Judíos ultraortodoxos participan en una ceremonia fúnebre en Jerusalén de una víctima de la estampida en el Monte Merón, en el norte de Israel. (Foto de GIL COHEN-MAGEN / AFP).
Judíos ultraortodoxos participan en una ceremonia fúnebre en Jerusalén de una víctima de la estampida en el Monte Merón, en el norte de Israel. (Foto de GIL COHEN-MAGEN / AFP).
/ GIL COHEN-MAGEN
Agencia AFP

Banderas a media asta este domingo en , en jornada de duelo nacional tras la muerte de 45 personas, incluidos niños, en una avalancha humana durante una peregrinación que reunió a miles de judíos ortodoxos.

“Desastre”, “Tragedia”, “Fracaso del gobierno”: este domingo, las portadas de los primeros diarios publicados en Israel desde la avalancha humana que ocurrió el viernes de madrugada en Monte Merón (norte) estaban en negro --no hay prensa los sábados, descanso de Shabat.

MIRA: Tragedia en Israel: una estampida deja al menos 45 muertos durante un festival religioso

Los primeros funerales tuvieron lugar el viernes de tarde, tras lo que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, denominó “uno de los más grandes desastres” en la historia del Estado judío desde su creación, en 1948.

Después de una pausa con motivo del Shabat, las exequias reanudaron el sábado de noche. En tanto las autoridades anunciaron este domingo haber finalizado la identificación de los fallecidos, entre los cuales hay cuatro estadounidenses y dos canadienses.

¿De quién es la culpa?

“Alrededor de la medianoche se completó la identificación de las 45 víctimas (...) Se entregaron 44 cuerpos (a las familias) para el entierro y el último se hará durante el día”, indicó en un comunicado el ministerio de Salud.

“Un desastre de estamagnitud exige un análisis complejo (...) Entendemos la solicitud de las familias de que sean rápidos, y actuamos en ese sentido respetando la profesionalidad”, indicó el Dr. Chen Kugel, director del Instituto nacional de medicina forense Abu Kabir, en Tel Aviv.

Las banderas azules y blancas con la estrella de David estaban izadas a media asta este domingo en los edificios gubernamentales con motivo del duelo nacional, mientras se multiplicaban los funerales, sobre todo en Bnei Brak, cerca de Tel Aviv y Jerusalén, en tanto las familias cumplían el Shiv’ah, periodo de siete días de duelo.

Banderas a media asta en Tel Aviv en señal de duelo. (Foto: JACK GUEZ / AFP).
Banderas a media asta en Tel Aviv en señal de duelo. (Foto: JACK GUEZ / AFP).
/ JACK GUEZ

El sábado de noche, los habitantes de Tel Aviv, metrópoli sobre la costa mediterránea, organizaron una primera ceremonia en homenaje a las víctimas, encendiendo velas.

“Me afecta personalmente porque provengo de un hogar ultraortodoxo. Hasta hace ocho años iba en peregrinación a Merón. Mis padres estuvieron presentes pero se fueron una hora antes” de la tragedia, señala a la AFP Rachel, de 28 años.

Yael, otra joven israelí comentó: “hice la peregrinación durante veinte años (...) Sufrí la experiencia de una avalancha (...) Nunca más regresé”.

Las preguntas no cesan: ¿Qué pasó realmente? ¿De quién es la culpa? ¿Se habría podido evitar? El viernes, los judíos ultraortodoxos volvieron a peregrinar al lugar --tras no hacerlo en 2020 por la pandemia--, cuando ocurrió el drama.

Una ministra en el banquiillo

Hacia las 00H50, en plena algarabía, una masa humana abandonaba el lugar, lo que exigía atravesar un estrecho pasillo, que hizo de embudo provocando la tragedia, confiaron testigos a la AFP.

Jóvenes y adolescentes en su mayoría fueron aplastados por la muchedumbre en pánico. El jefe de Policía para el norte de Israel, Shimon Lavi, asumió la “responsabilidad” de la tragedia.

Pero, el debate no está cerrado al respecto. Desde hace años se destacaba que la seguridad era aleatoria. El ministro de Seguridad Pública, Amir Ohana, también asumió la “responsabilidad” sin aceptar la “culpa”.

Pero, es la ministra de Transportes, Miri Regev, cercana a Netanyahu, quien se encuentra en el banquillo, según la prensa, por haber fletado autobuses para permitir que muchos ortodoxos fueran al peregrinaje.

La primera concentración desde el comienzo de la pandemia, con el país casi por completo vacunado y desconfinado, terminó en tragedia.

El gran rabino ashkenazi, David Lau, sugirió que en el futuro esta celebración “se escalone durante una semana” para evitar aglomeraciones.

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