Quien empieza a conocer a Emilio Rodríguez Larraín no solo se topa con un artista plástico que plasmó su imaginario, con riqueza, en pintura y escultura. También encuentra a un hombre brutalmente honesto, algo inusual en un país de eufemismos como el Perú. “Era una persona sin filtros”, contó a El Comercio Sebastián, uno de sus hijos, quien señala que esa actitud a veces le complicaba la vida, pero aun así jamás comprometió su visión artística.
Rodríguez Larraín Balta murió en diciembre del 2015, ya reconocido como uno de los mayores artistas del Perú. O del mundo. Ocho años después, el artista vive un renacimiento internacional, tanto en América como en Europa. En Nueva York, Estados Unidos, hay una exhibición individual que va hasta el 2 de febrero y que presenta mayormente pinturas del peruano hechas en la década de 1960 de formato pequeño, mediano y grande.
“De pie en la sala principal de la galería, rodeada por estas impactantes trabajos de imágenes en gran formato, a uno lo golpea el manejo magistral de medios mixtos del artista. Las múltiples texturas de superficie en estas ponderosas pinturas suman a la sensación de movimiento y energía que Rodríguez-Larraín infundió en las composiciones”, dijo a este diario Isabella Hutchinson, de la galería Hutchinson Modern & Contemporary. “Los trabajos son ricos con referencias provocativas a los movimientos artísticos de los años 60. Todavía relevante hoy, estos trabajos permiten al espectador ponderar el ancestralismo, la abstracción, el ambiente y espacio”, agregó.
La otra muestra, colectiva, se desarrolla en Madrid, España y la organiza la Fundación Juan March, “Antes de América”, donde piezas precolombinas y contemporáneas dialogan, encuentran elementos en común, y establecen un eje conductor. Allí se encuentran algunas de las piezas del peruano.
Sebastián, quien es fotógrafo, cuenta que las nuevas generaciones no conocen lo suficiente la obra de su padre a pesar de las retrospectivas, las tres ediciones de la Bienal de Venecia y el premio Teknoquímica. En medio de todo esto una de sus obras, La Máquina de Arcilla, emblema del ‘land art’ peruano al estar a la intemperie en Huanchaco, fue destruida tras un descuido de décadas. ¿De dónde nace esta falta de interés? “Yo creo que por falta de conocimiento, falta de promoción. Este problema de patrimonio abandonado va mucho más allá de mi papá, pero creo que es un caso de esa esa tendencia que tenemos como nación, quizás, de no valorar lo nuestro”, contó el hijo, quien resalta la importancia de la muestra en Nueva York para el arte peruano en general.
¿Dónde en Perú se puede apreciar la obra de Rodríguez Larraín? Hay piezas en el Museo de Arte de Lima (MALI), el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), el ICPNA y el museo de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Aparte, Sebastián abrió en la red social Instagram la cuenta @erl_archive, que busca difundir la obra de su padre. Ya en el futuro, cuenta el hijo, abrirá 2M: Casa Cultural 2 de Mayo, donde la que fuera vivienda del artista se convertirá en un museo para acercar la obra al público y cuyo programa cultural incluirá residencias artísticas y becas. “Mi visión es mantener vivo su legado, fomentando el estudio y la apreciación de su trabajo por el público de esta generación”.
-Emilio Rodríguez Larraín: Ancestral Landscapes. En Hutchinson Modern & Contemporary. Dirección: 47 East 64th Street New York, EE.UU. Hasta el 2 de febrero del 2024.
-Antes de América: Fuentes originarias en la cultura moderna. En calle de Castelló 77, Madrid, España. Hasta el 10 de marzo del 2024.
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