La madre siempre ha sido una figura importante en todas las culturas y sociedades alrededor del mundo. Incluso el Día de la Madre que celebramos cada segundo domingo de mayo en Perú es una muestra de cómo se valora la maternidad en la sociedad actual. En ese sentido, resulta interesante pensar cómo era la relación entre madres e hijos en el Imperio Incaico. Después de todo, el paso del tiempo cambia todo. Así que veamos cómo eran las madres de los incas siglos atrás.
¿Cómo era la maternidad en los tiempos de los Incas?
Al igual que algunas costumbres que se mantienen a día de hoy, en el Tahuantinsuyo las madres recurrían a algunos rituales de índole religioso o espiritual cuando se enteraban que habían quedado embarazadas. Por ejemplo, podían hacer ofrendas a la Pachamama o encomendarse a alguna huaca como una manera de asegurarse de que el embarazo prosiguiera sin inconvenientes.
Pasados los nueve meses, las mujeres eran capaces de dar a luz completamente solas, en prácticamente cualquier momento y lugar. “Cada mañana que le envolvían le habían de lavar con agua fría, y las veces puestas al sereno...decían que hacían esto más por acostumbrarlos al frío y al trabajo y también porque los miembros se fortaleciesen”, se puede leer en una de las crónicas de Garcilaso de la Vega. “No les soltaban los brazos de las envolturas porque decían que soltándoselos antes, los hacían flojos de brazos”.
¿Cómo era la crianza en el Tahuantinsuyo?
Siendo pequeños los niños, las madres evitaban a toda costa cargarlos. Algo que hoy podría parecer inaceptable era casi la norma en ese entonces. Lo hacían así creyendo que forjarían un mejor carácter en ellos. Las madres incluso podían llegar a amamantar a sus hijos solo acercándose a ellos, sin la necesidad de levantarlos en brazo. Además, lo hacían solo tres veces al día sin importar cuánto se quejaran.
Mientras iban creciendo y empezaban a dar sus primeros pasos, las madres cavaban agujeros en la tierra, donde colocaban a los pequeños junto a juguetes. De esta forma, se mantenían entretenidos y no se alejaban de ellas. Por si fuera poco, este método también ayudaba a tenerlos en brazos la menor cantidad de tiempo posible.}
A estas alturas podría parecer que las madres del Imperio Inca no eran tan apegadas a sus hijos. Sin embargo, claro que formaban un gran vínculo con ellos, ya que eran las únicas capaces de criarlos. Sin importar el estrato de la familia, la madre era la única responsable de la crianza de los pequeños. El único motivo por el que podían ceder momentáneamente la crianza a otra persona era la enfermedad.
Así, los niños Inca llegaban a la edad en que dejaban el pecha de la madre y es recién en este momento que recibían su nombre. Sin embargo, recibían uno oficial durante la ceremonia de pubertad. ‘Waracikoy’ en el caso de los hombres, que se celebraba cuando cumplían 14 año y ‘Quicuchicoy’ para las mujeres, en cuyo caso se celebraba tras su primera menstruación.
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