Claudia Chiroque

Hoy escribo desde los lugares comunes y clichés que tanto me rehuso a usar pero que se ameritan en situaciones como éstas donde el valor de lo simple pero básico se replantea a la velocidad de la luz, de esa luz que se apagó masivamente en España y que paradójicamente ha visibilizado nuestra fragilidad humana.

“No demos nada por sentado”, es la frase recurrente en mi cabeza en las últimas horas y conforme llega la información desde Europa. Vaya cliché pero que con mucha realidad debe reafirmarnos que lo único seguro en el mundo, son los cambios.

Cambios que ponen a prueba nuestro instinto de supervivencia. Ese que se ha creído que sólo debe activarse cuando la emergencia toca la puerta. Y creo que partiendo de la premisa de cambio constante, la herramienta es entrenarnos para ello.

Hemos sido testigos de imágenes que nos conmueven y nos devuelven humanidad en medio del caos, grupos de personas alrededor de una radio parlante queriendo seguir las noticias, semáforos humanos en medio de la congestión vehicular, gente bailando a la luz de las velas siendo aplaudida por otras tantas aliviando la incertidumbre del momento y un sinfín de situaciones más que se contrastan con quienes abrumados por la situación hacían largas filas en supermercados y farmacias (volvia la sensación pandémica), o el temor de quienes quedaron atrapados en ascensores y trenes por horas, pacientes en hospitales angustiados por la suspensión de diferentes servicios , laboratorios y etc y la inevitable pérdida económica de esas horas sin energía. Y es hasta aquí querido lector, que me permito romantizar el apagón.

No dudo que como espectadores de esto ayer surgieron varias dudas, la medular sigue siendo ¿qué originó este apagón? Y aunque a esta hora se han descartado varios escenarios aún no se sabe con certeza cuál fue la causa.

Luego sobrevino otra inquietud y esta vez con un aire de resignación: ¿si eso pasa en el ‘primer mundo’, que nos espera por aquí, en una Latinoamérica que no termina de cerrar su brecha en servicios básicos, sobre todo en nuestro país en donde la energía eléctrica aún enfrenta grandes desafíos sobre todo con la cobertura rural?

Cierro con la certeza de que hace falta mirarnos más entre nosotros, valorar el acceso como privilegio que tenemos algunos siendo conscientes de la falta que le hace a otros. La pausa de volver a lo simple, tener capacidad de ser flexibles a la adaptación y desconectar de la fantasía porque urge enchufar realidad en tiempos de crisis, sobretodo en nuestro país que vive en un “apagón” constante .



*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Claudia Chiroque es periodista y abogada

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