El otoño ya inició, y con ello llega el descenso de las temperaturas y el incremento de ciertas enfermedades estacionales.
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Según los especialistas, el otoño y el invierno son las temporadas de los virus respiratorios y de las enfermedades infecciosas en general. A continuación, detallamos qué son las enfermedades infecciosas y qué hacer frente a ellas:
Las enfermedades infecciosas son trastornos causados por organismos, como bacterias, virus, hongos o parásitos. Muchos organismos viven dentro y fuera de nuestros cuerpos. Normalmente son inofensivos o incluso útiles. Pero bajo ciertas condiciones, algunos organismos pueden causar enfermedades.
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Algunas enfermedades infecciosas pueden transmitirse de persona a persona. Algunas son transmitidas por insectos u otros animales. Y puedes contagiar a otras personas consumiendo alimentos o agua contaminados o estando expuesto a organismos en el medio ambiente.
Los signos y síntomas varían dependiendo del organismo causante de la infección, pero a menudo incluyen fiebre y fatiga. Las infecciones leves pueden responder al reposo y a los remedios caseros, mientras que algunas infecciones potencialmente mortales pueden requerir hospitalización.
Muchas enfermedades infecciosas, como el sarampión y la varicela, pueden prevenirse con vacunas. El lavado frecuente y minucioso de las manos también ayuda a protegerte de la mayoría de las enfermedades infecciosas.
Síntomas
Cada enfermedad infecciosa tiene sus signos y síntomas específicos. Entre los signos y síntomas generales que son frecuentes en muchas enfermedades infecciosas se incluyen:
- Fiebre
- Diarrea
- Fatiga
- Dolores musculares
- Tos
¿Cuándo consultar al médico?
Busca atención médica si:
- Te ha mordido un animal
- Tienes problemas para respirar
- Has estado tosiendo por más de una semana
- Tienes dolor de cabeza intenso con fiebre
- Presentas un sarpullido o hinchazón
- Tienes fiebre inexplicable o prolongada
- Tienes problemas de visión repentinos
Causas
Estas pueden ser las causas de las enfermedades infecciosas:
- Bacterias. Estos organismos unicelulares son responsables de enfermedades como faringitis estreptocócica, infecciones del tracto urinario y tuberculosis.
- Virus. Incluso más pequeños que las bacterias, los virus causan una multitud de enfermedades que van desde el resfriado común hasta el VIH.
- Hongos. Los hongos causan muchas enfermedades de la piel, como la tiña y el pie de atleta. Otros tipos de hongos pueden infectar los pulmones o el sistema nervioso.
- Parásitos. Un pequeño parásito que se transmite por la picadura de un mosquito causa la malaria. Otros parásitos pueden transmitirse a los seres humanos a través de las heces de los animales.
Contacto directo
Una manera fácil de contraer la mayoría de las enfermedades infecciosas es entrar en contacto con una persona o un animal infectado. Las enfermedades infecciosas pueden transmitirse a través del contacto directo, por ejemplo:
- De una persona a otra. Las enfermedades infecciosas normalmente se transmiten a través de la transferencia directa de bacterias, virus u otros gérmenes de una persona a otra. Esto puede suceder cuando una persona con la bacteria o el virus toca o besa a alguien que no está infectado, o tose o estornuda muy cerca de este. Estos gérmenes también pueden transmitirse a través del intercambio de fluidos corporales por contacto sexual. La persona que transmite el germen puede no tener síntomas de la enfermedad, pero puede ser simplemente portador.
- De animal a persona. Si te muerde o araña un animal infectado (incluso una mascota), te puede enfermar y, en circunstancias extremas, puede ser mortal. La manipulación de los desechos de los animales también puede ser peligrosa. Por ejemplo, puedes infectarte de toxoplasmosis al recoger la caja sanitaria de tu gato.
- De la madre al feto. Una mujer embarazada puede transmitir gérmenes que causan enfermedades infecciosas al feto. Algunos gérmenes pueden pasar a través de la placenta o de la leche materna. Los gérmenes de la vagina también se pueden transmitir al bebé durante el parto.
Contacto indirecto
Los organismos causantes de enfermedades también se pueden transmitir por contacto indirecto. Muchos gérmenes permanecen en objetos inanimados, como mesadas, picaportes o llaves de grifo.
