Carlos Ascues: ¿invento o descubrimiento?, por Elkin Sotelo
Carlos Ascues: ¿invento o descubrimiento?, por Elkin Sotelo
Redacción EC

ELKIN SOTELO C.

Decididamente es hora de comentar sobre Carlos Ascues, el autor de dos de los goles con los que . Por números, los comentarios se perfilan como favorables; por fútbol, habría que tener cuidado con elogios que todavía deberá ganarse en el futuro.

Pero sostengo que Ascues debe buscar su consolidación en ese puesto en el que carece de hombres con biotipo y que representen cierto respeto ante los rivales. El hombre de la San Martín es en este momento una apuesta, pero podría terminar como solución. O decepción.

lo intentó sin fortuna en el proceso anterior con . El deseo era encontrar un tipo fuerte con despliegue y recorrido que no tenga problemas en soportar el rigor internacional. Parecía que Balbín llegaba a ese lote, pero se truncó por lesiones, irregularidad, entre otros problemas.

comenta entre sus allegados que desea un equipo peruano con gente de buen tamaño como requisito fundamental para ser convocado. Esmirriados para puestos claves están descartados. El uruguayo no está descubriendo la pólvora, simplemente está aplicando una regla que en otros países de la región es prioridad.

Ascues nació en Venezuela en 1992 y vivió ahí hasta los 10 años, pero optó por seguir su carrera en el Perú y así jugó en las divisiones menores de Alianza Lima. Su puesto natural era la zaga central (aunque cuenta que de niño quería ser delantero) y por ello fue convocado a la Selección Sub 20 que dirigió Gustavo Ferrín, la misma que en el 2011 cumplió una fatal presentación en el Sudamericano en Arequipa.

Ascues era el capitán porque siempre demostró cierta sangre fría para jugar. Tenía fuerza y la saludable costumbre de salir jugando con cabeza levantada, rompiendo líneas con naturalidad. Técnica no le faltaba: en aquella Copa Libertadores Sub 20 que en semifinales enfrentó a Alianza con la 'U', el back definió su penal 'picando' la bola. Era de los más regulares entre su generación.

Lamentablemente le faltó mejor asesoría para definir su carrera. Se le promovió al primer equipo de Alianza y antes de que se asentara correctamente, optó por la alocada promesa de una fortuna en Europa (Portugal, luego Grecia sin ningún éxito) y perdió un tiempo importante de entrenar a conciencia, roce internacional y perfil profesional.

Regresó al Perú y fue ofrecido a Alianza, pero en La Victoria consideraron que tenía malos asesores y que era un elemento con desórdenes personales. Los meses seguían jugando en contra de Ascues, pero afortunadamente todavía le sobraba juventud.

Recién en San Martín podría decirse que despierta como profesional. No ha tenido aún mayores logros deportivos, pero su potencial es evidente. En la selección lo sueñan como un futuro y esto no se escribe con el objetivo de propiciar que se maree y desubique; por el contrario, él debería tener un modelo de futbolista para emular y superar.

Ojalá entienda el sentido. Está en medio de ser un descubrimiento, parecer un invento o terminar como un cuento. O cuentazo. Depende exclusivamente de Ascues delinear su hoja de ruta. Hoy conquistó dos goles, pero la gloria se conquista con los años.
 

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