Editorial El Comercio

La criminal estableció una nueva marca, trágica y macabra, este martes. Tres choferes fueron baleados en la avenida Venezuela por sicarios vinculados a las mafias de extorsionadores, y en al menos uno de los casos el desenlace fue fatal. Lo más alarmante de todo es que la zona donde se produjeron los ataques tiene presencia policial y militar, y cuenta con cámaras de vigilancia. Nada de eso, sin embargo, importó a los pistoleros, que parecen dar por descontado que las autoridades no están en capacidad de capturarlos para que sean sancionados. Ese mismo día, además, se produjo un aparatoso asalto en un centro comercial de Independencia, a plena luz del día, sin que los delincuentes fueran atrapados.

El estado de emergencia decretado recientemente en Lima y Callao es poco menos que un saludo a la bandera, pues mientras todo eso sucede, el Ejecutivo no atina a reaccionar de manera efectiva. Crea un grandilocuente “cuarto de guerra” y permanece allí encerrado. Sus voceros, empezando por la presidenta , solo salen de él para hostigar a la prensa que pone la crítica situación en evidencia y para decir que los que “alimentan el miedo” cometen “traición a la patria”. Y luego vuelven a encerrarse, a piedra y lodo.

Es en ese contexto que debe interpretarse el fallido intento de imponerles a los canales de televisión y a las estaciones de radio una “franja informativa” sobre las acciones del en la lucha contra el crimen. Una iniciativa con la que esta administración intentó dominar la “narrativa” sobre lo que está ocurriendo en el país en ese terreno y que, amén de inconstitucional, tiene carencias de origen: las presuntas acciones no existen o son marginales frente al avance de la violencia asesina. Como este Diario informó días atrás, de las detenciones en flagrancia realizadas por la PNP entre enero y marzo de este año, solo el 1,39% estuvieron relacionadas a los delitos de extorsión, sicariato, secuestro u homicidio. ¿Dónde, entonces, está el esfuerzo oficial por luchar contra el fenómeno que tiene a los peruanos arrinconados del que querían alardear en la “franja informativa”?

La situación ya no da para más. Si los actuales responsables de la tarea de Gobierno no tienen noción de cómo proceder para atacar el problema, pues que llamen a quienes sí la tienen: especialistas o partidos políticos que no necesariamente sean afines al Gobierno. De lo contrario, resultará claro que la falta de patriotismo que les atribuyen a sus críticos es un mal que los afecta más bien a ellos.

Editorial de El Comercio

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