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Bienal de Cusco
Czar Gutiérrez

La cabeza está en Sacsayhuamán, la Plaza de Armas a la altura del corazón y el Qoricancha son sus genitales. ¿Y la cola? Hacia Pumaqchupan –'rabo de puma'–, en el punto de confluencia de los ríos Saphy y Tullumayo. Porque, claro, Cusco siempre tendrá forma de felino. Solo es cosa de pegar la nariz a la ventanilla y disfrutar de un emocionante aterrizaje infestado de gritos y suspiros. Y escuchar el rugido que brota bajo esa alfombra de tejados que suben hacia las cinco montañas sagradas de los incas.

Es allí, precisamente en esas casonas virreinales, donde ocurre semejante explosión de luz y color: , más de un centenar de artistas convocados por el Ministerio de Cultura, la Universidad Diego Quispe Tito, el Museo Qoricancha y el municipio local.

ANTESALA ARTÍSTICA
Es 'interior' porque funciona por oposición a una metrópoli macrocefálica que llama así a las provincias ubicadas más allá de sus límites. Es 'expansivo' porque refiere al crecimiento sostenido de una urbe milenaria cuyas fronteras no se plantean precisamente geográficas. Así, las cuatro cabezas culturales dispusieron un puñado de recintos para acoger a más de 100 artistas y curadores provenientes de la localidad y de otras partes del país.

En realidad, la Bienal del Cusco está diseñada para empezar en el 2019, pero la idea de esta primera parte –especie de prebienal– fue hacer cuatro homenajes: al indigenista Mariano Fuentes Lira (1905-1986), al cusqueño universal Alberto Quintanilla, a la mujer peruana y al fuego.

También hay un salón para invitados nacionales, un salón regional y otro destinado a conferencias y talleres. Todo un bloque que se activó el 9 de mayo y se cierra el 9 de junio.

Si el homenaje al dibujante, pintor, grabador, tallador, escultor y poeta Fuentes Lira fue de corte académico y comprometió, inclusive, la exhibición de sus cartas con Ugarte Eléspuru, José Sabogal y Aitor Castillo, la muestra "Magna Peccatrix / Ego Peccatrix", sobre el estigma que subyuga a la mujer peruana, resultó más que oportuno en manos de las jóvenes artistas plásticas locales Andrea Flores Olivera, Stephany Orihuela, Harumi Suénaga, Yanet Echarri, Andrea Flórez, Valeria Salinas, Delfi na Ninapinchi, Leyan Veka, Amira Prada, Lisette y Arlet Vera.

Y si el Salón Regional se organizó a partir de un concurso con jurado calificador (42 aprobados), el Salón Nacional expuso a los plásticos Carlos Bardales, Miguel Aguirre o Christian Flores. Pero, sin duda, el centro de la fiesta fue la exposición del maestro Quintanilla: dividido en tres ejes temáticos, los majestuosos muros de fina cantería del Qoricancha –esos que estaban decorados con láminas de oro puro de tres metros de alto– recibieron grabados, pinturas, vinilos y esculturas del artista nacido hace 84 años en esta ciudad.

"Entre su vasta obra elegí la serie 'Killawan alqo/Perro con luna', que recorre toda su obra desde la década del 50", dice Augusto del Valle, curador de esta exposición.

EL FUEGO INOLVIDABLE
"Lo que yo hice, más bien, fue reconocer la inmensa pérdida patrimonial que supuso el incendio de la iglesia de San Sebastián, incluyendo las pinturas de Diego Quispe Tito", dice Víctor Zúñiga, curador de "Más allá de las llamas", muestra de arte contemporáneo que se organiza en el edificio Garcilaso, construido por Odría en 1945. Allí está el emblemático hotel Cusco, cuyo segundo piso estaba sembrado de fastuosas habitaciones, actualmente en ruinas.

El inquietante recorrido es a la luz de las velas. Pinturas, murales, esculturas, instalaciones y videoarte emergen fantasmales en una muestra intergeneracional.

Y así, entre elucubraciones en torno a los procesos del arte contemporáneo en la voz de analistas como Luisa Fernanda Lindo, Mario Curasi, Antonio Huillca o José Carreño, y los emotivos discursos del artista que subyugó a Picasso –"Quintanilla es el primer aporte peruano a la pintura mundial", dijo alguna vez el malagueño–, esta I Bienal de Arte actúa como un bloque generador de narrativas que consoliden las muestras del 2019, 2021 y etcétera.

"Este 'Interior/expansivo' puede ser entendido como el lado B de un disco llamado 'Elaboración y construcción de cultura'", dice Gonzalo Valderrama, subdirector de Industrias Culturales elevando una copa en el Ukukus, antro ideal para cerrar tratos y consolidar plataformas. Esas que promueven el diálogo entre la sociedad y su producción cultural. Que evidencian sus carencias y consolidan sus fortalezas.

MÁS INFORMACIÓN
Lugares: Casa de la Cultura, Universidad Diego Quispe Tito, Museo Qoricancha y hotel Cusco.
Fechas: hasta el 9 de junio. Ingreso libre.

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