
Un biombo de Herbert Rodríguez muestra y cubre a la vez su discurso contracultural: lo que se acepta y lo que se rechaza en un país como el nuestro, tan afecto a la censura y al escándalo. A su lado en la galería, Miguel Ángel Polick nos sorprende con su propuesta hiperrealista: lo que creíamos una descascarada pared que sostiene un medidor de luz revela su artificio: es un ejemplo de mímesis pictórica en cada espectacular detalle. Estas son solo dos de las veinticinco piezas expuestas en “Now What?!”, muestra que busca redefinir lo que es la pintura como disciplina. Para su curador, Fidel Barandiarán, no se trata de ofrecer definiciones cerradas, sino abrirnos a preguntas como: ¿qué lugar tiene hoy la pintura en el arte contemporáneo?, o ¿cómo la contemporaneidad modifica su lenguaje?
Para responder estas cuestiones, se ha reunido a artistas tan diversos como representativos, de diferentes canteras, medios, edades y trayectorias. Creadores que nos han representado en la Bienal de Venecia comparten pared con colegas recientemente egresados de la Escuela de Arte. Lo que busca el curador es que el público cuestione su propia idea de pintura. Incluso que rechace la obra que se les presente. La misma revulsión es también una forma de revisar sus conceptos. “Que aún se entienda la pintura como los pigmentos semi acuosos aplicados sobre una superficie bidimensional, de preferencia tela o madera, es comprensible en nuestro medio, pues no ha habido una labor pedagógica con el público”, señala Barandiarán. “Para que haya cambios tiene que haber una conversación en voz alta. Y esta muestra te fuerza a intentar analizar si lo que ves es o no pintura”, advierte.
El recorrido continúa con el trabajo de Jorge Eduardo Maita, que desarrolla la idea de la identidad social fragmentada. Sobre lo que parece material de desmonte, él pinta imágenes neoclásicas: la creación sobre los escombros. La fragmentación también puede verse en el registro fotográfico de Mauricio Delgado Castillo, quien pasea por Lima llevando un “contra monumento”, la silueta de Atahualpa con el brazo derecho levantado, para enmarcar con ella otros íconos urbanos. Nuestra ciudad como un gigantesco cuarto del rescate, una deuda que hasta hoy nos persigue. Destacan en la muestra, también, las controversiales imágenes de José Carlos Martinat, en este caso una pinta política extraída del muro original para colgar ahora en un nuevo contexto; o el simbólico biombo de Ishmael Randall Weeks que cuestiona la institución educativa, o la nueva y sorprendente incursión en el arte geométrico de Jaime Higa.

¿Qué relación tiene la pintura con otros medios, cómo se expanden sus sentidos? Para el curador de la muestra del británico, responder estas preguntas es también labor de los propios artistas para que la comunicación no alcance solo al pequeño círculo que participa de la actividad artística. Tenemos que llegar al público que pisa una galería, dice no entiendo” y se da la vuelta”, comenta Barandiarán.
En “Now What?!”, igualmente sugerentes resultan los paisajes accidentales de Roberto Huarcaya y los paisajes deconstruidos de Sandra Gamarra. Fascina la exploración en el color y la composición de Jorge Cabieses, y nos sorprende la síntesis entre tradición y contemporaneidad propuesta por Olinda Silvano. El público sondea el misterio de los anónimos individuos de Camincha Mulanovich, penetra en las visiones letales de José Luis Carranza, se conmueve ante la poesía visual del desaparecido Alberto Borea, quien busca identidad en la capa superficial de la nieve. Un registro performático a medio camino entre el ‘body art’ y el ‘land art’. Asimismo, Angie Bonino comparte su reflexión visual sobre los procesos de la pintura como metáfora de un país preso por la corrupción; Mariana Cornejo se representa con la estética del arcade, un videojuego vintage donde se trenzan en interna lucha la pintora con su propia feminidad. Incluso el propio Barandiarán (alias Fidel Artista) participa de la muestra con obra propia, basada en la estética de la portada de revistas, como sublimación irónica de la figura del curador y su poder.


“Lo que buscamos en esta muestra es abrir un espacio de discusión”, dice el curador, quien afirma que en los últimos años la discusión en el arte local se ha perdido, reemplazada más bien con los pleitos entre artistas. “El pleito se basa en no querer escuchar, en la cancelación del otro. A mí me encantaría que alguien viniera a la muestra y me dijera que todo lo expuesto le parece muy malo, y que hará una “verdadera exposición de pintura”, donde todo lo que se presente serán lienzos. Eso me parecería perfecto, pues lo que buscamos es generar tanto la reflexión como la acción por parte de los artistas”, afirma.
Y es que, en un país como el Perú, sin mayor apoyo del Estado a sus creadores, son los propios artistas los llamados a generar los cambios que desean. “Ni el Estado ni las instituciones preestablecidas van a venir a hacerlo por nosotros”, añade el curador.

A saber
- La muestra combina obras con formatos tridimensionales, como instalaciones y ensamblajes, que invitan a reflexionar sobre el lugar que ocupa la pintura en el arte contemporáneo.
- Se presenta en la galería John Harriman del C.C. Británico, en Jr. Bellavista 531, Miraflores. Va hasta el 30 de marzo.