
Una vida humilde con perspectiva de reforma es el legado que dejó el papa Francisco I en la Iglesia Católica. Por ello, recibimos la noticia de un nuevo pontífice con un orgullo que desborda en todo un país: es León XIV, de nombre secular Robert Prevost, tiene DNI peruano, ¡y hasta SIS! Eso, gracias a una posición de servicio a la comunidad norteña, en donde ocupó el cargo de obispo de Chiclayo entre el 2015 hasta el 2023, y a que fue llevado a Roma luego por el propio papa Francisco I, para ser su mano derecha en el dicasterio que elige a los obispos del mundo.
La valla que dejó Francisco es alta: según la Oficina Central de Estadísticas de la Santa Sede (2025), la población católica mundial aumentó un 1,15% entre el 2022 y 2023, pasando aproximadamente de 1.390 a 1.406 millones.
León XIV sigue su estela. Anuncia que promoverá una Iglesia más sinodal, es decir, que escuche más a todos los fieles, no solo a los obispos. Francisco, se recuerda, fue quien convocó a sínodos regionales y globales. León XIV es también un “pastor con olor a ovejas”, ecuménico y convocante. Por eso el Papa en su mensaje dejó clara su vocación de hacer la paz entre los hombres y encontrar puentes, en similar línea que dejó su antecesor. Con un cambio sustancial en la actitud hacia las personas comunes, mayor presupuesto a la sanidad y la educación, y también mayor transparencia en las finanzas de la Iglesia. Al fin una apertura que incluirá a otros cultos y a las iglesias protestantes, también con una renovada concepción de que el mundo es un solo pueblo cristiano. Que somos todos. Una sola Iglesia.