Todos podemos comenzar a querernos hoy mismo. Sí, el quererse a uno mismo es, antes que nada, una decisión. Una elección. Yo elijo quererme todos los días. La otra opción es no hacerlo , pero ¿qué he hecho para no ser merecedora de mi propio amor?
Generalmente cuando se trata de uno mismo, nos vemos con ojos temerosos, juiciosos, expectantes de resultados, poco flexibles. Nos sentimos pésimo cuando no cumplimos con nuestras expectativas o cuando nos equivocamos, nos castigamos y somos poco piadosos con nosotros mismos.
Por eso quererse es una práctica y también un compromiso: hay que hacerlo día a día, a pesar de los errores y las equivocaciones que haremos. Nos pasa a todos: nos equivocamos. Una y otra vez. En ese sentido y porque el camino hacia el amor propio puede hacerse complicado, aquí unos consejos que nos permitirán no desviarnos.
- Acéptalo: no eres perfecta. Conocernos nos da la oportunidad de mejorar aquellas cosas que están en nuestro poder, sobre las que somos responsables y entender que somos humanos con virtudes y oportunidades de mejoría. Descalificarnos no es amarse, es culparse y la culpa no te lleva a ningún lado. Ni a ti, ni a nadie.
- Conocerte de cabeza a pies. De eso se trata quererse: de saber quién eres, qué te gusta y qué no te gusta para establecer tus distancias de protección, para entender cómo funciona nuestra mente ante diversas situaciones y prever impulsos que terminen jugando en nuestra contra.
- Ya estás grande, sé responsable. La mayor parte de las veces tendemos a buscar culpables de lo que nos pasa, de nuestra tristeza, de nuestro hábito, de la forma en la que nos compartamos.
- No hay nadie como tú, amor. Cuando sabemos quiénes somos y lo que valemos, cuando entendemos que somos únicos y que en eso reside nuestra importancia; podemos vernos y reconocernos.
- La número uno. Cuando nos queremos, nos elegimos antes que nadie. Actuamos respondiendo a nuestras propias intenciones y necesidades. No debemos ceder ni hacer nada que no queramos hacer, ¿oíste? Así la presión social, que tanto estudiaste este bimestre, sea fuerte.
- Enfócate. El secreto se trata de enfocar nuestra atención hacia lo bueno que tenemos, confiar en nuestras capacidades, mirar hacia atrás y ser conscientes de todo lo que hemos logrado.
- Sé buena contigo. Tente paciencia, háblate bonito y no intentes depositar tu felicidad en la aprobación o cariño de los demás. Recuerda tratar bien a tu cuerpo, nutrirlo, permitirte descansar, ocuparte de tu salud mental.
- Perdónate. No se puede construir nada nuevo sobre el pasado, porque este ya no existe. Aunque nos empecinemos por tenerlo presente en cada momento. Sentirnos culpables o arrepentirnos de algo que ya pasó acaba con cualquier oportunidad de ser feliz.
- Pide ayuda. Ojalá y la vida viniera con guías e instrucciones para todo, pero no. No pasa nada si sentimos que no podemos, que nos falta mucho para aprender a querernos, recuerda que a veces heredemos hábito y conductas de padres y abuelos.