Al tocar un picaporte que tocó alguien que, por ejemplo, padecía influenza o resfrío, puedes llevar contigo los gérmenes que dejó esa persona. Si te tocas los ojos, la boca o la nariz antes de lavarte las manos, es posible que te infectes.
Picaduras de insectos
Algunos gérmenes dependen de insectos portadores, como mosquitos, pulgas, piojos o garrapatas, para desplazarse de un huésped a otro. Estos portadores son conocidos como vectores. Los mosquitos pueden ser portadores del parásito de la malaria o del virus del Nilo Occidental. Las garrapatas del venado pueden ser portadoras de la bacteria que causa la enfermedad de Lyme.
Contaminación de alimentos
Los gérmenes que causan enfermedades también pueden infectarte a través de alimentos y agua contaminados. Este mecanismo de transmisión permite que los gérmenes se propaguen a muchas personas a través de una sola fuente. La Escherichia coli (E. coli), por ejemplo, es una bacteria presente en o sobre ciertos alimentos, como las hamburguesas mal cocidas o los jugos de frutas sin pasteurizar.
Complicaciones
La mayoría de las enfermedades infecciosas solo tienen complicaciones menores. Pero algunas infecciones, como la neumonía, el sida y la meningitis, pueden poner en peligro la vida. Algunos tipos de infecciones se han relacionado con un aumento a largo plazo del riesgo de cáncer:
- El virus del papiloma humano está relacionado con el cáncer de cuello uterino
- El Helicobacter pylori está relacionado con el cáncer de estómago y las úlceras pépticas
- Las hepatitis B y C se han relacionado con el cáncer de hígado
Además, es posible que algunas enfermedades infecciosas se silencien y vuelvan a aparecer en el futuro, a veces incluso décadas más tarde. Por ejemplo, alguien que ha tenido varicela puede desarrollar culebrilla mucho más tarde en su vida.
Prevención
Sigue estos consejos para disminuir el riesgo de infección:
- Lávate las manos. Esto es especialmente importante antes y después de preparar comida, antes de comer y después de ir al baño. Y trata de no tocarte los ojos, la nariz o la boca con las manos, ya que esa es una forma común para que los gérmenes entren en el cuerpo.
- Vacúnate. La vacunación puede reducir drásticamente tus probabilidades de contraer muchas enfermedades. Asegúrate de estar al día con tus vacunas recomendadas, así como con las de tus hijos.
- Quédate en casa cuando estés enfermo y no vayas a trabajar si tienes vómitos, diarrea o fiebre. No envíes tampoco a tu hijo a la escuela si él o ella tienen estos signos.
- Prepara los alimentos de manera segura. Mantén los mostradores y otras superficies de la cocina limpios cuando prepares las comidas. Cocina los alimentos a la temperatura adecuada, y usa un termómetro para alimentos para verificar si están bien cocidos. Para las carnes molidas, esto significa al menos 160 ºF (71 ºC); para las carnes de aves, 165 ºF (74 ºC); y para la mayoría de las demás carnes, al menos 145 ºF (63 ºC). También pon rápidamente las sobras en la nevera; no dejes que los alimentos cocinados permanezcan a temperatura ambiente por largos períodos de tiempo.
- Mantén relaciones sexuales seguras. Siempre usa preservativos si tú o tu pareja tienen antecedentes de infecciones de transmisión sexual o de comportamiento de alto riesgo.
- No compartas los elementos personales. Usa tu propio cepillo de dientes, peine y navaja de afeitar. Evita compartir vasos o utensilios para comer.
- Viaja con prudencia. Si vas a viajar al extranjero, habla con tu médico sobre cualquier vacuna especial, como la de la fiebre amarilla, cólera, hepatitis A o B o fiebre tifoidea, que puedas necesitar.
Diagnóstico
El médico puede ordenar análisis de laboratorio o pruebas de diagnóstico por imágenes para determinar la causa de los síntomas.
Análisis de laboratorio
Muchas enfermedades infecciosas tienen signos y síntomas similares. Las muestras de fluidos corporales a veces pueden revelar evidencia del microbio particular que está causando la enfermedad. Esto ayuda al médico a adaptar el tratamiento.
