Nora Sugobono

Cuando se trata de comida marina, no es inusual que muchos locales repitan la fórmula y se parezcan tanto en la carta como en el concepto. ¿Para qué cambiar lo que ya funciona? La respuesta a esa pregunta es un poco más compleja de lo que pensamos. Quizás podríamos empezar por entender que siempre se puede dar un giro novedoso a un formato popular. Que un menú se enriquece en todo aspecto con un aporte personal, único, de los platos que lo conforman. Y que un local puede ser totalmente rompedor en cuanto a su decoración —aunque no necesariamente se asocie con el tipo de comida que ofrece— si hay una idea sólida detrás.

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Amankaya encaja en todas esas variables. Desde sus comienzos como barra marina, en el centro comercial La Fontana de La Molina, hasta llegar a Surquillo (algunos recordarán el local que tenían en Paseo de la República) para establecerse definitivamente en Miraflores, dentro de una quinta de inicios del siglo XX. La constante en los últimos diez años ha sido solo una: ofrecer una experiencia diferente, con buen producto y mucho rock ‘n’ roll.

Detrás de Amankaya está el chef Gabriel Osorio, cocinero y rockero por vocación y pasión. A la propuesta se sumó con los años el empresario Franco Rossi, con quien Osorio comparte la misma afición por la buena música que los ha llevado a diseñar esta propuesta, donde los shows en vivo son parte fundamental. El local se presta para eso, con tres niveles, un espacio privado para grupos y una terraza en el primer piso, ideal para un ‘after office’ o un almuerzo largo. No es común encontrar restaurantes dentro de quintas de este estilo, así que la visita es doblemente valiosa por el ambiente y la vista.

Muchame de bonito, con bonito curado, con palta, tomate y alioli.
Muchame de bonito, con bonito curado, con palta, tomate y alioli.

La experiencia puede acomodarse a lo que busquemos, siempre con el mar como hilo conductor en la cocina, con arroces, pescados y mariscos a la brasa, y una interesante variedad de cebiches y tiraditos. Hay una carta de día bastante completa, y una más reducida para las tardes y noches, cuando la coctelería cobra mayor protagonismo. En su barra nos encontramos con clásicos como negronis o carajillos, y propuestas de autor que no conviene perderse. Además, el bar ofrece su propia carta de piqueos, con croquetas, tacos y otros antojos para comer con las manos. Todo depende de qué se nos antoje.

Uno de los platos más pedidos de la carta: el ‘cevichegrill’, con trozos de pesca ahumados al grill y leche de tigre al ají amarillo.
Uno de los platos más pedidos de la carta: el ‘cevichegrill’, con trozos de pesca ahumados al grill y leche de tigre al ají amarillo.

En general, buena parte de los platos están pensados para compartir y tienen suficiente espacio para grupos y reservas grandes. Un superplán para cualquier día de la semana. //

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