El candidato del Partido Liberal de Canadá, Mark Carney, brinda con sus seguidores durante una fiesta para ver un partido de hockey en Ottawa, Canadá, el 15 de febrero de 2025. (Foto de Dave Chan / AFP)
El candidato del Partido Liberal de Canadá, Mark Carney, brinda con sus seguidores durante una fiesta para ver un partido de hockey en Ottawa, Canadá, el 15 de febrero de 2025. (Foto de Dave Chan / AFP)

El año 2025 empezó bastante movido para Canadá. Apenas empezaba la segunda semana de enero cuando un cariacontecido Justin Trudeau comparecía ante la prensa y el país para anunciar que renunciaba al cargo de primer ministro, el cual venía ocupando desde noviembre del 2015.

Aquel hombre que había llegado al poder una década atrás como el rostro fresco de la política progresista y que cautivaba con su carisma juvenil (tenía 43 años cuando asumió el puesto) y un mensaje político esperanzador, arrastraba a comienzos de este año una impopularidad galopante debido a ciertos escándalos que se fueron acumulando pero, sobre todo, al alza del costo de vida y de la inflación y del crecimiento acelerado de la inmigración.

El sentimiento de fatiga y frustración era evidente, no solo entre la ciudadanía, sino también entre los parlamentarios de su propia agrupación, el Partido Liberal, que dejaron claro desde fines del año pasado -cuando Trudeau estaba enfrascado en una pugna dialéctica con el entonces presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump- que ya no apoyaban su liderazgo.

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Al comunicar su renuncia, Trudeau dijo que se mantendría como jefe del gobierno hasta que su partido eligiera un nuevo líder. Y eso ha ocurrido el domingo último: Mark Carney, de 59 años, obtuvo un abrumador 85,9% de votos emitidos por los militantes del Partido Liberal y tomará la posta al frente del país norteamericano en los próximos días.

1
La gran fortaleza

El currículum de Mark Carney impresiona: fue gobernador del Banco de Canadá (2008-2013) y del Banco de Inglaterra (2013-2020, siendo el primer extranjero en dirigirlo en su historia) antes de que hace cinco años asumiera como enviado especial de la ONU para la acción climática y las finanzas. Como economista altamente educado con experiencia en Wall Street y habiendo sorteado varios momentos complicados en sus experiencias laborales, parece entonces el hombre indicado para afrontar la crisis del país norteamericano por el aumento del costo de alimentos y de la vivienda.  


2
Una remarcable debilidad

Más complejo le resultará lidiar con Donald Trump y la creciente tensión con Washington por la guerra comercial y la retórica del magnate republicano acerca de convertir a Canadá en el estado 51 de EE.UU. Aquí le puede jugar en contra a Carney su falta de experiencia política: nunca ha postulado a un cargo electivo, tampoco ha sido ministro de Finanzas (a pesar de que tanto sus correligionarios como sus rivales políticos se lo ofrecieron en distintos momentos de su carrera) y, cosa inusual para su país, será primer ministro sin tener un escaño en el Parlamento.

3
En camino a las urnas

Las elecciones federales están programadas para octubre, pero Carney podría convocar comicios anticipados para aprovechar el repunte del Partido Liberal frente a los conservadores. Si en enero estos llevaban una ventaja de 26 puntos, esta se ha reducido en la actualidad a 7 u 8 puntos apenas. La elocuencia nacionalista rinde frutos y a ella apunta Carney ante la hostilidad de la administración estadounidense.: “Hemos hecho de este país el mejor del mundo, y ahora nuestros vecinos quieren apoderarse de nosotros”.


4
Los vaivenes del vecino

Lo ocurrido este martes 11 es una muestra de lo mucho que le costará a Canadá la relación con el gigante del sur durante la Administración Trump. Este anunció por la mañana que iba a duplicar los aranceles previstos al acero y al aluminio provenientes de Canadá, en respuesta a la decisión de la provincia de Ontario de encarecer la electricidad que envía a Estados Unidos. Horas más tarde, el mismo Trump dejó abierta la puerta a suspender estos aranceles adicionales, sin dejar de recordar en redes que “lo único que tiene sentido es que Canadá se convierta en nuestro querido estado 51”.

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