Durante los primeros meses de vida, los bebés dependen de las reservas de hierro heredadas de la madre, pero estas comienzan a agotarse alrededor de los 4 meses. La falta de hierro puede causar anemia ferropénica, afectando el desarrollo neurológico y aumentando el riesgo de infecciones.
Durante los primeros meses de vida, los bebés dependen de las reservas de hierro heredadas de la madre, pero estas comienzan a agotarse alrededor de los 4 meses. La falta de hierro puede causar anemia ferropénica, afectando el desarrollo neurológico y aumentando el riesgo de infecciones.
Milenka Duarte

Los de unestán llenos de cambios y desafíos, especialmente en lo que respecta a la . En esta etapa, la es un pilar fundamental para su desarrollo y y el hierro es uno de los minerales más importantes en este proceso. Aunque los bebés nacen con una reserva de hierro heredada de la , esta no es infinita, por lo que con el tiempo comienza a agotarse. En definitiva, esto plantea una de las grandes preguntas de la crianza: ¿Es necesario suplementar con hierro después de los cuatro meses, o basta con la o la ?

Como explicó el hematólogo, César Gallegos a , el hierro es clave en el primer mes de vida para mantener una buena hemoglobina, la proteína en los glóbulos rojos encargada de transportar el oxígeno a todo el cuerpo. Sin suficiente hierro, el organismo del bebé no puede producir la cantidad adecuada de glóbulos rojos, lo que puede derivar en una , una de las deficiencias más comunes en la infancia.

“A nivel nacional, la anemia por déficit de hierro es un problema grave de salud pública. Se estima que entre el 30% y el 40% de niños padecen de esta condición, que impacta directamente en el . Por lo tanto, un desarrollo deficiente afecta la función cognitiva, reduciendo el rendimiento intelectual y, también la función motora, limitando las habilidades que los niños adquieren a medida que crecen. Además, aumenta el riesgo de infecciones respiratorias y digestivas. Dado que el cerebro del bebé está en una etapa crítica de crecimiento y desarrollo, es fundamental prevenir la anemia ferropénica para garantizar un adecuado desarrollo infantil”, precisó el doctor Ángel Samanez, médico pediatra neonatólogo y director de gestión académica de la Universidad Científica del Sur.

¿Por qué se recomienda la suplementación con hierro en bebés a partir de los 4 meses?

De acuerdo a Álvaro Altamirano, pediatra y asesor médico de Laboratorios Elifarma, la suplementación con hierro en bebés se recomienda a partir de los 4 meses porque, en esta etapa, sus reservas naturales de hierro comienzan a disminuir. Durante los primeros meses de vida, los bebés dependen del hierro almacenado durante la y del que obtienen a través de la leche materna o fórmula. Sin embargo, estos depósitos suelen ser suficientes solo hasta los 4 a 6 meses. Aunque la es el mejor alimento para el bebé, contiene cantidades limitadas de hierro, lo que puede aumentar el riesgo de deficiencia en lactantes alimentados exclusivamente con ella. Por esta razón, se aconseja iniciar la suplementación a los 4 meses para prevenir la anemia por deficiencia de hierro.

“Administrarla antes de esta edad no suele ser necesario debido a las reservas con las que nace el bebé, mientras que retrasarla más allá de los 6 meses podría aumentar el riesgo de deficiencia de hierro y sus consecuencias en el desarrollo”, añadió el doctor Kadakkal Radhakrishnan, gastroenterólogo pediátrico de Cleveland Clinic.

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Los especialistas recomiendan la suplementación con hierro desde los 4 meses, ya que la leche materna, aunque de alta biodisponibilidad, no contiene suficiente hierro para cubrir las necesidades del bebé.
Los especialistas recomiendan la suplementación con hierro desde los 4 meses, ya que la leche materna, aunque de alta biodisponibilidad, no contiene suficiente hierro para cubrir las necesidades del bebé.
/ Oksana Fishkis

¿Hay diferencias en la necesidad de hierro entre bebés lactantes y los que toman fórmula?

La leche materna tiene aproximadamente 0.3 a 0.5 mg de hierro por cada 100 ml, lo que cubre las necesidades de hierro del bebé durante los primeros 4 a 6 meses, debido a su alta biodisponibilidad de en forma de lactoferrina, es decir, que el hierro de la leche materna se absorbe en un 50-70%. No obstante, a partir de esta edad, como destacó Altamirano, las reservas disminuyen, por lo que la leche materna por sí sola ya no es suficiente para cubrir el , motivo por el cual, se recomienda la introducción de alimentos ricos en hierro o suplementos.

