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¿Por qué Milena Warthon dejó de escribir por diez años?: tras superar experiencia traumática, publica “Latinchola”, un libro sanador e inspirador
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Cuando era una niña, Milena Warthon decidió no volver a escribir. Fue después de un dictado en quinto de primaria: cometió varios errores ortográficos, le pusieron cero y todo el salón se rio de ella.“Siempre fui buena alumna, la menor del colegio, y no tenía problemas para aprender… salvo con la ortografía. Me costaba mucho”, recuerda. Aquella burla la marcó tanto que por años se alejó por completo de la escritura.
Más de una década después, en la universidad, un curso obligatorio de redacción cambió el rumbo de su vida. “El profesor me animó a intentarlo… y me dijo que tenía talento”, cuenta con una sonrisa. Hoy, Milena no solo se reconcilió con la escritura: la covirtió en una victoria personal. Publica “Latinchola”, su primer libro infantil, una historia donde conviven la niña que fue, su madre, su abuela, sus amigas, sus heridas y sus sueños.
“Latinchola” es el nombre del cuento, pero también de una muñeca que crea Victoria, la pequeña protagonista, nueva en el colegio, víctima de bullying y soñadora empedernida. El relato —lleno de ternura, humor y símbolos— transita entre la fantasía y la realidad: no queda claro si Latinchola es un juguete, un alter ego o un ángel imaginario. Lo cierto es que aparece justo cuando la menor más la necesita. Como pasa con los héroes de verdad.
“Este libro es un homenaje a las mujeres que amo y a la historia que me formó”, dice Milena. El nombre de la protagonista no es casual: Victoria, como su madre, como la victoria íntima que significa sanar desde el arte.
Publicada por la editorial Macro, la historia explora el poder de las etiquetas, la fortaleza de las niñas que no encajan en moldes y la valentía de aceptar la raíz propia sin miedo. “Una latínchola es una mujer que lucha, que ama su origen y que se levanta una y otra vez. Esa soy yo”, afirma la artista, que también planea bautizar así su segundo disco, aún en producción.

“Siempre digo que mi música es una forma de sanar, de abrazar a mi niña interior. Ahora lo hago también con un cuento”, explica. Y añade: “Me gustaría que los niños que lo lean sientan que no están solos, que sus miedos no los hacen menos. Que incluso lo que más nos avergüenza puede convertirse en una fuerza”.
El libro será presentado oficialmente este 23 de julio en la Feria Internacional del Libro de Lima, con un evento que incluirá firma de autógrafos y un concierto especial junto a su banda y cuerpo de baile.
Milena escribió gran parte del cuento durante una gira por Sudamérica. “Fue un reto enorme. Soy audiovisual de formación, vengo de lo visual y sonoro. Pasar a la narrativa fue todo un viaje”, cuenta. El resultado es una historia didáctica, con un giro final inesperado, y profundamente emocional: un refugio para quienes cargan con inseguridades, traumas o etiquetas que no pidieron.
“Para mí este cuento es un triunfo personal. Me demostré que sí puedo, que no importa lo que te digan cuando eres niño, uno puede reconstruirse y destacar desde ese lugar”, dice con orgullo.

Además, el proceso de escritura le permitió reconectar con su historia familiar desde un nuevo ángulo. “Hay una escena del cuento que me hizo llorar mientras la escribía. Sentí que estaba sanando cosas que ni siquiera sabía que seguían ahí. Me encantaría que cada lector también pueda liberar algo al leerlo”, comparte.
Milena espera que “Latinchola” sea solo el inicio de una nueva etapa creativa. “Me di cuenta de que escribir también es música, solo que con otro ritmo. Ya estoy pensando en otros cuentos, y en cómo seguir contando nuestras historias desde distintas formas. A fin de cuentas, todo lo que hago —cantar, escribir, crear— es para que otras personas se sientan acompañadas. Me gustaría hacer un libro sobre ‘Warmisitay’”, confiesa.

Con "Latinchola", Milena no solo suma un libro a su carrera artística. Suma esperanza. Y, sobre todo, abre la puerta a que muchas otras niñas se reconozcan, se quieran y se atrevan a decir en voz alta: “Yo también puedo”.












