
Legislar con vista al mar. Parece la expresión de una idea loca, de un sueño. Y, de acuerdo con un reciente comunicado del Congreso, de sueño no va a pasar. Esta semana, en efecto, un viejo anhelo parlamentario asomó nuevamente el peluquín en el horizonte, pero el barullo que su sola mención desató en la prensa lo obligó a retornar al armario de los deseos inasibles. Aunque generando en el camino, eso sí, un tangible costo de S/141. 354,21.

Hablamos, por supuesto, del proyecto para construir una suerte de anexo del Palacio Legislativo en el soleado balneario de Santa María del Mar. Como decíamos, la iniciativa probó suerte originalmente algún tiempo atrás. En el 2023, para ser exactos. En ese entonces, se conocieron los planos que daban sustento a la mentada intención y, si bien la versión oficial afirmaba que la edificación albergaría en esencia un “centro de capacitaciones y estudios parlamentarios”, la descripción del local incluía tres restaurantes y tres “áreas de recreación”. Y, habida cuenta de la certificada vocación de la actual representación nacional por gratificarse a sí misma, la sospecha de que lo que se quería levantar en ese lugar era en realidad una especie de club de playa no tardó en generalizarse. Intimidados por el roche, los alentadores del proyecto lo pusieron en hibernación, a la espera de una mejor coyuntura para reanimarlo. Pero su paciencia fue corta y esta semana se divulgó la noticia de que el Departamento de Logística del Congreso había emitido una orden de servicio por la cifra arriba consignada y en favor del arqueólogo Máximo Salazar Vivanco a fin de que brindase un servicio de consultoría necesario para la elaboración del expediente técnico de la futura obra. Como era de prever, la reacción de los suspicaces de antaño fue inmediata.
–Dos sueños remotos–
La labor de Salazar Vivanco es verificar si existen restos de la cultura Ichma en el terreno destinado a la instalación, lo que, como es obvio, solo tendría sentido si es que la Mesa Directiva del Congreso estuviera decidida a ir adelante con la construcción. Gastar más de S/141.000 en un asunto que no se pretende materializar sería un dispendio necio aun para esta administración del Parlamento.
No obstante, el renovado interés de la prensa por el proyecto llevó a sus responsables a negar su existencia. Un comunicado de la Oficina de Comunicaciones e Imagen Institucional del Legislativo proclamó el lunes que “la institución no tiene ningún proyecto, menos expediente técnico, para implementar” la infraestructura en cuestión... Pero añadió que “se ha dispuesto que especialistas establezcan si el área se encuentra libre de vestigios arqueológicos”. Por su parte, el presidente del Congreso, Eduardo Salhuana, anotó algo muy parecido, pero agregó que la evaluación arqueológica se está llevando a cabo solo para poder levantar un cerco perimétrico que impida eventuales invasiones del terreno. La orden de servicio, sin embargo, señala expresamente que la evaluación tiene como propósito “la elaboración de un expediente técnico del proyecto de construcción del centro de capacitación y estudios parlamentarios”, y no solo de un cerco perimétrico. De manera que el proyecto existe y no existe al mismo tiempo.
De cualquier forma, la verdad es que, así las obras se iniciasen mañana, los integrantes de la presente conformación parlamentaria no llegarían a gozar de ella, pues su mandato expiraría antes de que estuviese culminada. Una clara indicación de que muchos de ellos abrigan el sueño de ser reelegidos. Un sueño tan remoto, por cierto, como el de poder desplegar un día sus curules playeras y empezar a legislar con vista al mar.