Hay, después de todo, un pequeño conjunto de consensos sobre lo que necesita el Perú. Desde hace algunas décadas, casi nadie objeta que requerimos mejorar logros del sector Educación. Y, ahora, en plena crisis por el azote mortal de la pandemia, nadie podrá discutir que urge invesrión en salud. Resulta tan apremiante como evidente. ¿Y la cultura?
Mucha gente bien intencionada e instruida, sin embargo, cree, con sincera pena, que la cultura es eso de lo que habrá que ocuparse cuando ya hayamos solucionado esas grandes carencias. Desconocen que es precisamente el trabajo cultural un aliado clave para superar la emergencia y, sobre todo, para prepararnos mejor como comunidad para las nuevas contingencias.
Las evidencias científicas
Los estudios sobre los impactos de las artes y la cultura en la salud y la educación, además de la economía y otras esferas del desarrollo son cada vez más numerosos y categóricos. Las artes (su práctica, su consumo frecuente) proveen un beneficio que pensadores y artistas habían señalado desde hace siglos, pero que ahora, investigaciones científicas demuestran con evidencia irrefutable. Son tantas, que debemos remitirnos a los meta estudios o revisiones de amplios conjuntos de resultados. Como la que realizó la OMS y publicó en noviembre de 2019, sobre 960 publicaciones desde el año 2000 (solo en inglés y ruso) que recogen más de tres mil investigaciones.
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El contundente trabajo, que es de acceso libre, da cuenta de dos grandes apartados en los que la actividad artística favorece a la salud y al bienestar: por un lado, a) en el nivel de la prevención y la promoción donde ofrecen pruebas de que las artes impactan en los determinantes sociales de la salud, apoyan el desarrollo infantil, fomentan comportamientos saludables, previenen problemas de salud y apoyan al cuidado de esta. Por otro lado, b) en el nivel de la gestión y el tratamiento, los resultados comprueban que las artes ayudan significativamente a las personas con problemas de salud mental, de afecciones agudas, a quienes tengan trastornos neurológicos, a los casos de enfermedades no transmisibles y a quienes están en el final de sus vidas.
En la escuela y el trabajo
En 2017, por su lado, Nueva Zelanda publicó un amplio estudio de revisión que, entre otros, incluye el programa CASE (siglas en inglés de Cultura y Deportes Evidencias) con información que desde entonces actualiza cada vez que aparece nueva evidencia: En este metaanálisis, el Consejo de las Artes Neozelandés ofrece muchos hallazgos, entre lo que destacan dos que podrían llamarnos la atención: la contribución comprobada de las artes en la formación de fuerza laboral más capacitada, innovadora y creativa, asociada a mejores resultados económicos (para su organización y para sus propias familias). Y su impacto positivo en la retención escolar.
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Las comunidades educativas con actividad eficaz y frecuente de artes, mitigan exitosamente la deserción de estudiantes, como ha determinado el Reporte Staying in the School realizado por The Center for Arts Education de Nueva York, además de proveerles mejor disposición para las otras materias de la jornada. Anímica y cognitiva.
Recurso estratégico
Pocos años antes, en 2014, el Arts Council de Inglaterra divulgó también una amplísima revisión de investigaciones (publicadas solo en inglés y del 2010 al 2013) que ofrecen evidencia científica sobre esta relación beneficiosa del arte con diversas dimensiones de la sociedad. El informe: The Value of Arts and Culture to People and Society agrupa los hallazgos en cuatro áreas clave: 1) Sociedad (inclusión y ciudadanía, crimen); 2) Economía (nacional como local, de los artistas, industrias creativas, ahorro del erario público); 3) Salud y 4) Educación. Sí, los dos campos que ninguna persona de nuestro país, con un mínimo de sentido, dudaría en favorecer. De modo directo o a través del apoyo a las autoridades que asuman responsabilidad de gobierno en todos sus niveles.
Las artes, habrá que recordarlo, son inevitables como expresión de toda comunidad. Valiosas en sí mismas, no necesitan validación ulterior. Pero, también, es oportuno decirlo en época electoral, son un recurso estratégico para aspirar a un desarrollo verdadero, a una convivencia digna, segura, saludable. Son condición para lograr ser un país mejor.
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En el mismo sentido se expresaron el miércoles 17 de marzo último un grupo de estudiantes de Artes y Humanidades y un grupo de especialistas en el Foro Arte, Cultura y Desarrollo que organizan AIBAL y la Facultad de Letras de la UNMSM. El evento fue inaugurado por el ministro de Cultura, Alejandro Neyra. Continúa este miércoles 24, a las 7:00 p.m., con el panel: Cultura y salud. Reflexiones desde la emergencia, con la participación de Fernando Carbone, Patricia Polo, Pedro Ferradas y Diego Otero Oyague.
El último panel será el 5 de abril, a las 7:00 p.m., en el que se espera la participación de candidatos y candidatas a la presidencia de la República. Ingreso libre, más información aquí.
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