La fórmula de moda para ganar el aplauso fácil es denigrar a un migrante venezolano. Así lo ha comprendido el señor ministro del Interior, quien ayer anunció la creación de una “brigada especial” de la policía que tendrá por función perseguir los actos delictivos “cometidos por ciudadanos extranjeros”.
Todos sabemos a qué “ciudadanos extranjeros” se refiere. Aún así, el señor ministro, en entrevista con Radio Nacional, intentó ser explícito: “Entendemos que han llegado al país miles de migrantes venezolanos con el ánimo de buscar un mejor futuro, pero también han llegado delincuentes que desprestigian la comunidad venezolana. En ese sentido se ha creado esta brigada para este fenómeno especial”.
Es peligroso que la seguridad del país esté en manos de una persona que en lugar de atacar el fondo del problema, lo reduzca a uno de nacionalidad. Porque si seguimos el razonamiento del señor ministro, si mañana los venezolanos decidieran regresar a su tierra, se acabarían los asaltos y asesinatos. Nuestro país sería un remanso de paz.
En lugar de contribuir a acentuar el estigma de la violencia sobre los venezolanos, el señor ministro debería sincerarse y reconocer que su estrategia de combate contra la delincuencia es un fracaso. Y que su brigada será solo un acicate para que la xenofobia siga expandiéndose en el país.