Para los arquitectos Muñoz y Tricerri el planteamiento de esta casa obedeció a dos necesidades específicas del dueño: priorizar un área social que se mantenga aislada del espacio privado y prescindir de elementos que distraigan la vista del característico paisaje de Las Casuarinas.
El resultado: una construcción que exhibe muros transparentes, corredores que se conectan a través de escaleras y vidrio, y un cuidado juego de líneas y volúmenes.