(Foto: Andina)
(Foto: Andina)
Boris Johnson

Estuve contento haber visitado tres países latinoamericanos (Perú, Argentina y Chile) en mayo y me quedé impresionado por las grandes oportunidades que el Perú y la región nos pueden ofrecer.

He viajado mucho, y he visitado muchos buenos estados y reinos, 67, para ser exactos, desde que he sido secretario de Estado para Asuntos Exteriores del Reino Unido. Pero nunca sentí una sensación tal de misterio como cuando contemplé el Pacífico desde la costa peruana, y nos miramos el uno al otro, como lo dice el poeta, con una gran conjetura.

El misterio fue lo que nos llevó tanto tiempo. ¿Por qué fui el primer canciller británico en visitar el Perú luego de más de 50 años? ¿Cómo esperamos 25 años para ir a Argentina, y lo mismo en el caso de Chile? ¿Fue la ociosidad de mis ilustres predecesores? ¿Podrían decir honestamente que fue por desidia? ¿Howe, Hurd, Hague, Hammond? Apenas.

¿Podrían haber ignorado los intrincados vínculos históricos y culturales entre el Reino Unido y América Latina? En Argentina no solo hay descendientes de británicos y una población anglófona considerable, sino que construimos los ferrocarriles y un terminal de estilo Paddington en Buenos Aires. Cuando llegué a la embajada británica, los miembros locales de la Sociedad de Reconocimiento de la Guardia Escocesa me escoltaron a mi habitación.

Nuestros vínculos con el Perú también van mucho más atrás. Un oficial de la marina británica, el vicealmirante Martin Guise, ayudó a fundar la marina peruana y sirvió como su primer comandante en la década de 1820. Murió heroicamente, luchando por su país adoptivo en la guerra grancolombo-peruana. El año pasado, la princesa Ana desveló en San Borja su imponente estatua, un fuerte símbolo de nuestra mutua amistad.

El general William Miller, otro ilustre compatriota –más conocido aquí como Guillermo Miller–luchó en la guerra de independencia y fundó los húsares de Junín tras la batalla de 1824. Sus húsares guardaron el Palacio de Gobierno hasta hace unos años.

En el Perú, pasamos un día volando en la profundidad de la Amazonía con el presidente , y ustedes se habrían sentido muy orgullosos al ver cómo la tecnología de baterías solares británicas está ayudando a alimentar las computadoras portátiles de algunos de los niños más pobres de América Latina.

¿Sabían ustedes que, gracias a los intereses mineros, el Reino Unido es el segundo mayor inversionista extranjero en el Perú? Los mismos límites del Perú fueron mapeados por el coronel Percy H. Fawcett (identificado por mi madre como un pariente lejano), quien luego desapareció, presumiblemente devorado en Brasil.

A pesar de esta difícil experiencia, la gente de la región conserva, como lo expresó uno de nuestros excelentes embajadores, un apetito cada vez mayor por todo lo británico. Quieren ver más inversión, más compromiso, más cooperación, en todo, desde la cultura hasta el cibercrimen. Entonces, ¿por qué, para volver al misterio con el que comencé, hemos sido aparentemente tan distantes?

Aquí está mi conjetura. Pienso en 1966, cuando el secretario de asuntos exteriores del Partido Laborista Michael Stewart fue el último de mis predecesores en visitar el Perú. Fue solo unos años más tarde que el Reino Unido comenzó las negociaciones para unirse a lo que entonces se llamaba el Mercado Común... ustedes saben lo que vendría después. Se podría argumentar que en las décadas siguientes nos volvimos más eurocéntricos y menos instintivamente globales que antes; y simplemente perdimos el foco en América Latina.

Hoy, ese continente, lleno de países y pueblos cuyos valores son tan cercanos a los nuestros, constituye una parte ínfima de nuestro comercio. En las exportaciones, somos golpeados por otros países. Por ejemplo, el Reino Unido solo representa el 0,8% de las importaciones chilenas.

Ahora es nuestro momento no para no ser menos europeos, podemos hacer un gran tratado de libre comercio con la Unión Europea que beneficie a ambas partes, sino para ser verdaderamente globales nuevamente. Ahora es el momento de desarrollar acuerdos con estos países dinámicos. Pero nuestros socios latinoamericanos son enfáticos: para que esto funcione, debemos salir completamente de la unión aduanera de la Unión Europea.

Si lo hacemos bien, las oportunidades son enormes. Gracias al éxito de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, el Reino Unido está ayudando a Lima a establecer los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Lima 2019. Las compañías de autobuses del Reino Unido ya se están presentando a licitaciones para proveer los buses de dos pisos de Londres a las calles de Santiago de Chile. Y ya somos los segundos mayores bebedores de vino argentino. Y eso es antes de que hayamos hecho el tratado de libre comercio.