

Hay películas que te atrapan por el ritmo. Otras por el espectáculo. Pero hay unas pocas que, sin hacer ruido, te agarran desde el corazón y te arrastran por completo. “Pecadores”, la nueva obra dirigida por Ryan Coogler y protagonizada por un Michael B. Jordan en estado de gracia, es una de esas joyas raras. En una época en la que Hollywood parece apostar siempre por lo seguro, Coogler se lanza a contar una historia original, atrevida y profundamente humana. Y el resultado es simplemente brillante.
Aquí, en Saltar Intro de El Comercio, te damos nuestra reseña oficial.
Una historia que se cuece a fuego lento… y que explota como una sinfonía
Coogler no tiene prisa. Y eso es parte de la magia de “Pecadores”. La película comienza en 1932, en un pueblo del Mississippi bañado en polvo, música y cicatrices. Ahí, un joven llamado Sammie Moore (debut absolutamente impactante del cantante Miles Caton) llega maltrecho a la iglesia de su padre. Algo grave ha pasado. No lo sabemos todavía, pero lo sentiremos.
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La cinta entonces retrocede para mostrarnos los eventos del día anterior: la llegada de los primos Smoke y Stack, dos hermanos gemelos que han vuelto a su pueblo natal tras años en Chicago. Ambos interpretados con una precisión increíble por Michael B. Jordan, los gemelos tienen carisma, historia, y una energía que se siente eléctrica cada vez que están en pantalla. Vuelven con dinero —de orígenes dudosos— y un plan: abrir un juke joint, un club musical que será el corazón de la comunidad… y del conflicto.

Antes del horror, la vida
Lo fascinante de Pecadores es que se toma su tiempo para presentarnos a sus personajes, sus traumas, sus relaciones rotas y sus sueños. La historia de Smoke y Annie (una magnífica Wunmi Mosaku), marcada por la pérdida de un hijo. El reencuentro tenso entre Stack y Mary (Hailee Steinfeld, poderosa y frágil a la vez). Y en el centro, la música: ese lenguaje universal que no solo une, sino que en esta película, también salva.
Durante casi una hora, no hay monstruos. Pero sí hay heridas emocionales, miradas que dicen más que mil palabras y una construcción minuciosa de personajes que hace que, cuando las cosas se ponen feas, realmente nos importe su destino.
El giro sobrenatural: el vampiro que canta
Y cuando llega el horror, llega con fuerza. El villano, Remmick (interpretado con una mezcla de elegancia y amenaza por Jack O’Connell), es un vampiro que adora la música tanto como la sangre. Su llegada transforma el club en un escenario de tensión y peligro constante. Pero no esperes colmillos al primer minuto. Coogler es más astuto: mete el vampirismo como una sombra que se extiende, como una nota baja en una sinfonía que se avecina. Y cuando explota, lo hace con belleza, violencia y profundidad.
Una mezcla de géneros que funciona con maestría
Lo más impresionante de “Pecadores” es cómo fusiona estilos y géneros sin que nada se sienta forzado. Es drama sureño, es thriller, es romance, es musical… y también es terror. El diseño de producción es impecable, el vestuario (con esos detalles que diferencian a Smoke de Stack) habla sin necesidad de diálogo, y la fotografía de Autumn Durald Arkapaw convierte cada escena en una pintura viva. Hay momentos en los que la cámara baila al ritmo del jazz, otros donde se vuelve claustrofóbica, tensa, brutal. Todo está pensado.
La música como hechizo y refugio
Uno de los momentos más potentes de la película es una secuencia onírica en la que Sammie canta mientras músicos y bailarines de distintas épocas aparecen a su alrededor. Es una escena que te deja sin aliento, y que demuestra que la música no solo es un arte: es magia. En “Pecadores”, la música no es solo acompañamiento: es el alma misma de la historia. El score de Ludwig Göransson es envolvente, y las canciones interpretadas por los personajes tienen un peso emocional que atraviesa la pantalla.
Michael B. Jordan se supera a sí mismo
Ya sabíamos que Michael B. Jordan era un actor comprometido, pero en “Pecadores” alcanza un nuevo nivel. Al interpretar a los gemelos Smoke y Stack, logra diferenciarlos con matices casi invisibles: una postura, una mirada, una entonación. Nunca cae en la caricatura. Son dos personas distintas, con pasados compartidos y presentes en conflicto. Su actuación es magnética, tanto cuando se enfrenta a la violencia como cuando se abre al amor o al miedo.

Y no está solo. Wunmi Mosaku tiene momentos conmovedores solo con una mirada. Hailee Steinfeld añade capas a un personaje que podría haber sido secundario. Y Miles Caton, el nuevo del grupo, aguanta el peso emocional de la historia sin tambalear.
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Un comentario social entre líneas
Pecadores también tiene cosas que decir sobre el mundo. Ambientada en una época de racismo institucionalizado, en un pueblo del sur de EE. UU., la película muestra cómo los personajes lidian no solo con vampiros, sino con la injusticia humana. De forma muy inteligente, Coogler plantea que en la sociedad vampírica no hay racismo: si eres uno de ellos, eres aceptado. Es una metáfora potente sobre pertenencia, exclusión, e incluso tentación.

¿La mejor película del año?
Podríamos hablar de influencias. De cómo recuerda, en tono, a “Del crepúsculo al amanecer” por ese giro brusco de género. De cómo mezcla el horror y la belleza como “Criatura de la noche”. Pero lo cierto es que Pecadores se siente única. Es cine con alma, con ambición, con riesgo. Y eso se agradece.
Es muy posible que “Pecadores” se convierta en una de las grandes películas de 2025. Ryan Coogler ha demostrado que puede hacerlo todo: cine independiente (“Fruitvale Station”), acción (“Creed”), superhéroes (“Black Panther”) y ahora horror. Y no solo lo hace: lo eleva. Lo transforma. Con esta película, da un paso más allá y se instala como un verdadero autor del cine contemporáneo.
En resumen: ¡ve a verla al cine!
“Pecadores” es una experiencia visual, emocional y sensorial que merece ser vivida en la mejor sala posible. Es una carta de amor al cine, a la música, a los personajes bien construidos. Y sí, también es una gran película de vampiros, aunque se atreve a ser mucho más.
La cinta se encuentra disponible en cartelera del Perú desde este 17 de abril.
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