 2,5 % en 2025, lo que implica un ligero incumplimiento del objetivo de déficit del 2,2 % para el sector público no financiero, por tercer año consecutivo.
Las iniciativas fiscales preferenciales corren el riesgo de erosionar la base impositiva, y gran parte de la restricción del gasto se aplaza hasta la próxima administración. Fitch supone que la consolidación gradual continuará con un déficit del 2,2 % del PBI en 2026 y del 1,9 % en 2027. Estas previsiones son superiores a las incluidas en el marco macroeconómico multianual (MMM) del Gobierno. En opinión de Fitch, los riesgos incluyen la deriva política y las medidas populistas a medida que se intensifica la campaña electoral.
Deuda y Petro-Perú
La calificadora estima que la deuda sobre el PBI aumente modestamente del 32,4 % en 2024 al 33,4 % en 2026, todavía muy por debajo de la mediana prevista para 2026 de «BBB» del 59 %. Sin embargo, la proporción de deuda en moneda extranjera con respecto al total de la deuda es desfavorable en comparación con otros países similares, ya que ha aumentado considerablemente desde 2019 debido al debilitamiento de los mercados de capitales locales, impulsado por las repetidas retiradas de fondos de pensiones desde la pandemia.
Asimismo, prevé que la deuda en moneda extranjera represente el 45,7 % de la deuda total en 2026, frente al 26,8 % en 2019, lo que se compara con nuestra mediana de «BBB» para 2026, del 27,5 %.
En opinión de Fitch, los continuos problemas de gobernanza y rentabilidad de Petroperú han requerido transferencias de efectivo y garantías del Gobierno y suponen un riesgo continuo de cara al futuro. Sin embargo, la deuda de Petro Perú, que representa el 1,2 % del PBI, supone un pasivo contingente relativamente pequeño para el Estado.

Crecimiento
Fitch prevé un crecimiento del PIB del 3,2 % en 2025 (3,3 % en 2024), que se moderará hasta el 2,8 % en 2026, ya que la consolidación fiscal y la creciente incertidumbre política frenarán el crecimiento. Entre los riesgos a la baja se encuentran un mayor deterioro de la seguridad ciudadana, el aumento de las protestas sociales, las perturbaciones climáticas adversas y la imprevisibilidad normativa, que lastran la inversión y la productividad.
Inflación
Sobre este aspecto, Fitch prevé que la inflación suba hasta el 1,9 % a finales de 2025 y hasta el 2,3 % en 2026, a medida que se desvanezcan los efectos de base. Con las expectativas ancladas, el Banco Central recortó 75 puntos básicos en 2025, tras 175 puntos básicos en 2024, manteniéndose en el 4,25 % en septiembre. No esperamos más recortes este año y prevemos una reducción de 25 puntos básicos en 2026. Un diferencial más amplio con respecto a la Fed podría respaldar la apreciación del sol.
Cuentas externas sólidas
Según Fitch, las cuentas externas de Perú siguen siendo sólidas, respaldadas por unos términos de intercambio récord en un contexto de fuerte demanda de metales. A pesar de los nuevos aranceles estadounidenses (10 % recíprocos y exposición parcial al 50 % en determinados productos con alto contenido en cobre), las exportaciones han seguido creciendo a un ritmo de dos dígitos. El crecimiento de las importaciones de bienes de capital y de consumo, respaldado por la apreciación del sol y la firme demanda interna, ha contenido el superávit comercial.
Esperamos que el superávit por cuenta corriente se reduzca al 2,0 % del PBI en 2025 (2,2 % en 2024) y al 1,8 % en 2026. Las reservas internacionales deberían alcanzar los 87 000 millones de dólares (27,5 % del PBI), y estimamos que la cobertura de las reservas será de 10,4 meses de pagos externos corrientes en 2025, por encima de la mediana de «BBB» de 6,1 meses. La alta cobertura y la gestión prudente del banco central respaldan la confianza en el sol y ayudan a suavizar la volatilidad en medio de la incertidumbre política.
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