Mientras que, el experto de Cleveland Clinic señaló que, las fórmulas infantiles comerciales están fortificadas con hierro para satisfacer las necesidades nutricionales de los bebés, por lo que, en general, los menores alimentados con fórmula no requieren suplementos adicionales. Sin embargo, su absorción puede verse limitada por la presencia de otros minerales que compiten por su asimilación en el organismo. Como resultado, el hierro presente en la fórmula no siempre es biodisponible ni aprovechado de manera óptimo, agregó el hematólogo.

“Dado que la anemia en el primer año de vida es un problema serio, se recomienda la suplementación con hierro, incluso si el bebé no presenta signos de deficiencia. Si el bebé la tolera bien, es ideal mantenerla hasta al menos los 12 a 18 meses de vida, ya que este es un período en el que el crecimiento es especialmente acelerado”.

¿Qué factores influyen en la necesidad de suplementación de hierro?

La suplementación con hierro es clave para un desarrollo saludable, ya que este mineral juega un papel fundamental en varias funciones del cuerpo. Según el asesor médico de Laboratorios Elifarma, el hierro fortalece el y es esencial para el desarrollo cerebral y cognitivo, puesto que está involucrado en la producción de neurotransmisores como la, que son fundamentales para el , la y el desarrollo emocional.

Dicho esto, la suplementación de hierro, realmente debe ser para todos, puesto que favorece al desarrollo integral del bebé. No obstante, como indicó el pediatra neonatólogo, se recomienda principalmente para los bebés alimentados exclusivamente con leche materna a partir del cuarto mes. Asimismo, a los bebés prematuros y con bajo peso al nacer, es decir, los que tuvieron un peso menor de 2.5kg, ya que pueden presentar un mayor riesgo de deficiencia de hierro.

La suplementación se administra en gotas, y debe evitarse junto con la leche para una mejor absorción. Su duración suele extenderse hasta los 12-18 meses, con controles médicos periódicos.
La suplementación se administra en gotas, y debe evitarse junto con la leche para una mejor absorción. Su duración suele extenderse hasta los 12-18 meses, con controles médicos periódicos.

“La necesidad de suplementación de hierro en los bebés también depende de factores como la y sus niveles de hierro durante el embarazo. Por consiguiente, si la madre tiene deficiencia de hierro, la transferencia de este mineral al bebé puede verse reducida, incrementando el riesgo de que el recién nacido tenga reservas bajas y desarrolle anemia en los primeros meses de vida. Sin embargo, durante la lactancia, la cantidad de hierro en la leche materna no varía significativamente con la dieta de la madre, por lo que, aunque consuma alimentos ricos en hierro, el bebé podría necesitar una suplementación adicional o la introducción de alimentos ricos en hierro a partir de los 4 a 6 meses de edad para cubrir sus requerimientos nutricionales”.

¿Cómo se detecta una deficiencia de hierro en un bebé?

La deficiencia de hierro en bebés puede manifestarse a través de varios signos y síntomas, como palidez de las conjuntivas, lecho de las uñas y palma de la mano, retraso en el crecimiento y desarrollo, así como también puede mostrarse más cansado, menos activo, con una conducta irritable e incluso con una disminución significativa del apetito, advirtió el doctor Gustavo Gonzales, decano de la facultad de ciencias de la salud de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL).

Por ello, como mencionó Kadakkal Radhakrishnan, para confirmar el diagnóstico, se debe realizar tanto una evaluación clínica como pruebas de laboratorio, entre las que incluyen:

  • y hematocrito: Miden la cantidad de glóbulos rojos y la capacidad de la sangre para transportar oxígeno. Niveles bajos pueden indicar anemia, que puede estar relacionada con la deficiencia de hierro.
  • Ferritina sérica: Este análisis mide las reservas de hierro en el cuerpo. Niveles bajos de ferritina indican una disminución en las reservas de hierro.
  • Transferrina o capacidad de fijación del hierro: Evalúa la capacidad de la sangre para transportar hierro. Niveles elevados pueden indicar deficiencia de hierro.
  • Volumen corpuscular medio (VCM): Evalúa el tamaño promedio de los glóbulos rojos. Un VCM bajo puede ser un indicio de anemia por deficiencia de hierro.

¿Cómo debe ser la suplementación de hierro en bebés?

