El dólar cerró estable en México. (Foto: Reuters)
El dólar cerró estable en México. (Foto: Reuters)
Eswar Prasad

El dólar de Estados Unidos parece estar amenazado desde varios frentes. Los países que han sido golpeados por sanciones estadounidenses como Irán y Rusia, los rivales económicos como China e incluso aliados en la Unión Europea desean deshacerse del fuerte control del dólar sobre las finanzas globales.

Por ahora, están sin suerte. A largo plazo, sin embargo, el resto del mundo podría obtener su deseo. El estatus del dólar como la moneda de reserva global dominante es el resultado de la fe en las instituciones fuertes de Estados Unidos. Estas han demostrado ser duraderas y se han ganado la confianza de los inversionistas globales, quienes ven al dólar como un refugio en tiempos difíciles. Pero el y sus acólitos están socavando esas instituciones.

Por mucho tiempo, otros países han sentido irritación por el predominio del dólar en las finanzas mundiales. Casi dos tercios de las reservas de divisas mantenidas por los bancos centrales del mundo, esencialmente sus fondos para cuando las cosas van mal, se mantienen en dólares. Es la moneda utilizada para denominar y liquidar una parte significativa de las transacciones financieras internacionales. Casi todos los contratos de commodities tienen un precio y se liquidan en dólares.

Esto le da a Estados Unidos mucho poder. Debido a que las transacciones en dólares generalmente involucran al sistema bancario estadounidense, el gobierno puede ponerles un freno a países como Irán y Rusia al limitar su acceso a las finanzas globales.

Las fortunas de los mercados emergentes permanecen ligadas al dólar. A raíz de la crisis financiera, cuando las tasas de interés en Estados Unidos cayeron a cero, los inversionistas que buscaban rendimientos más altos vertieron dinero en los mercados emergentes, lo que provocó fuertes aumentos en los precios de las acciones y la inflación. Cuando la comenzó a elevar las tasas de interés, el capital huyó rápidamente. Países como Turquía, India y Sudáfrica, que han tomado muchos préstamos en dólares, enfrentan otro problema. Cuando las tasas de interés estadounidenses aumentan y el dólar se fortalece, la carga de su deuda empeora.

Los mercados emergentes están dispuestos a alejarse de un sistema financiero global que depende del dólar, para no estar sujetos a los efectos secundarios de las acciones de la FED. China y Rusia están estableciendo sus propios sistemas de pago para disminuir su dependencia de los bancos estadounidenses. Los funcionarios de la zona euro están ansiosos por hacer lo mismo, para que sus bancos no sean rehenes, tal como lo ven, de los reguladores en Estados Unidos.

En el pasado, nada de esto hubiera hecho mella en el dominio del dólar. Ningún otro país tiene la combinación inigualable de tamaño, confianza e influencia de Estados Unidos. Los efectos globales de las fluctuaciones del mercado de valores de la semana pasada fueron un ejemplo claro.

Pero el gobierno de Trump, y sus aliados en el Congreso, está causando estragos en las instituciones que han hecho dominante al dólar.

Los republicanos en el Congreso han abrogado su rol como un control de los poderes del presidente. Se han unido alegremente a políticas económicas dañinas y han aceptado voluntariamente el debilitamiento de la regulación sobre los bancos y otras partes de la economía, lo que aumenta en el futuro el riesgo de que los mercados financieros tengan problemas.

El Estado de derecho está siendo eviscerado por una administración que es abiertamente venal y que se ve a sí misma como por encima de la ley. Y atiborrar los tribunales con jueces que son elegidos por su voluntad de avanzar una agenda particular está erosionando la confianza en el sistema judicial.

Finalmente, los ataques abiertos de Trump a la Reserva Federal podrían dañar su credibilidad. Los hogares, las empresas y los inversionistas confían en que la FED haga lo necesario para manejar la inflación, incluso si eso significa tomar decisiones políticamente impopulares, como elevar las tasas de interés cuando la economía está creciendo rápidamente. Cuando el presidente dice que la FED está “loca” y “fuera de control” o comenta que “no está contento” o “decepcionado” con sus decisiones sobre las tasas, podría causar un daño irreparable. La confianza de los inversionistas en la Reserva Federal como una institución que no se mueve por los vientos políticos es esencial para mantener al dólar fuerte.

El dominio del dólar puede durar más que la era de Trump. Sin embargo, si el presidente continúa atacando a las instituciones estadounidenses, el dólar también sufrirá. Esto podría terminar convirtiéndose en una de las cicatrices más grandes que deje este gobierno.

© The New York Times.