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En el Londres imaginado por Bertolt Brecht, los mendigos cotizan en bolsa, los policías negocian con mafiosos y los matrimonios se sellan con pistolas en lugar de anillos. Estrenada en 1928 en Berlín, “La ópera de los tres centavos” marcó un punto de quiebre en la historia del teatro moderno. Con libreto de Brecht y música de Kurt Weill, esta obra no enmascara la crudeza de su contenido, sino que la exhibe sin pudor: la miseria se canta, la corrupción se baila y el amor se trata como un bien negociable.

Más allá de su valor histórico, la pieza ha tenido una fuerte resonancia cultural. El personaje de Mackie Navaja —un criminal seductor y despiadado— inspiró décadas más tarde a Rubén Blades en su ya emblemático tema Pedro Navaja. La figura del antihéroe moderno, encantador pero letal, transita con naturalidad entre ambas obras. Es un tipo que no pertenece a ninguna época, pero podría habitar cualquier ciudad de hoy.
“Lo que muchas veces se omite en este tipo de propuestas es la versatilidad que tiene esta obra. La inspiración es inmediata porque vemos acontecimientos que pasaron, pasan y seguirán pasando. Hay un Micky Navaja por ahí, hijo de su Estado, de su sociedad y de su contexto”, señala Jean Pierre Gamarra, director del montaje.

Un llamado a lo clásico
A diferencia de otros dramaturgos, el teatro de Brecht no busca la identificación emocional, sino la reflexión incómoda. Bajo esa línea, en esta obra musical, la escenografía diseñada por Lorenzo Albani funciona como metáfora: lavadoras industriales —electrodomésticos que se alzan como paredes— ocupan el fondo del escenario como símbolo de la sociedad corrupta en la que sus personajes habitan.
Lejos de atenuar la crudeza del material original, se opta por subrayarla. Mackie Navaja (André Silva), Polly Peachum (Maria Grazia Gamarra) y el señor Peachum (Leonardo Torres Vilar) son los personajes que darán vida a esta obra, donde no son víctimas de un destino cruel, sino cómplices activos de un sistema que premia el cinismo y castiga la ingenuidad.

“Se subestima al público creyendo que no es capaz de entender a los clásicos. Yo creo que sí lo es. También hay que ver esta obra como una forma de consumir cultura y, a partir de eso, activar los reclamos por la falta de la misma. Por eso creo que este tipo de clásicos deben aparecer más en nuestro país”, afirma Gamarra.
Acompañada por una orquesta en vivo dirigida por Jaime Bazán, la obra recurre a los géneros musicales del cabaret alemán para envolver la sátira en melodías pegajosas. El elenco lo completan Alonso Cano, Óscar Yépez y Amaranta Kun, quienes acompañan esta propuesta que se encarga de revivir un texto que no ha perdido ni un ápice de su irreverencia.

Con un humor cáustico que oscila entre el kitsch y la tragedia, sin concesiones ni disculpas, “La ópera de los tres centavos” se instala en el Teatro Británico como una sátira incómoda pero necesaria. Allí, la risa y el cuchillo comparten un escenario crítico que no pierde filo con el paso del tiempo.
Temporada: Del 31 de mayo al 20 de julio
Lugar: Teatro Británico de Miraflores
Entradas disponibles en Joinnus
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