Los suplementos de hierro para bebés se administren en forma líquida, ya que permite una dosificación precisa según el peso y la edad del bebé. Estas presentaciones suelen incluir un gotero o una jeringa dosificadora para garantizar una administración adecuada.

En el Perú, existen dos tipos de hierro:

  • Sulfato ferroso: Es el más utilizado y se administra en los centros de salud. Sin embargo, puede causar molestias en algunos bebés, como estreñimiento, heces oscuras o dolor abdominal.
  • Hierro polimaltosado: Es una alternativa con menor riesgo de efectos secundarios, por lo que puede ser una opción en caso de intolerancia al sulfato ferroso, sostuvo Ángel Samanez.

“Según la , la dosis de hierro recomendada es de 1mg por cada kg de peso al día a partir de los cuatro meses. No obstante, la dosis puede ser regulada de acuerdo a las necesidades individuales de cada bebé. Es importante recordar que no debe administrarse junto con la leche, ya que esta interfiere en su absorción. Además, se sugiere esperar al menos dos horas entre la ingesta de hierro y el consumo de leche para garantizar su efectividad”.

A través de evaluaciones clínicas y pruebas de laboratorio, los médicos pueden identificar signos de anemia y prevenir sus consecuencias en el desarrollo infantil. Además, estos controles permiten ajustar la suplementación de hierro según las necesidades individuales del bebé.
A través de evaluaciones clínicas y pruebas de laboratorio, los médicos pueden identificar signos de anemia y prevenir sus consecuencias en el desarrollo infantil. Además, estos controles permiten ajustar la suplementación de hierro según las necesidades individuales del bebé.

En cuanto a la duración del tratamiento tiempo, la suplementación suele extenderse hasta el primer año o año y media de vida. Siguiendo el protocolo de control:

  • A los cuatro meses, se inicia la suplementación.
  • A los seis meses, se realiza un control de hemoglobina para evaluar los niveles de hierro y hacer seguimiento.
  • Al año, se indica otro control para determinar si es necesario continuar con la suplementación o, en caso de anemia, iniciar un tratamiento específico.

Durante los primeros meses de vida, las reservas de hierro del bebé disminuyen, mientras que sus necesidades aumentan debido a la rápida fase de crecimiento. Por ello, el monitoreo constante de los niveles de hierro durante los primeros mil días de vida es fundamental para prevenir deficiencias y asegurar un desarrollo óptimo.

¿Se puede compensar la falta de hierro solo con la alimentación cuando se inicia la alimentación complementaria?

Alrededor de los 6 meses de edad comienza la una etapa clave para aumentar la ingesta de hierro del bebé mediante alimentos ricos en este mineral. Sin embargo, como recalcó el gastroenterólogo pediátrico, la capacidad de corregir completamente una deficiencia de hierro solo a través de la dieta depende de varios factores, como la gravedad de la deficiencia y la biodisponibilidad del hierro en los alimentos ofrecidos.

Si bien incluir fuentes de hierro en la alimentación del bebé es fundamental, en casos de deficiencia significativa podría ser necesario recurrir a suplementos. Por este motivo, es esencial consultar con un pediatra o un dietista pediátrico para evaluar las necesidades del bebé y determinar si la alimentación por sí sola es suficiente o si se requiere suplementación adicional.

Durante la alimentación complementaria, es recomendable incluir alimentos que aporten hierro y sean fáciles de incorporar en la dieta del bebé:

  • Carnes magras: Pollo, pavo y carne de res bien cocidos y triturados o en puré. Estas carnes contienen hierro hemo, que se absorbe con mayor facilidad.
  • Cereales fortificados para bebés: Muchos cereales infantiles están enriquecidos con hierro y pueden mezclarse con leche materna o fórmula para lograr una consistencia adecuada.
  • Legumbres: bien cocidos y triturados en puré. Como contienen hierro no hemo, combinarlos con alimentos ricos en vitamina C, como puré de frutas cítricas, mejora su absorción.
  • Verduras de hojas verdes oscuras: Espinaca y col rizada cocidas y hechas puré. También aportan hierro no hemo, por lo que se recomienda combinarlas con fuentes de vitamina C.
  • Huevos: La bien cocida y triturada es otra fuente de hierro que puede introducirse en la dieta del bebé.

“Es importante introducir estos alimentos uno a uno y estar atentos a posibles reacciones alérgicas o intolerancias. Siempre consulte con un pediatra antes de incorporar nuevos alimentos para asegurarse de que sean adecuados para la edad y el desarrollo del bebé”, concluyó el especialista.

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