- Análisis de sangre. Un técnico obtiene una muestra de sangre insertándote una aguja en una vena, generalmente en el brazo.
- Análisis de orina. Para este examen indoloro, debes orinar en un recipiente. A fin de evitar la posible contaminación de la muestra, es posible que te indiquen que limpies la zona genital con una compresa antiséptica y recojas la orina en la mitad de su curso.
- Exudado faríngeo. Se pueden obtener muestras de la garganta o de otras áreas húmedas del cuerpo con un hisopo estéril.
- Muestra de heces. Es posible que se te indiquen que tomes una muestra de heces para que un laboratorio pueda analizar la muestra en busca de parásitos y otros organismos.
- Punción lumbar (punción medular). Este procedimiento obtiene una muestra del líquido cefalorraquídeo mediante una aguja que se inserta cuidadosamente entre los huesos de la parte inferior de la columna vertebral. En general, te pedirán que te recuestes de costado, con las rodillas cerca del pecho.
Diagnóstico por imagen
Los procedimientos de diagnóstico por imágenes, como radiografías, tomografías computarizadas y resonancias magnéticas, pueden ayudar a identificar diagnósticos y descartar otras afecciones que puedan estar causando síntomas.
Biopsias
En una biopsia, se toma una pequeña muestra de tejido de un órgano interno para examinarla. Por ejemplo, una biopsia de tejido pulmonar se puede examinar para buscar diversos hongos que pueden provocar un tipo de neumonía.
Tratamiento
El doctor podrá elegir el tratamiento adecuado si sabe qué tipo de germen causa tu enfermedad.
Antibióticos
Los antibióticos se agrupan en “familias” de tipos similares. Las bacterias también se agrupan en grupos de tipos similares, como estreptococos o E. coli.
Ciertos tipos de bacterias son especialmente susceptibles a clases particulares de antibióticos. El tratamiento puede ser más preciso si el médico sabe con qué tipo de bacterias estás infectado.
Los antibióticos suelen reservarse para las infecciones bacterianas, ya que estos tipos de medicamentos no tienen ningún efecto sobre las enfermedades causadas por virus. Pero a veces es difícil saber qué tipo de germen está actuando. Por ejemplo, la neumonía puede ser causada por una bacteria, un virus, un hongo o un parásito.
El uso excesivo de antibióticos ha dado lugar a que varios tipos de bacterias desarrollen resistencia a una o más variedades de antibióticos. Esto hace que estas bacterias sean mucho más difíciles de tratar.
Antivirales
Se han desarrollado medicamentos para tratar algunos virus, pero no todos. Los ejemplos incluyen los virus que causan:
- VIH/SIDA
- Herpes
- Hepatitis B
- Hepatitis C
- Influenza
Antifúngicos
Los medicamentos antimicóticos tópicos se pueden utilizar para tratar las infecciones de la piel o las uñas causadas por hongos. Algunas infecciones micóticas, como las que afectan a los pulmones o las membranas mucosas, se pueden tratar con un antimicótico oral. Las infecciones micóticas de órganos internos más graves, especialmente en personas con sistemas inmunitarios debilitados, pueden requerir medicamentos antimicóticos intravenosos.
Antiparasitarios
Algunas enfermedades, incluida la malaria, son provocadas por parásitos pequeños. Si bien hay medicamentos para tratar estas enfermedades, algunas variedades de parásitos han desarrollado resistencia a los medicamentos.
Medicina alternativa
Diversos productos han afirmado que ayudan a prevenir enfermedades comunes, como el resfriado o la gripe. Aunque algunas de estas sustancias parecen prometedoras en los primeros ensayos, los estudios de seguimiento pueden haber tenido resultados contradictorios o no concluyentes. Es necesario realizar más investigaciones.
Algunas de las sustancias que se han estudiado para prevenir o acortar la duración de la infección incluyen las siguientes:
- Arándanos rojos
- Equinácea
- Ajo
- Ginseng
- Sello de oro
- Vitamina C
- Vitamina D
- Zinc
Consulta con el médico antes de probar cualquier producto que prometa estimular tu sistema inmunitario o ahuyentar resfriados y otras enfermedades. Algunos de estos productos pueden causar reacciones alérgicas o interactuar de manera adversa con otros medicamentos que puedas estar tomando.
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