(Video: El Comercio / Foto: AP)

"Esta es la oportunidad del retorno". Esa fue la primera declaración a la prensa, hace exactamente diez años, del ahora condenado ex presidente  antes regresar al Perú –de donde fugó en el 2000– para someterse a la justicia, luego que la Corte Suprema de Chile aprobara su extradición.

Diez años han pasado desde que un Antonov 227 de la policía peruana aterrizó en la base aérea Las Palmas y trasladó a Alberto Fujimori al penal de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes), en el distrito limeño de Ate, donde cumple una condena de 25 años desde el 2009. 

Aún en Santiago, Fujimori se mostraba sereno y hasta sonriente para las cámaras de televisión que registraron el momento. Afirmó que había llegado a Chile para "reducir sustancialmente el número de acusaciones que pesan en su contra". "El día de hoy estos 40 delitos se han reducido a la tercera parte y los casos, de trece a siete", dijo en ese entonces.

Desde que Fujimori fugó al Japón, en noviembre del 2000, la justicia peruana tuvo que esperar siete años para que el ex mandatario retornara y responda por los delitos imputados. El 21 de setiembre del 2007 se conoció el fallo –de 260 páginas– de la Segunda Sala Penal de la Corte Suprema de Chile que aprobó la extradición por siete casos: dos vinculados con violaciones de derechos humanos y cinco por hechos de corrupción. 

Un helicóptero de la policía chilena fue a buscar a Alberto Fujimori a la casa-hacienda que ocupaba en el barrio de Chicureo, donde cumplía un arresto domiciliario desde junio de ese año. Le permitieron subir con un pequeño maletín con medicinas. Su guitarra acústica y un amplificador tuvieron que ir por separado hasta la Base Aérea 10 de Santiago.

(Foto: AFP)
(Foto: AFP)

El proceso de extradición desde Chile no fue rápido: demoró veintidós meses. Alberto Fujimori llegó al país sureño en noviembre del 2005 en un avión privado desde Japón –donde se había refugiado por cinco años– con escala en Tijuana, México. 

Tras su sorpresiva llegada, el juez chileno Orlando Álvarez Hernández ordenó su captura. El Perú solicitó un arresto provisional de inmediato. Alberto Fujimori fue detenido en una habitación del hotel Marriot. No opuso resistencia y fue trasladado, primero, a La Escuela de Investigaciones de la Policía de Chile y, luego, a una celda en la Escuela de Guardamería.

Las autoridades chilenas recibieron en enero del 2006 doce cuadernillos para iniciar la extradición de Fujimori: doce cajas con un peso total cercano a los 100 kilos y que contenían 16 mil páginas. 

Los cuadernillos correspondían a los casos de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, a las torturas en el Servicio de Inteligencia del Ejército, el espionaje telefónico a opositores políticos, el ilegal pago de US$15 millones a Vladimiro Montesinos. También al uso de fondos públicos para el pago de una deuda tributaria al publicista Daniel Borobio, por dejar que Montesinos se apodere del SIN, por el 'chuponeo' telefónico, por la entrega de dinero a Héctor Faisal para crear un sitio web con el fin de difamar a la oposición y por la compra irregular de maquinaria china.

El Estado Peruano designó como su representante en este proceso de extradición de Fujimori al prestigioso abogado chileno Alfredo Etcheberry, quien ahora tiene 85 años. En tanto, los abogados que se encargaron de la estrategia judicial de Fujimori fueron los chilenos Gabriel Zaliasnik y Francisco Veloso.

Finalmente, se aprobaron siete casos. Entre ellos,  por los que ahora Alberto Fujimori cumple una pena de 25 años: las matanzas de La Cantuta y Barrios Altos. 

Actualmente, las especulaciones sobre posible un indulto a Fujimori han regresado tras los últimos cambios que hizo el presidente Pedro Pablo Kuczynski en el Gabinete Ministerial.

Mientras tanto, el Perú espera la extradición de otro ex presidente: Alejandro Toledo. Las autoridades judiciales peruanas están entrampadas en el proceso con sus pares estadounidenses, quienes aún no han respondido el pedido de arresto provisorio –enviado hace siete meses– para el ex mandatario prófugo en San Francisco. 

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